Opinión
Marzo: el temor y la esperanza
Desde hace décadas el "fantasma de marzo" se ha convertido en un ícono nacional. Es como si fuera la aparición, aunque nunca igualmente bienvenido, del viejo pascuero en diciembre. Es natural: el fin de las vacaciones se junta con gastos previsibles y otros no tanto, a lo cual se suman las tensiones de la vuelta a la rutina. Este año, además, durante el verano se reiteraron las especulaciones acerca de un inminente estallido social.
Un buen resumen de estos temores lo hizo en La Tercera el comentarista Sergio Muñoz:
"Desde que se inició la ofensiva de violencia, devastación y pillaje ha estado en riesgo el régimen democrático. No hace falta demostrarlo al cabo de cuatro meses. Una coalición de fuerzas muy oscuras -en la que juegan un papel muy activo los grupos de ultraizquierda de raíz chavista- no ha cejado en su propósito de empujar a Chile a la anarquía, la ruina y el quiebre institucional".
El análisis refleja el devastador efecto del estallido social.
Esta crispación está tras la misiva "Es tiempo de un acuerdo nacional" que se conoció en la semana con más de 200 firmas, en su mayoría cercanos a lo que fue la Concertación. El documento se empezó a fraguar alrededor del 20 de este mes. Por ello, se trataría solo de "una coincidencia" su publicación después del llamado que hizo el Presidente Piñera.
Esta coincidencia causó algunas reaccione inesperadas: para unos críticos se trata de un nuevo intento de juntar a la derecha con la centro-izquierda y para otros una nueva maniobra para dividir a la oposición. Nada de eso, insisten quienes firmaron el documento: "Nuestro llamado se dirige a producir otro momento de concordia, a aprovechar la enorme fuerza de los acuerdos democráticos. Es una invitación a terminar con las estériles escaramuzas y misiles políticos sin destino ni utilidad social".
Y agregan:
"Las fuerzas políticas y sociales democráticas deberían partir de nuestra historia reciente y reflexionar sobre la conveniencia y oportunidad de un Acuerdo Nacional, pensar la política como arte de encontrar puntos de entendimiento en pro del bien superior de Chile y su pueblo… Es hora de evitar un lacerante enfrentamiento".
El acuerdo propuesto, debería centrarse en torno a tres puntos:
*Programa social relevante y sostenible.
*Paz social y orden público.
*Recuperación y crecimiento de la economía.
Y subrayan:
"En democracia, los acuerdos entre adversarios políticos o sociales son legítimos y deseables cuando por sobre las diferencias se yerguen las razones del bien común. Es el caso de Chile hoy, donde se enfrenta una crisis que afecta la convivencia democrática y afecta también los derechos y seguridad del pueblo que cada uno dice representar".
Se ha criticado que entre los primeros firmantes no estuvieran los presidentes de los partidos políticos más cercanamente involucrados. También se objeta que no se profundizara el tema de las opciones en juego en el plebiscito. Es de esperar que, cuando se publiquen más nombres que, según la prensa, se han sumado con rapidez a la iniciativa, se disipen las dudas.
En todo caso, lo más importante es que son voces moderadas y razonables ante una coyuntura plagada de incógnitas y temores.