Al borde de la muerte está el colectivero que fue apuñalado por un niño de 13 años
Internado en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso se encuentra el sanantonino Sergio Álvarez Carrasco (34) quien la tarde del lunes fue agredido en Llolleo alto. Habla su angustiada madre.
Un adolescente intenta atacar a otro menor con un cuchillo en la entrada de un almacén en Ginebra con Zapahuira en Llolleo alto. El padre del niño en riesgo de ser agredido sale del negocio y al ver lo que está pasando, se arroja para proteger a su hijo. Alcanza a abrazarlo y en ese acto recibe una certera puñalada que le perfora un pulmón y daña su corazón. Ese hombre se llama Sergio Álvarez Carrasco y se encuentra internado con riesgo vital en Valparaíso.
Los hechos ocurrieron la tarde del lunes en la Viuda 9 de Llolleo alto y han puesto en jaque no solamente la vida del colectivero de 34 años, que es padre de tres hijos, sino que también la de toda su familia, que con angustia se aferra al milagro que permita salvarle la vida.
Son horas tristes para la esposa de Sergio Álvarez, embarazada de 8 meses, también para su hijo de 12 años a quien iba dirigida la estocada y desde luego para todo el grupo familiar que ahora es liderado por María Luz Carrasco, madre de la víctima de este ataque criminal protagonizado por un adolescente de 13 años.
Nos encontramos con María Luz a la hora que viene llegando de Valparaíso. Fue por unos trámites a San Antonio después de escuchar de un médico que su hijo está en condiciones de extrema gravedad, en riesgo vital.
Dice es que todo lo que ha ocurrido "es terrible, muy difícil. En estos momentos no siento odio, no tengo rabia; lo único que le pido a la gente que siga pidiendo por la salud de mi hijo en la situación tan crítica que está pasando porque él llegó apuñalado al hospital y ahora se debate entre la vida y la muerte".
El joven chofer de locomoción colectiva ingresó al hospital Claudio Vicuña de San Antonio con una herida penetrante torácica la tarde del lunes. Su condición crítica impidió un traslado inmediato a Valparaíso y esa demora, en opinión de su madre, empeoró las cosas. "Aquí en el hospital de San Antonio él empezó a empeorar porque en este hospital no estaban las capacidades para atenderlo. El escáner estaba malo, lo llevaron a una clínica y aunque yo me lo quería llevar, los médicos no me lo permitieron por la gravedad que tenía. Así fue empeorando y aunque supliqué todos los días que lo trasladaran a Valparaíso", afirma María Luz.
Ella insiste en que reclamó por el traslado de su hijo, pero no fue escuchada. "Se los pedí una y otra vez que por favor lo derivaran y ayer (miércoles) se fue en riesgo vital a Valparaíso y en esas condiciones está ahora muy grave. Mi hijo se está muriendo, se me está muriendo mi niño, mi único hijo, yo toda la vida he estado con él y lo he apoyado porque como es solito, pues su papá murió cuando él tenía 14 años", relata la mujer al mismo tiempo que se le inundan los ojos de angustia y pena que le empapan las mejillas.
Toma aire la atribulada mujer. Se pone de nuevo las gafas oscuras que se había sacado al principio de la conversación, pero no sirve de mucho porque las lágrimas ya le cubren el rostro cuando relata que su hijo "en estos momentos está con una complicación al corazón porque tiene un pulmón perforado y ya está con problemas en el otro pulmón. Lo que pasa es que la puñalada le perforó el pulmón y le pasó a llevar el pirocardio (membrana que envuelve el corazón). Está conectado a un ventilador mecánico, con un coma inducido, en condiciones extremadamente graves, tanto que yo siento que mi hijo se me está muriendo".
Tan pronto terminara esta conversación ella viajaría otra vez al puerto vecino. Porque así son las madres. Van y vienen sin importar las distancias cuando se trata de un hijo. Son así las mamás. Son como María Luz que sufre por ver sufrir a su único hijo. "Él es mi único hijo pero aunque tuviera diez yo sentiría este mismo dolor porque los hijos son para quererlos, para cuidarlos, para protegerlos, para criarlos bien, no para tener hijos delincuentes y eso es lo que yo quiero que la gente entienda porque no tengo odio con ninguna persona y solamente quiero que se entienda que estos niños que agreden a personas, que andan con armas lo hacen porque en algún momento le van a hacer daño a alguien".
Agradecimientos
Su teléfono suena mientras conversa con diario El Líder. Nada raro, pues el aparato no ha dejado de sonar con mensajes de apoyo y muestras de cariño.
Y a nombre de su familia, María Luz Carrasco agradece. "No puedo contestar todos los llamados, le pido a la gente que me disculpe por eso, yo agradezco todo ese apoyo y lo único que quiero es que mi hijo se sane porque me lo voy a llevar de este lugar (Llolleo alto donde ocurrió el ataque) porque es un muy peligroso donde todos los vecinos están asustados por la droga, por la violencia, por estos delincuentes", explica.
Porque en estas horas inciertas, llenas de angustia y también de dolor esta madre agradece "mucho todas las muestras de cariño que hemos recibido hacia mi hijo, hacia nuestra familia; en mi caso especialmente de mis compañeras de trabajo porque como madres sabemos el dolor que causa esto".
Los vecinos
La mujer advierte que en la Viuda 9 "los vecinos de mi hijo están muy afectados con todo esto y debido a lo que le pasó a él nos han demostrado mucho apoyo. Y este es un problema que conocen y tienen todos los vecinos porque saben que ese menor de edad tiene problemas, que sus tutores o las personas responsables ya tienen denuncias y esta vez fue mi hijo, pero en otro momento va a ser otra persona. Ya es tiempo que las autoridades hagan algo porque no puede ser que un niño de 13 años que tiene personas como responsables de sus actos ande con un cuchillo causando tanto daño".
Ya no hay lágrimas en el rostro de esta madre. Las borró el viento de la tarde, o bien ella misma las guardó para otro momento porque ahora tiene que hacer otros trámites y después viajar otra vez a Valparaíso y después volver y después otra vez viajar. Porque así son las madres. Porque María Luz sabe que su hijo la necesita más que nunca y eso es lo único que importa.
"Él es mi único hijo pero aunque tuviera diez yo sentiría este mismo dolor porque los hijos son para quererlos, para cuidarlos",
María Luz Carrasco.