Tiempo para acompañarnos
por Patricia Cornejo Sotelo, ejecutiva bilingüe de Recursos Humanos, coach organizacional y directora en Maspersonas Consulting & Coaching
¿Recuerda usted qué estaba haciendo el 3 de marzo pasado cuando se declaró el primer caso de covid-19 en Chile? Desde ese día hasta hoy cuando usted lee estas líneas, la situación ha cambiado desfavorablemente, y todos los días conocemos nuevas cifras lamentables en todas partes del mundo. ¿Cuánto ha cambiado nuestra vida desde entonces? ¿Qué echamos de menos y cuánto hemos dejado de hacer? ¿Cómo estamos viviendo?
Nuestras rutinas personales, familiares y hasta la simple actividad de salir a comprar el pan o pasar a ver a un amigo, se vieron interrumpidas en unos días. Muchos de nosotros estamos separados de nuestros seres queridos y estamos comunicándonos con ellos por teléfono y otras plataformas. Sabemos que volver a juntarnos llevará algún tiempo más y estamos actuando responsablemente para contribuir a que esta situación mejore lo más pronto posible.
Hace unas semanas, vivíamos queriendo tener más tiempo. Para descansar más, para trabajar más, para terminar cosas inconclusas en la casa, para un trámite personal, para visitar a un familiar o para hacer nada. Y parece que todos en el planeta lo quisimos tanto que ahora producto de este aislamiento, de pronto tenemos mucho tiempo y con él, la posibilidad de detenernos y estar presentes. Estamos obligados, es cierto, porque no lo queríamos así, pero como la mayoría de las veces, esto no es algo que podamos controlar.
Sin embargo, hay cosas que sí podemos controlar porque dependen de nosotros. ¿Desde dónde estamos viviendo este período de distanciamiento? ¿Desde la generosidad o desde el miedo? ¿Cómo podemos aprovechar este tiempo extra para nosotros y para quienes nos rodean? ¿A qué le estamos dedicando nuestra atención y nuestra intención?
Sin duda, estos días son una oportunidad para detenernos y reencontrarnos con nosotros mismos y también con nuestros afectos, aunque sea desde la distancia. Esto implica hacer un trabajo interno, buscar oportunidades donde ayudar o servir a nuestros vecinos o nuestra comunidad, ser agradecidos y entregar armonía, en vez de transmitir miedo o inseguridad. No tenemos por qué saber o entender todo lo que está pasando en todas partes. Lo que sí podemos hacer es estar conscientes. ¿De qué? De que estamos todos en este proceso y esta crisis o metamorfosis nos trae oportunidades que depende de cada uno de nosotros aprovechar. Podemos decidir ser más amables, más serenos y generosos y tratar a las personas exactamente como queremos ser tratados, o decidir ser agresivos, egoístas e ignorar a las personas que nos rodean. La decisión es nuestra todos los días, siempre lo ha sido.
Aprovechemos esta situación que estamos viviendo para ponernos al día con nosotros mismos. Para valorar a quienes tenemos y decírselo, para leer el libro pendiente, escribirles a nuestros amigos de la vida, ordenar algún espacio, hacer algo de ejercicio, dormir más, respirar más. En fin, la lista dependerá de nuestra atención y principalmente de nuestra intención.
¿Se imagina lo positiva que puede ser esta transformación si nos acompañamos todos? Ahora que tenemos tiempo, la excusa tendría que ser otra.