Semana Santa en medio de la crisis sanitaria: se triplican los fieles online
El cura párroco de San Antonio, Vicente Véliz Rifo, llamó a confiar en que se superará este momento oscuro.
Esta fue una Semana Santa sin precedentes en la historia reciente. No hay discusión al respecto.
Lo que no hicieron los desastres naturales, ni las crisis políticas, lo hizo la pandemia del coronavirus que confinó al encierro a un tercio de los habitantes del planeta.
Y con ello se cerraron las puertas de los templos, se suspendieron todas las reuniones y surgió la necesidad de conectarse. En el caso de los fieles católicos de San Antonio, encontraron su mejor aliado en el cura párroco Vicente Véliz que con sus misas por Facebook Live ha seguido evangelizando en plena cuarentena.
Silenciosa
"Ha sido una Semana Santa con mucho más silencio respecto a lo que era esta fecha para el mundo cristiano y me refiero no solamente al silencio exterior, sino también al silencio interior. A través de las distintas transmisiones que hemos hecho y observando lo que pasa, hemos visto cómo las personas han apagado todo el ajetreo de la vida cotidiana y han abierto el corazón para conectarse mucho más con nuestras transmisiones y las que hemos observado de otras parroquias", dice el sacerdote a través del teléfono en vísperas del Domingo de Resurrección.
Sobre el número de espectadores que tienen sus misas y la repercusión del mensaje en las redes sociales, el cura párroco de San Antonio confirma que las transmisiones han sido todo un éxito más allá de las emisiones por internet. "Por ejemplo, hemos visto personas conectadas que nunca habían tenido la posibilidad de saber cuáles eran las ceremonias propias para cada uno de los días. En segundo lugar yo siento que a través de las redes sociales hemos logrado tener una unidad misteriosa, que se da a través de símbolos. Hemos podido conectar con mucha gente en distintos lugares. Por ejemplo, el día jueves se propuso poner en una bandeja unos panes, uva y vino para compartirlo y en la misa de la noche llegó una cantidad de fotos de personas en Chile y otros países que decían estar esperando la celebración de la misa".
La cruz
Con un entusiasmo que es capaz de transmitir a este lado de la línea telefónica, el carismático sacerdote cuenta que el Viernes Santo "propusimos poner una cruz y ahí también las personas nos mandaban sus fotos para que supiéramos que estaban conectados esperando el rezo del Vía Crucis. Lo mismo pasó en el Domingo de Ramos donde fue muy impresionante que llegaran videos de familias enteras en casa con sus ramos siguiendo la transmisión como si estuvieran en la iglesia, entonces por eso digo que ha sido un misterio esta unidad que se ha dado a pesar de la distancia".
Y claro, el entusiasmo de Vicente Véliz radica en la certeza que tiene de estar llegando con su mensaje de fe a mucha más gente de la que alcanzaba antes de la emergencia sanitaria. De hecho en las misas online "se ha triplicado la cantidad de gente que se conecta, el número de seguidores en relación a la presencia física. Es decir en una misa común donde suelen haber diez a quince personas, en una transmisión llegamos a tener 100 conectados y, por ejemplo, en las transmisiones donde teníamos 200 personas ahora son 600 los conectados, y hay otras tantas que reproducen el video y además están quienes lo ven después en el horario que más les acomoda. Por lo tanto, eso es más fuerza porque el horario en vivo es uno, pero la gente después sigue mirando y recrea los videos, partiendo por mí que repaso y rezo tal como se lo propongo a la gente", relata.
-Padre, ¿qué reflexión le deja el momento que estamos viviendo?
-Hay que comprender que "íbamos demasiado acelerados por la vida, pensábamos que los días y las semanas se estaban pasando mucho más rápido como si el tiempo cada vez fuera menor y el Señor nos hizo poner el pie en el freno y fue una frenada brusca, porque en marzo estábamos pensando en un estallido social que venía recargado de manifestaciones y de un momento a otro tuvimos los anuncios de Estado de Emergencia, toque de queda y tuvimos que quedarnos todos en nuestras casas".
Al mismo tiempo dice que toda esta convulsión fue de "un gran potencial para que cada uno dentro del encierro que le toca vivir comenzara a buscar la manera de conectar con la trascendencia y eso va a marcar un precedente porque no me cabe ninguna duda que mucha gente que hoy día aprendió a vivir la fe a la distancia, el día de mañana va a buscarla de manera presencial cuando nuevamente se abran los templos".