Sanantonina en Isla de Pascua: entre la cuarentena y la incertidumbre total
Solo el viernes unas 300 personas salieron de Rapa Nui porque ya no podían mantenerse tras perder sus empleos. Ya no hay vuelos comerciales y desde el "Ombligo del Mundo" Nadia Morales relata su confinamiento.
Mata ki te rangui significa "ojos que miran al cielo" en el idioma rapa nui y es, al mismo tiempo, como los antiguos isleños llamaban al territorio insular que hoy denominamos Isla de Pascua. Desde ese remoto lugar, ubicado a 3.686 kilómetros del continente, la sanantonina Nadia Morales Ibarra relata cómo han sido sus días de cuarentena luego que se detectaran cinco casos de covid-19 en la isla.
Y si bien el Ministerio de Salud levantó la medida, los propios isleños decidieron seguir la restricción que implica un toque de queda a las dos de la tarde y el encierro total a partir de ese horario.
Nueva vida
El pasado 23 de marzo se cumplieron cinco años exactos desde que, tras quedar viuda, Nadia Morales (58) dejó San Antonio y con una maleta partió rumbo a Rapa Nui, donde se estableció para comenzar una nueva vida. "Fue una apuesta porque nunca había salido de San Antonio y eso fue lo más doloroso, dejar a las hijas, a los nietos y mis papás que gracias a Dios todavía están vivos. Fue un momento muy triste porque mis hijas lloraban mucho. Pero al llegar acá, apenas se abrió la puerta del avión, sientes que la Isla te acoge con su brisa, cambia la vida", relata Nadia al teléfono.
Sobre ese cambio, la sanantonina cuenta que vivir en Rapa Nui "es otro mundo, hay mucho respeto. Para mí ir a la playa y dejar mis cosas sin preocuparme porque me iban a robar, por ejemplo, fue una cosa muy extraña si en mi casa de Alto Mirador yo tenía que vivir encerrada, como hay que hacerlo allá (en San Antonio) para que no te roben; entonces encontrarme con este respeto para mí fue muy impactante".
Sin turistas
Nadia Morales trabaja en el hotel Tekarera, frente al complejo ceremonial de Tahai, uno de los asentamientos más antiguos y bellos de la isla cuyos restos se remontan hasta el año 700 de nuestra era y es también uno los lugares más interesantes de Isla de Pascua.
Claro que la ausencia de turistas debido a la cuarentena y la crisis mundial por la pandemia del coronavirus ha cambiado por completo la rutina de la sanantonina. "En este minuto mi vida es totalmente aburrida porque voy a mi trabajo solamente cuatro horas porque no hay turistas y aquí en la isla se vive del turismo, entonces sin pasajeros lo único que hacemos es mantención en el hotel".
Sin vuelos comerciales y sin turistas que solventen los negocios locales, la situación se ha puesto compleja en Rapa Nui. De hecho, Nadia cuenta que "el viernes recién entró un vuelo que traía comestibles y se llevó a la gente que quería irse porque a muchos los despidieron de sus trabajos y ya no tenían cómo pagar el arriendo. Los arriendos aquí son muy caros; entonces se fueron unas 300 personas que habían quedado cesantes".
Sufre a la distancia
Esta sanantonina ha sufrido mucho mirando las imágenes de miles santiaguinos dejando la capital rumbo al Litoral Central porque, según opina, "se trata de personas inconscientes y egoístas que no son capaces de darse cuenta del mal que está golpeando al mundo con un virus mortal. Lloré mucho cuando veía las cadenas de vehículos rumbo a San Antonio"
Su angustia tiene que ver con que en este puerto están sus padres, sus hijas, y sus nietos encerrados para no contagiarse al mismo tiempo que miles de personas vienen a pasear por esta zona aumentando el riesgo de contagios. "Los ricos son indolentes, no tienen piedad con la gente pobre, no hay empatía, no tienen ningún respeto y por eso sufro porque mis hijas están encerradas. Una de ellas trabaja en un consultorio y cuando llega a la casa se tiene que desnudar antes de entrar porque ahí está su hijo, su hermana, su sobrino. Ellas no salen a ninguna parte, se cuidan porque toman conciencia de lo que está pasando, entonces da mucha rabia que los ricos no tengan piedad por los más pobres".
La conversación con Nadia se interrumpe porque justo en medio de la entrevista llegan a fumigar la cabaña donde vive. El covid-19 no es la única preocupación que tienen los isleños ya que también las medidas de protección contra el temido dengue son estrictas y toca suspender el diálogo hasta un par de horas más tarde.
Al volver a conectarse, nos cuenta que en el centro de Rapa Nui, cuyos comercios se extienden desde la salida del aeropuerto internacional Mataveri por la avenida Atamu Tekena, prácticamente hasta la calle Te Pito Te Henua, "había filas de gente tratando de comprar sus cosas, pero todos respetando la distancia, entran de a uno a comprar, aunque ya no hay mucho que comprar porque, por ejemplo, aquí ya no ven acelgas, zanahorias, pimentones, así que hay que arreglárselas con un arroz con huevo no más".
Optimista
Con decidido optimismo Nadia Morales asegura estar confiada en que en el corto plazo la pandemia del covid-19 "no va a crecer aquí en la isla porque los cinco casos que hay acá están controlados y les van dar el alta la próxima semana. Y no hay más casos. De hecho, hay hoteles que se llevaron a su personal a vivir a sus dependencias para que no tengan que pagar arriendo y puedan seguir trabajando hasta que vuelvan los turistas por ahí en junio".
2015 Nadia Morales dejó el puerto de San Antonio y se estableció en la Isla de Pascua.