La manicurista que pone arte y color en las manos de las sanantoninas
Sofía Ormazábal es una talentosa exponente del nail art o diseños a mano alzada en uñas de pies y manos, embelleciéndolas con una gama de colores que son tendencia en la moda.
Hace años que hacerse la manicure se convirtió en el complemento imprescindible para perfeccionar el look de muchas mujeres, además, tener las manos saludables es sinónimo de una persona preocupada por su imagen y salud.
La manicurista y pedicurista Sofía Ormazábal (26), con su experiencia y creatividad en nail art -especialización en pintar a mano alzada-, puede ayudar a mantener las uñas de pies y manos impecables, bellas y coloridas sin moverse de su hogar. Esta joven sanantonina va a domicilio, con mascarilla y guantes, para prevenir la posibilidad de contagio de covid-19.
"Las manos revelan aspectos de la personalidad y si eres de las personas que ama el color en su vida, aquí estamos para crear un bonito y original diseño en tus uñas. Siempre con precaución. Desde mucho antes del coronavirus la mascarilla y guantes eran implementos que estaban asumidos en mi vida para evitar cualquier tipo de contagio", asegura.
A la moda
El nail art se ha transformado en una tendencia que llegó para quedarse. Decorar las uñas y realizar diseños creativos se apoderó de muchas mujeres, de igual forma el esmaltado permanente ya que deja un acabado más brillante, pulcro y que por sobre todo, dura mucho más tiempo.
Las estadísticas muestran que el mercado de las uñas ha crecido sobre todo porque la chilena se ha atrevido más a usar cosas nuevas. Es que no hay mujer que no se preocupe de su aspecto físico, siendo la manicure el rubro que mejor lo sabe.
Sofía dice que siempre está leyendo, buscando y estudiando las últimas tenencias de la moda para ofrecerle a sus clientas sanantoninas. "No hay nada más relajante para una mujer que hacerse las uñas. Muchas lo consideran un espacio para sí misma".
La profesional explica que lo que está de moda son las uñas de gel, acrílico o polygel. "Yo me dedico a las uñas acrílicas y esmalte permanente donde hay todo un mundo de nail art que se puede inventar y desarrollar de acuerdo con lo que pide la clienta".
"Me gusta trabajar bien. Creo que eso es lo que me ha llevado a ser lo que soy hoy, una profesional sincera de mis conocimientos para poder entregar un buen servicio", agrega.
-¿Es imprescindible entonces ser buena para el dibujo y tener buen pulso para desarrollar tu labor?
-Desde chica siempre me gustó dibujar, no soy una artista, pero tomo la uña como un lienzo preciso para poder mostrar mi arte. Igual se necesita harto pulso, capacidad y práctica, y yo soy súper perfeccionista; así que, si hay algo que no me gusta, lo arreglo, y si tengo que desarmar la uña completa, lo hago, la idea es que la clienta quede conforme.
-¿En un futuro piensas instalar tu propio salón de belleza?
-En verdad me acomoda mucho hacer domicilio porque tengo clientas que son mamás, otras trabajólicas, dueñas de casa y otras que simplemente no les gusta ir a un salón de belleza. A ellas les acomoda mi sistema porque les evito el tiempo que ocupan en traslados o espera de atención en un salón. Mi servicio demora más o menos dos horas y en su casa tienen la posibilidad de ver a sus niños, al marido y estar con la familia en caso de cualquier cosa.
"Incluso tengo clientas que las conocí embarazadas y hoy sus hijos tienen cuatro años; al final he ido creciendo con la maternidad de muchas", agrega.
-¿Qué tipo de productos ocupas?
-Podría decir que soy la primera en trabajar con los productos Bluesky en San Antonio, marca que conocí a través de una exponente de nail art en Chile, Camila Grimaldi. Ahora esa empresa es muy grande y tiene hasta una academia. Son perfectos para hacer diseños, usar con pigmentos, foil o pegatinas. Son muy top, por lo que los recomiendo.
El comienzo
Cuando Sofía Ormazábal egresó del colegio Sara Cruchaga en el 2010, estudió un año Nutrición en la Universidad del Pacífico. Luego de eso se tomó un año sabático para finalmente decidirse por estudiar peluquería en el Instituto Domeyko en San Antonio. Dos meses antes de graduarse ya estaba trabajando en el salón de belleza "Rossy", en Llolleo.
"Agradezco haber trabajado en 'Rossy' porque me cambió la vida. Esa fue la cuna de mi aprendizaje y lo que me permitió descubrir que el rubro de la manicura no era solamente pintar uñas, sino que abarcaba todo un mundo basado en la cultura de la belleza que es tremenda y fascinante".
En Rossy estuvo dos años con horarios de lunes a viernes porque el sábado viajaba a Santiago a estudiar cosmetología en la prestigiosa academia Levinia Manfredini.
"Quise complementar lo que ya estaba haciendo y así ir capacitándome para el futuro. Cuando dejé de trabajar en Rossy, me fui a otro salón de belleza donde solo me dedicaba a la manicure y pedicure. Fue en este lugar que decidí independizarme y comenzar con mi emprendimiento. Siento que fui valiente ya que me tiré a lo que fuera, me fue bien y salí fortalecida", recuerda con orgullo.
-¿Cómo fue el comienzo como trabajadora independiente?
-No fue tan complicado como yo pensaba. Yo me lo tomé en serio desde un principio. Además, tenía mi cartera de clientas, las que fui fidelizando gracias a mi trabajo en los salones de belleza. Ellas me han seguido desde el comienzo de mi carrera, además fueron pasando el dato a sus amigas y así me fui haciendo conocida. El boca a boca me ayudó harto y también Facebook. Llevo 3 años trabajando sola y me va muy bien.
"De hecho el primer año solo me movía en transporte público, salía con mi maleta y andaba todo el día afuera visitando clientas. Ahorré y ahorré hasta que pude comprar mi propio auto y todo se facilitó un poco más. Ahora puedo trasladarme tranquilamente y con todos los productos de trabajo entre San Antonio, Santo Domingo, San Juan, la costa y hasta Santiago. Voy donde me contacten", dice.
-¿Cómo ha sido el proceso de aprendizaje durante el último tiempo?
-Desde que me independicé ha sido un largo proceso donde he ido adquiriendo nuevos conocimientos. En tres años se nota la diferencia de cómo he crecido. Ahora, por el tema de la contingencia, no he tenido tanto trabajo porque es algo obvio, pero siempre estoy con la agenda llena, muy solicitada y mis logros se ven en lo que he ido adquiriendo como cursos o mi propio transporte que lo necesito para llevar mis herramientas de trabajo.
-¿Ha bajado mucho el trabajo por el tema del coronavirus?
-Ha bajado harto y solo me he limitado a atender a clientas que son más frecuentes. No estoy atendiendo a gente resfriada, enferma, tampoco a personas que hayan viajado por un tema de autocuidado. Cuando trabajo voy directo a la casa de la clienta, subo a mi auto y vuelvo. Si tengo que comprar, voy a lugares específicos que son almacenes pequeños donde no anda mucha gente, al supermercado no voy para no contagiarme porque igual estoy expuesta pero siempre con harta precaución. Desde antes tenía asumido el uso de mascarillas y guantes.