Los sanantoninos que la rompen con llamativas zapatillas pintadas a mano
Con esfuerzo y sacrificio, Andy Millán y Carla Peñailillo han sacado adelante su emprendimiento de confección de distintos productos con un sello único e irrepetible.
Para muchas personas, la decisión de emprender surge ante la necesidad de generar ingresos extra para el hogar. Aunque para otros, se vuelve un trabajo de tiempo completo donde pueden explotar sus habilidades por medio de algo que los apasiona.
Este último es el caso de la pareja conformada por los sanantoninos Andy Millán (35) y Carla Peñailillo (27), quienes crearon Inbean, un emprendimiento dedicado a la confección de productos como zapatillas, bolsos, polerones y gorros, de manera totalmente personalizada.
La idea surgió a mediados de 2016, y el enfoque que tenía el rubro era totalmente distinto al de ahora. El negocio nació como una tienda virtual que ofrecía té con distintos sabores naturales y producidos por la pareja. Pasado un tiempo, llegaron a tener 15 variedades de té, pero Carla quedó embarazada y resultó ser de alto riesgo.
"A veces teníamos que ir todos los días al hospital y también estaba el tema de que yo trabajaba en otra cosa y compatibilizaba con Inbean. Nuestra hija nació prematura y a mi mujer la tuvieron que operar, entonces todo era más complicado y tuvimos que dejar el área del té. Nuestra pequeña está totalmente sana ahora, pero en su momento fue un proceso complicado el compatibilizar tantas cosas", recuerda Andy Millán.
-¿Cuándo el emprendimiento tomó el enfoque que tiene ahora?
-Mi mamá es costurera y modista. Siempre le pedía a ella que me hiciera o arreglara cosas. Hasta que un día me regaló una de las máquinas de coser que no usaba. Ya me había enseñado a utilizarla cuando chico. Me dio eso y unas telas, y ahí empezó todo, por el regalo de mi mamá.
Al principio la pareja confeccionaba juguetes de niños con distintos tipos de telas y texturas, para que así resultaran más atractivos. Resultó ser una buena idea, sin embargo, no perduró mucho, ya que las ventas comenzaron a decaer, por lo que tuvieron que volver a reinventarse para así atraer nuevamente al público.
En esa búsqueda, a Millán se le ocurrió comprar pinturas textiles y hacer diseños propios. "Yo seguía trabajando en un lugar aparte, algo como más estable. Siempre había sido muy bueno para el dibujo y la pintura. Así que decidí comprar pinturas textiles chinas, que eran más económicas y probar. Partí con los juguetes de niños y después con los bolsos o carteras que estábamos confeccionando. Mi meta siempre estuvo en poder pintar zapatillas a mano y que no fueran estampadas", reconoce el emprendedor.
-¿Se pudo cumplir esa meta en algún momento?
-Sí, compramos unas zapatillas en cuanto pudimos y probamos suerte. Empecé pintándolas con dibujos ligados al animé. Nos fue bien y nos decidimos a comprar zapatillas en una gran cantidad. Desde ahí no paramos con esto. De a poco fui mejorando la técnica y dándome cuenta que podía hacer más de lo que yo pensaba.
Crecimiento
Cuando las zapatillas con pintura a mano fueron generando más demanda, la pareja comenzó a implementar la pintura en otros productos, como gorros y polerones, sobre todo apuntando a un público más juvenil.
Ante la alta cantidad de pedidos, a Carla Peñailillo se le ocurrió que podían incorporar entre sus productos, algunos que fueran estampados y requirieran de una menor inversión. Por lo mismo, decidieron comprar una máquina especial para estampar poleras y polerones. Al poco tiempo el espacio se les hizo chico.
-¿Siempre han tenido el taller en su casa de San Juan?
-Sí. La diferencia es que al principio no teníamos tantos implementos. Por más que habíamos destinado una pieza de la casa para eso, terminábamos igual haciendo algo en el living, que era un espacio totalmente familiar. Cuando nos dimos cuenta de eso, decidimos cambiar el taller a la pieza de nuestra hija chica y así tener todo en un solo lugar, para que además fuera más cómodo.
-¿Han tenido que invertir mucho?
-Sí, totalmente. Al principio solo teníamos la máquina de coser que me dio mi mamá. Hoy tenemos cuatro y hace mucho tiempo que ya no usamos la plancha de la casa para algunos estampados, porque compramos una más grande. Y yo mismo empecé a hacer algunos implementos que usamos, como mesas con luz o mesones.
Mucho trabajo
A pesar de que el negocio crecía día a día, Andy Millán seguía en otro empleo para mantener a su familia y en sus tiempos libres ayudaba a su esposa, además de encargarse de los pedidos que requerían pintura.
Sin embargo, la carga laboral, el tiempo en familia y los pedidos comenzaron a afectar su salud.
"Muchos días me quedaba hasta tarde haciendo pedidos. Alguna veces pasaba de largo y otras dormía cerca de tres horas, para después levantarme a las siete de la mañana y así ir a trabajar. Los dolores de cabeza eran constantes al igual que el cansancio. Tiempo libre que tenía lo usaba para trabajar. Cuando notamos que Inbean generaba buenos recursos y tenía harto movimiento, dejé de trabajar apatronado como se dice, para pasar a tener un empleo con mi mujer totalmente autogestionado", afirma el artista detrás del emprendimiento.
Reinventarse
La pareja coincide en que existen periodos del año en que tienen más movimiento y encargos. Además, son usualmente contactados desde otras regiones del país.
"Hemos hecho envíos incluso a Tierra del Fuego y Arica. Siento que nos llegan más pedidos de fuera de San Antonio que de aquí mismo, pero la Toletolers Gamer es una de las mejores oportunidades para nosotros. En una ocasión acabamos todo el stock que llevamos, ahí solo participamos con productos de animé, que se solicitan mucho", explica Millán.
-¿Ha sido difícil compatibilizar el emprendimiento con la familia?
-Un poco, tenemos una hija chica, mi mujer tiene un hijo y yo tengo una hija. La más chica está siempre presente cuando estamos confeccionando, que es gran parte del día y, como es pequeña, igual hay que prestarle atención. Los más grandes notan que, pese a todo el tiempo y esfuerzo que con Carla tenemos que invertir, el emprendimiento da sus frutos.
-¿Fue beneficio reinventarse?
-Totalmente, incluso ahora decidimos hacer mascarillas con diseños pintados por nosotros. Esa es otra de las técnicas que hemos necesitado pulir, porque siempre es necesario entregar un buen servicio a la gente que confía en nuestro trabajo.
"Un día me regaló una de las máquinas de coser que ella (su madre) no usaba. Ya me había enseñado a utilizarla cuando chico",
Andy Millán,, emprendedor.
"Cuando notamos que Inbean generaba buenos recursos y tenía harto movimiento dejé de trabajar apatronado",
Andy Millán,, emprendedor
"Siento que nos llegan más pedidos de fuera de San Antonio que de aquí mismo",
Andy Millán,, emprendedor