Prevención de incendios en el hogar es tarea de todos
por Jaime Andrés Cepeda Catalán, ingeniero en Prevención de Riesgos, docente educación superior.
Quisiera comentar un tema muy importante, el cual ocurre comúnmente en nuestra sociedad, acrecentándose en el periodo de otoño e invierno sin percatarnos muchas veces del enorme daño que produce.
Me refiero a los incendios estructurales que se generan en la mayoría de los casos por acciones y condiciones inseguras que muchas veces subestimamos y que pueden transformarse en una tragedia que provoca pérdidas materiales, daño medioambiental y lamentablemente pérdidas de vidas.
Las causas más comunes en la ocurrencia de estas emergencias suelen ser: sobrecarga y deficiencia en el sistema eléctrico; manejo descuidado de fuentes calóricas, principalmente al dejar cocinas encendidas, prender fuego en lugares donde existen elementos combustibles o inflamables; secar ropa cercana o sobre sistemas de calefacción; dejar planchas conectadas al sistema eléctrico cuando no se utilizan; falta de mantención en sistemas de calefacción (estufas, chimeneas o salamandras) que se utilizan dentro del hogar; trabajar con equipos de llamas abiertas o que generen partículas incandescentes cercano a material combustible, entre otros.
Por lo anterior es muy importante implementar medidas preventivas para disminuir la posibilidad de ocurrencia de estos siniestros, aplicando las siguientes recomendación es: no sobrecargar sistemas eléctricos, ni intervenirlos, revisar su estado por parte de personal técnicamente autorizado; revisar ductos de chimeneas, salamandras y campanas de extracción, revisando que se encuentren limpias y no obstruidos por algún material; en el caso de estufas portátiles o sistemas de calefacción, cerciorarse siempre que estos queden situados en un lugar seguro y fijo, alejado de materiales combustibles tales como cortinas, papeles o muebles, estableciendo mantención y revisión periódica y apagarlos antes de ir a dormir; no utilizar sistemas de calefacción para secar ropas u otros elementos combustibles; mantener supervisión en cocinas, en especial cuando se encuentran encendidas; desenchufar planchas y dispositivos eléctricos cuando no los utilice; nunca dejar a los menores de edad solos en su hogar, deberán estar siempre al cuidado de un adulto; no realizar trabajos en los cuales utilice llamas abiertas o partículas incandescentes en lugares donde existan elementos inflamables y combustibles; mantener el orden y aseo permanentemente en aquellos lugares donde se acumulen desechos y desperdicios; si es posible, disponer de un detector de humo en su hogar y un extintor de polvo químico seco multipropósito, adecuado para la clase de fuego, ubicándolo en un lugar visible y accesible para ser ocupado en caso de un principio de incendio.
Siguiendo estas medidas preventivas y de cuidado podremos aportar significativamente en la disminución de los incendios que se generan en nuestras comunidades, aportando de esta manera cada uno de nosotros con buenas decisiones para contribuir en la generación de una cultura preventiva permanente.