Las grandes amigas que ahora son socias en un emprendimiento
Las sanantoninas Valentina Carrasco y Jennifer Valenzuela se conocen desde tercero básico y aseguran que la confianza y la honestidad han sido vitales para mantenerse unidas. Confeccionan estilosos monederos, estuches y cosmetiqueros.
Para muchos, la amistad puede ser una parte fundamental en el crecimiento personal. Así ha sido la relación de Valentina Carrasco (20) y Jennifer Valenzuela (20), quienes crearon un emprendimiento solo para probar suerte en San Antonio.
Se conocieron en tercero básico, en el año 2008, en el colegio Nueva Providencia. Desde ese momento se convirtieron en las mejores amigas. Tan grande fue su amistad que decidieron lanzar juntas un negocio con una página en Instagram que hoy tiene más de 700 seguidores.
Así empezaron
"Todo comenzó cuando en febrero de 2019 fui de vacaciones al sur de Chile y vi que unas niñas vendían unos estuches con cintas de distintos colores y le conté a Jennifer. Cuando volví a San Antonio, le mostré cómo eran y se nos ocurrió que podíamos hacer unos nosotras mismas", recuerda Valentina.
Hoy compatibilizan el emprendimiento con sus estudios superiores en Valparaíso. Valentina estudia ingeniería civil biomédica en la Universidad de Valparaíso y Jennifer, tecnología médica en la Universidad Viña del Mar.
-¿Cuándo comenzaron a confeccionar los primeros productos?
-Jennifer: La "Vale" me trajo un estuche de regalo, que aún lo tenemos como un recuerdo del inicio. Cuando vimos que quizás no era tan difícil hacerlo, compramos algunas telas y cintas para confeccionar uno. El tema es que nos dimos cuenta que no sabíamos coser. Habíamos visto a algunas personas, pero ninguna sabía usar la máquina de coser.
Ante esa complicación, las amigas no se dieron por vencidas con su idea. Le pidieron ayuda a la madre de Jennifer y poco a poco han ido mejorando su técnica.
"El primer paso fue que mi mamá nos enseñara a coser. Ese fue un gran avance y una gran ayuda. De a poquito nosotras igual nos ayudamos con tutoriales en internet para así ir aprendiendo otras cosas. Siempre buscábamos que quedaran lo mejor posible", dice Jennifer.
-¿Y las ventas cuándo partieron?
-Valentina: Hicimos algunos diseños, que obviamente no estaban hechos tan prolijamente como ahora. De a poco nos hemos ido perfeccionando. Cuando tuvimos los primeros estuches listos, creamos el Instagram para ver si se vendían y funcionó súper bien. Cuando entregábamos nos juntábamos con cada persona para darles el producto, porque nos emocionaba que hubieran sido vendidos. Ahora es distinto y juntamos a varias clientas para el mismo día.
Pese a su entusiasmo y ganas de seguir aprendiendo y creando, llegó marzo y estas amigas residentes del sector Alto Mirador tuvieron que retomar sus estudios.
"La Vale entraba a segundo año en la universidad el año pasado y yo a primero. Nos comenzamos a dedicar a nuestras carreras que era algo que claramente nos apasiona, entonces dejamos de lado el emprendimiento (Cab.sapii) por todo el año y vinimos a retomarlo en diciembre del año pasado", cuenta Jennifer.
-¿Por qué volvieron en diciembre?
-Valentina: Todo surgió porque decidimos inscribirnos en una feria navideña. Creamos varios modelos de monederos, estuches y cosmetiqueros y fueron un furor. Esa feria navideña fue la mejor instancia, porque muchos prefieren regalos que crean emprendedores. Nosotras vendimos todo el stock que llevamos. Eso para nosotras fue como el impulso a seguir, porque nos dimos cuenta que a la gente le gusta lo que hacemos y que, por tanto, tanto esmero en aprender a coser y confeccionar, estaba rindiendo frutos.
Mejores amigas
Para estas dos amigas y socias, Cab.sapii surgió netamente como un pasatiempo. Debido al receso que tomaron por sus estudios, pensaban que las ventas no volverían a tener el mismo ritmo, sin embargo, se equivocaron.
Contra todo pronóstico, Jennifer y Valentina se han mantenido en pie desde que retomaron la confección de productos en diciembre pasado. Además, sienten que se complementan en cada una de las creaciones que realizan.
"Con la Jenni nos complementamos muy bien a la hora de crear los productos. Trabajamos las dos a la par. A ella le gusta mucho juntar y unir las telas. Por otro lado, a mí me gusta mucho el tema de terminar las costuras y dar los detalles más perfeccionistas después de la unión", detalla Valentina.
-¿Creen que el emprendimiento ha traído algún problema en su amistad?
-Valentina: La verdad no, siempre hemos estado juntas, desde que nos hicimos amigas y nunca hemos tenido problemas, ni siquiera cuando partimos con la tienda. Somos súper unidas y creo que la sinceridad entre nosotras ha sido vital en todos estos años.
Jennifer: Creo que eso es lo vital. Desde que somos chicas nos prometimos que cuando algo nos molestaba nos lo diríamos y eso ha ayudado mucho en la complicidad y en la confianza que nos tenemos. Tampoco siento que por decirnos lo que pensamos se tenga que generar una discusión, porque si alguien es un amigo y nos dice las cosas, es porque nos quiere y siempre querrá lo mejor para uno.
-¿Creen que fue buena idea involucrarse en este emprendimiento?
-Jennifer: De todos modos, con la Vale no solo somos mejores amigas, sino que somos casi como hermanas y nuestras familias siempre se han dado cuenta también de eso. Nuestras familias saben que hacemos esto porque nos gusta y que por lo mismo le ponemos tanta dedicación a los productos. Cuando salimos de cuarto medio, nuestra idea siempre fue vivir juntas, pero yo me tomé un año para hacer un preuniversitario y sabía que la Vale quizás allá (Valparaíso) se sentía sola sin mí. Cuando el año pasado entré a estudiar nos fuimos a vivir juntas, entonces, nosotras siempre hemos estado unidas, pase lo que pase.
-¿Qué les parece que ahora no se puedan ver tanto como antes?
-Valentina: Antes hasta vivíamos juntas y ahora solo nos vemos de pasada algunos días para entregarnos los materiales de un pedido. Lo bueno es que vivimos cerca, entonces cuando una le lleva las cosas a la otra, esperamos en una ventana y nos hablamos un poco, pero nada más.
Ambas sanantoninas coinciden en que, gracias a sus madres, han podido alcanzar gran parte del éxito que tienen, principalmente por todos los conocimientos y ayuda que han obtenido de ellas.
"Nunca hubiéramos podido partir sin la ayuda de la mamá de la Jenni, porque tenemos que tener en cuenta que ella nos enseñó a usar la máquina de coser y eso fue una parte primordial al crear Cab.sapii. Mi mamá ha sido un gran apoyo en estas semanas también. Estábamos acostumbradas a comprar los insumos en Valparaíso porque ambas vivíamos allá, pero ahora las cosas han cambiado. Mi mamá trabaja en el centro de San Antonio, entonces ella nos trae las cosas si es que necesitamos y así nadie más de nuestras familias se expone", afirma Valentina.
Por su parte, Jennifer concuerda en que "todo nuestro esfuerzo ha generado frutos. Este emprendimiento nos ha ayudado mucho a nuestro crecimiento personal. Para el Día de la Madre tuvimos pedidos hasta muy tarde, pero los hacíamos igual porque la gente confía en lo que uno hace y eso nos alienta a seguir creando y a mantener este pasatiempo que tan bien nos ha hecho".
"De a poquito nosotras igual nos ayudamos con tutoriales en internet para así ir aprendiendo otras cosas. Siempre buscábamos que quedaran lo mejor posible",
Jennifer Valenzuela, emprendedora.
"Todo surgió porque decidimos inscribirnos en una feria navideña. Creamos varios modelos de monederos, estuches y cosmetiqueros y fueron furor",
Valentina Carrasco, emprendedora.