Fileteadoras de pescado viven su peor crisis: el coronavirus las tiene sin ingresos
Un grupo de 15 mujeres de la caleta sufre un duro revés económico por culpa de la emergencia sanitaria que las dejó sin poder mantener a sus familias. Estos son sus dramáticos relatos.
El que solía ser un espacio bullente de San Antonio, también acaso una de las postales típicas de este pueblo nacido de las manos de antiguos pescadores artesanales, es ahora un paisaje triste y vacío. Penan las ánimas por la caleta de pescadores Pacheco Altamirano, cuya actividad, por la emergencia sanitaria, se redujo a dos días por cada semana y la crisis económica para los pescadores es también un mayúsculo drama para toda la cadena productiva.
Uno de esos eslabones, quizás el más débil, es el que conforman las mujeres limpiadoras de pescado, que en simultáneo con la partida de la emergencia sanitaria vieron mermados sus ingresos familiares, porque había menos pescado para filetear. Hasta hace poco era menos el pescado, pero por estos días ya ni siquiera hay vísceras para arrancar.
Ximena Garay Tobar, presidenta del Sindicato de Limpiadoras Fuerza de Arauco, que agrupa a unas 15 mujeres, advierte que "ahora se trabaja un día a la semana y con mucha suerte nos llevamos diez mil pesos para la casa. Somos mujeres jefas de hogar, hay niños en nuestras casas, tenemos nietos y con esa plata que juntábamos limpiando pescado podíamos mantener a nuestras familias, pero ahora con el cordón sanitario ya no entra ni sale nadie. La caleta está vacía, no hay pescado para limpiar y nuestras familias ya no tienen qué comer".
Necesitan ayuda
El drama de estas mujeres es complejo. Lo explica bien Ximena Garay cuando dice que "aquí ninguna de nosotras tiene sueldo, trabajamos al día y no hemos recibido bonos, ni ayuda, ninguna cosa. Somos limpiadoras de pescado que trabajamos por la propina y ahora como está todo cerrado los clientes ya no llegan, tampoco salen personas con pescado de la caleta y eso nos afectó demasiado porque nuestros clientes eran los comerciantes que llevan pescado a la feria, a las poblaciones, la misma gente que venía a comprar pescado al muelle".
Denisse Mateluna es fileteadora de pescado y madre de una guagüita de siete meses. Ella relata que "con la platita del (subsidio) familiar y con lo que gano aquí me las arreglo para mantener mi casa; pero ahora venimos por si hay algo pero nos estamos yendo a la casa sin ni uno. Antes podíamos trabajar todos los días y algo se juntaba. Ahora nos podemos hacer $20.000 a la semana, pero para repartir entre tres. Y hay que hacerlo porque es lo único que tenemos, ya que tampoco nos llega ninguna ayuda".
"demasiado malo"
Evelyn León también dependía de este trabajo para llevar el sustento a su familia. "Está demasiado malo. Ya no vienen los caseros, tampoco hay compradores y venimos para ver si nos podemos hacer unas moneditas que igual sirven. Se trabaja el martes, el jueves y a veces el viernes, pero ahora no siempre hay pescado para limpiar, así que hay días que nos vamos sin nada", confiesa.
Los días son duros en la caleta para este grupo de mujeres. Son problemas que se suman, como la propia dirigenta Ximena Garay, que a sus 56 años es enferma crónica. "Ya no quiero bajar a la caleta porque me da mucho miedo enfermarme con la humedad y el frío. Algunas de mis compañeras también son enfermas crónicas y ya no tenemos cómo sustentarnos. Hemos ido a la municipalidad, a la Gobernación Provincial y no hemos conseguido ninguna ayuda. Las limpiadoras de pescado estamos totalmente abandonadas".
Evelyn León confirma lo que reclama la dirigenta. "No tenemos ningún tipo de ayuda y dependemos de este trabajo porque llevamos años haciendo esto para mantener a nuestras familias. Da mucha angustia pasar por todo esto porque aquí no anda nadie y tenemos mujeres mayores que ya ni vienen porque gastan plata en los pasajes y no ganan nada. Ahora de verdad necesitamos que nos ayuden porque las limpiadoras lo estamos pasando mal".
"Con el cordón sanitario ya no entra ni sale nadie. La caleta está vacía, no hay pescado para limpiar y nuestras familias ya no tienen qué comer",
Ximena Garay,, dirigenta de las limpiadoras de pescado