La compleja realidad de los niños con autismo en medio de la pandemia
Especialistas entregan su visión y consejos para que los menores puedan enfrentar la emergencia sanitaria y el confinamiento de la mejor manera.
Los días de confinamiento producto de la crisis sanitaria desatada por el covid-19 pueden resultar frustrante para cualquiera.
La falta de comunicación física con los cercanos y el aislamiento social puede generar ansiedad en las personas, según los expertos.
Para los niños con TEA (trastorno del espectro autista) esta realidad puede ser aún más compleja, ya que sus rutinas son mucho más estructuradas en comparación con el resto de la población.
"Ante la situación de pandemia, todo niño se enfrenta a las mismas complicaciones al igual que sus padres. Existe incertidumbre y poco entendimiento acerca del proceso que se está viviendo. Sin embargo, los niños con TEA no están acostumbrados a que sus rutinas cambien. Durante este período se puede generar, en muchos casos, una descompensación o incluso una modificación de conducta y, por lo mismo, se debe trabajar y tener un apoyo", analiza José Soto, fonoaudiólogo del Centro de Rehabilitación Integral Aktion Sonnenschein (Crias) en San Antonio.
Debido a lo anterior, varios profesionales de este centro han continuado atendiendo a los niños durante la emergencia sanitaria, pero ahora de manera online.
"Siempre se dice que ellos (los niños con TEA) son muy estructurados y esta situación no ayuda para nada. Muchos asisten al colegio y, por lo mismo, la rutina diaria se ve quebrada ahora. Sin embargo, es súper beneficioso para ellos que los mismos horarios que se tenían anteriormente sigan, pero esta vez con quehaceres dentro de la casa", plantea Gabriela Bernal, terapeuta ocupacional de Crias.
Consejos
Dentro de las recomendaciones que entrega la profesional para implementarlas en casa, está realizar un calendario diario de actividades, ya que los niños con este trastorno no acostumbran a tener rutinas improvisadas en el momento.
"Hay varios métodos para llevar una rutina y cualquiera lo puede hacer, pero lo que más funciona es tener un calendario planeado por día. Por ejemplo, si en la casa tenemos un patio o plantas, podemos dedicar los lunes a la jardinería. Los martes, quizás, se puede ayudar a hacer almuerzo o un postre entre todos. Algo que siempre es bueno para trabajar sus habilidades es que ellos tengan labores designadas dentro del hogar acordes a su edad. Por ejemplo, hacer la cama o poner la mesa, ayudar a barrer o a sacar el polvo. Solo es cosa de irse adecuando con cada niño", explica Bernal.
Además, la especialista aconseja que los niños vayan recibiendo estímulos positivos para evitar la frustración, sentimiento muy habitual en personas con esta condición, debido a la desorganización de su esquema habitual. "Es muy importante que en el proceso los niños no se frustren y que lleguen a entender la situación por la que atraviesa el país. Para ello es necesario utilizar términos comprensibles al respecto".
En ese escenario se encuentra Paola Ladrón de Guevara, cuyo hijo, Juan José, de seis años, vive con este trastorno.
"Los niños con TEA, además de ser muy estructurados, son súper literales. Por lo mismo, he estado trabajando con él para que pueda entender por qué no podemos salir y por qué no está asistiendo al colegio. Cuesta un poco, como con cualquier niño, pero busco explicarle la situación con videos acordes a su edad", relata.
Esta madre sanantonina cuenta que están tomando todas las precauciones para evitar un contagio al interior de la familia. De hecho, casi todas las compras las están haciendo desde su propio hogar. "El tema es que cuando viene alguien a dejar un encargo, él les grita que se vayan, porque ya entiende que nadie externo a la casa puede venir. Se le explica quién es, que no entrarán y se resuelve el tema", afirma la progenitora entre risas.
-¿Cómo ha resuelto el tema de las rutinas?
-Durante el año Juan José asiste al colegio y se guía mucho con esos horarios. Ahora estamos haciendo horarios en la casa, pero aplicándolos a las labores del hogar y viendo qué puede hacer aquí. Donde vivimos tenemos gallinas, así que él está encargado de ir todos los días a abrirles la puerta para que salgan, siempre bajo supervisión. Otra cosa que tiene a cargo es darle la comida al perro. Siempre hay que ver antes qué haremos cada día, porque para él no existen los días que se improvisan.
Tareas y el colegio
La mayoría de los niños que asisten a terapia con Gabriela Bernal y con el fonoaudiólogo José Soto se encuentran en etapa escolar.
"Es importante que todo se haga con calma, porque no es la idea que los padres o el niño se abrumen. No hay que volverse locos a la hora de cumplir con las tareas porque a veces son muchas. Además, los niños no tienen el mismo ritmo de aprendizaje en la casa que en el colegio. Son dinámicas totalmente distintas y, por lo mismo, los papás no siempre tienen los conocimientos para ello", asevera Soto.
-¿Existen otras recomendaciones a la hora de hacer las tareas del colegio?
-Gabriela Bernal: Suele ser muy importante el espacio en el que estas se hacen. Por ejemplo, si se decide que el niño hará las tareas en la mesa de cocina, siempre tienen que realizarse allí. De esta forma, ellos asociarán que cuando en ese lugar están los cuadernos y los lápices, harán tareas. Ahora, si dentro de la casa tenemos un espacio como un escritorio u oficina, mejor aún. No siempre hay que ser tan estrictos con el tema de las tareas, porque al igual que todos, tenemos días buenos y malos.
José Soto: Una buena técnica a la hora de trabajar es relacionar los intereses del niño con ciertas actividades. Pongámonos en el caso de un niño que le gustan los planetas, ahí podemos aplicar tareas del colegio con ese tema o ver un video, toda ayuda es bienvenida.
Con las recomendaciones de la terapeuta, Paola Ladrón de Guevara y su hijo han enfrentado el panorama del colegio.
"No me tomo a la ligera lo del colegio, pero tampoco lo saturo con el tema. Tengo el beneficio de ser educadora diferencial, pero no por eso tengo que hacer que él se frustre al estar todo el día haciendo tareas", reconoce la madre.
Terapias y actividades
Los especialistas coinciden en que las actividades sociales en las que puedan participar los niños son una buena alternativa para suplir las terapias presenciales que se han suspendido por la pandemia. Estas han sido reemplazadas por videollamadas o conversaciones telefónicas con algún miembro de la familia.
"Trabajo hace ocho años con niños con TEA. Al principio me enfoco mucho en el tema de la comunicación que establecen, más que en su pronunciación. Muchos padres tienen el problema que su hijo posee maneras especiales de comunicarse y eso es lo primero que hay que trabajar. Es bueno que se mantengan en contacto con alguien del colegio o el jardín, así ellos indirectamente ejercitan", puntualiza José Soto.
Sobre el mismo aspecto, Gabriela Bernal aporta que los niños "igual deben sentirse conectados con quienes siempre los rodean, como los abuelos o los compañeros de clase, sobre todo porque al volver tendrán que enfrentar un nuevo proceso de adaptación".
Paola Ladrón de Guevara que este contacto con cercanos "es súper bueno" para su hijo y para ver que todos se enfrentan a lo mismo. "Juan José habla con su amiga del colegio y se comentan lo que harán cuando esto acabe. Lo que más hay que canalizar durante este periodo son las emociones. Este es, además, un excelente momento para que la comunidad se eduque con este tema. No son niños enfermitos como se les dice tantas veces, porque esta condición a nuestros hijos no se les pasará".
"Es bueno mantener las terapias, pero si no se hacen, el mundo no se acaba. La pérdida más grande no está en las terapias como tal, sino en las herramientas sociales que el colegio y los jardines infantiles les entregan diariamente a los niños con TEA", finaliza el fonoaudiólogo José Soto.
"Es súper beneficioso para ellos que los mismos horarios que se tenían anteriormente sigan, pero esta vez con quehaceres dentro de la casa",
Gabriela Bernal,, terapeuta ocupacional.
"Siempre hay que ver antes qué haremos cada día, porque para él no existen los días que se improvisan",
Paola Ladrón de Guevara, madre de niño con TEA.
"La pérdida más grande no está en las terapias como tal, sino en las herramientas sociales que el colegio y los jardines infantiles les entregan diariamente a los niños con TEA",
José Soto, fonoaudiólogo.