El dilema de la última cama
La progresión del coronavirus en Chile ha puesto en el tapete la encrucijada de los equipos médicos y directivos sobre la racionalización, optimización y distribución de los recursos de salud disponibles. ¿Qué se hace cuando no alcanza para todos?
El dilema público por la llamada "última cama" genera un problema ético arrastrado por la escasez de recursos y un asunto de justicia distributiva, en este caso acotado a la pregunta: ¿a quién se le debe asignar ventiladores mecánicos y camas críticas cuando la demanda es superior a la oferta?
La encrucijada que enfrentaron los médicos italianos y de otras nacionalidades se ha instalado ahora en América Latina y en Chile.
A comienzos de semana, la doctora Claudia Vega, jefa de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital El Carmen de Maipú, sostuvo en un enlace en vivo por televisión que "en este momento estoy eligiendo qué cama se va a desocupar y elegir a la persona precisa, que sea la más indicada. Que Dios me ilumine en esto".
En nuestro país, el sistema hospitalario está prácticamente colapsado, con el 95% de las camas críticas ocupadas. Actualmente tenemos un promedio de 4 mil nuevos infectados cada día. De estos, un 15% necesitará hospitalizarse.
En la Región de Valparaíso el panorama no es distinto. En la red hospitalitaria integrada regional, 165 son las camas críticas existentes, de las cuales 75 están ocupadas por pacientes con COVID-19 y otras 50 por enfermos graves con otras patologías que no pueden ser abandonados por el sistema.
El ministro de Salud Jaime Mañalich informó que a fines de junio Chile tendrá 4.859 camas con ventilador, 662 más que las anunciadas la semana pasada. El Gobierno ya obligó por decreto a las clínicas y hospitales subir en un 20% la existencia de camas y a duplicarlas para mediados del próximo mes.
"Para todos los funcionarios de la salud es un momento difícil y es natural que tengamos quiebres emocionales y tengamos que reponernos y salir adelante", admitió el ministro y añadió que si en un momento hay un ventilador y dos pacientes críticos, uno de ellos se intuba y el otro se traslada adonde haya uno disponible.
"Evidentemente este desafío ético de a quién le asigno el respirador o no significa que el paciente tiene que partir a otro lado y no significa que el paciente no tendrá un respaldo de ventilación mecánica", explicó la máxima autoridad sanitaria del país, quien ha sido cuestionado por el manejo comunicacional de la pandemia,
Nada excepcional
El doctor Julio González Pardo es el presidente del Comité Ético del Colegio Médico de Valparaíso. De gran trayectoria en diversas regiones del país, González advierte que "la creciente preocupación de las autoridades políticas y sanitarias ante la magnitud de los efectos de todo tipo que ella (la pandemia) provoca y la alarma pública que ha ido en aumento y que tiene expresiones de incredulidad, desconfianza, angustia y hasta de rebelión, con algunas verbalizaciones altisonantes como la de 'la última cama', no son nuevas".
El connotado cirujano explica que el tema no es sorpresa para los médicos con experiencia y que han luchado toda su vida contra enfermedades en este país. "Muchos han vivido situaciones similares, en condiciones socioeconómicas de la población peores que ahora y con recursos médicos más modestos. Como médicos nos enfrentamos infinitas veces a situaciones en que faltaban camas, ambulancias, especialistas, implementos de atención e instrumentos diagnóstico terapéuticos adecuados, especialmente luego de la creación del Servicio Nacional de Salud en 1952", argumenta González.
"El Colegio Médico de Chile, a pesar de que tiene cercenadas muchas de sus antiguas atribuciones, luego de ser convertido en una simple agrupación gremial, ha seguido siempre preocupado de la salud pública, de la educación médica y del correcto ejercicio de la profesión. Y en época de crisis como la social desatada en octubre del año pasado, así como en la pandemia del coronavirus iniciada en marzo de este año, ha tenido una activa participación en el debate público nacional y regional a través de sus dirigentes y representantes y a través del estudio y la reflexión de sus departamentos, como el de Salud Pública, de Derechos Humanos y de Ética", manifiesta el presidente de la comisión ética porteña.
Orientaciones
En abril se presentó a la Mesa Social COVID-19 un documento con algunos lineamientos generales en el manejo integral de los pacientes en una situación de pandemia. Redactado con los aportes de expertos en Bioética y Ética Clínica de diversos centros universitarios y sociedades científicas del país -dentro de los que se cuentan la Pontificia Universidad Católica de Chile, la Sociedad Médica de Santiago, las universidades de Chile, Los Andes, San Sebastián y del Desarrollo, el Hospital Clínico de la U. de Chile, el Hospital Naval y el Comité de Ética del Colegio Médico de Chile-, se trata el dilema de la última cama con perspectivas injustas y justas.
"El principio del respeto a la dignidad de las personas implica tratarlas exclusivamente en base a los aspectos de su carácter o circunstancias particulares que son relevantes. En el contexto de pandemia, esto significa, en primer lugar, el respeto y cuidado que todo paciente merece en cuanto persona. En segundo lugar, que cualquier ventaja o desventaja que se asigne debe hacerse exclusivamente en base a consideraciones atingentes, de modo de evitar toda discriminación arbitraria o parcialidad injustificada. Por tanto, cuando escaseen los recursos de soporte vital (ventiladores) en relación con los pacientes que los requieren, la distribución o asignación de estos solo debe hacerse en base a consideraciones relativas al bien que corresponde a los profesionales de la salud resguardar, esto es, a las condiciones objetivas de salud del paciente. Cualquier otro criterio que se utilice para discriminar sería arbitrario y, en consecuencia, injusto", analiza y sintetiza el documento.
Es decir, deja al margen los criterios del primero en llegar, el máximo beneficio posible, el más joven, el que más lo merece, lo que el paciente decida o priorizar el paciente de mayor éxito terapéutico.
La propuesta ética y profesional del documento es que el médico -o el equipo de salud- no decide sobre quién tiene que vivir y quién tiene que morir, sino que trata de ofrecer una atención adecuada a la condición clínica del paciente, de acuerdo con los medios que tiene a disposición en un contexto dado.
En pocas palabras, el foco central no es la cama, sino el paciente que hay que cuidar, aun cuando se vuelva imposible curar. Por eso igual de importante que el elegido es el no elegido.
"El foco central no es la cama , sino el paciente que hay que cuidar aun cuando se vuelva imposible curar"