"Debe preocuparnos otra pandemia tan grave como la sanitaria: el drama social"
Monseñor hizo una reflexión en torno a la crisis sanitaria, pero también en cuanto a las injusticias sociales y entregó un mensaje de esperanza.
El covid-19, que ha golpeado a los cinco continentes y prácticamente a todos los rincones de Chile, ha hecho que muchas personas se concentren en su fe para esperar que los momentos más oscuros de esta pandemia queden pronto en la historia y para buscar esperanza en instantes de incertidumbre. No solo hay una emergencia sanitaria, sino que también hay un "drama social" tan grave como el virus.
Ese es el diagnóstico del obispo Cristián Contreras Villarroel, quien está al frente de la comunidad católica de San Antonio, Melipilla y Talagante.
Vía correo electrónico, por teléfono y hasta por Whatsapp completamos una entrevista a la distancia para entregar su reflexión en torno a la contingencia.
"Ante todo quiero expresar mi solidaridad y cercanía con todos quienes están padeciendo los efectos de esta pandemia mundial, el coronavirus, que ha ocasionado grandes sufrimientos: enfermos, muertes, familias desgarradas", cuenta.
-La pandemia ha sacado muchos sentimientos a la luz, ¿cuál es su reflexión sobre esta emergencia sanitaria?
-Es una desgracia inédita en los tiempos modernos, pero la historia de la humanidad y de nuestra patria ha sabido enfrentar muchas situaciones dolorosas. Conocemos muy bien las catástrofes naturales, terremotos, inundaciones, sequías, pestes, incendios, enfermedades que parecían invencibles, pero Chile tiene una voluntad de ser que se expresa en la solidaridad, acogida, preocupación por los más pobres y vulnerables.
"Me anima saber cómo la humanidad ha sabido ponerse en pie también gracias al avance de la ciencia y de la técnica, al trabajo generoso de los médicos, enfermeras y el personal de la salud. Deseo agradecer el trabajo de la casi entera sociedad y de la Iglesia en la diócesis, que incluye las provincias de Melipilla, Talagante y San Antonio. Ellos están realizando muchas acciones cotidianas, no sólo ahora, para atender a los enfermos, dar consuelo a los dolientes por el fallecimiento de sus seres queridos, atender a tantas personas que necesitan de apoyo espiritual", añadió.
Monseñor Contreras planteó que "en nuestro caso debo mencionar mi gratitud al voluntariado de mujeres que acuden a hospitales y centros penitenciarios, animados por capellanes y religiosas. Agradezco igualmente a los medios de comunicación social que nos han permitido comunicarnos con los fieles de la diócesis en los sectores rurales y en las ciudades. Por eso tengo fe en Dios, en el poder de la oración, en el trabajo de los auténticos servidores públicos que en Chile saldremos adelante. Una mención de gratitud a Carabineros de Chile, la Policía de Investigaciones, bomberos, y tantas otras instancias de ayudas caritativas".
-También hemos visto un fenómeno social muy importante, desde antes, pero que la pandemia ha mostrado con más fuerza.
-Lo que debe preocuparnos también es otra pandemia tan grave como la sanitaria: el drama social. Son muchas las familias cuyos jefes de hogar han quedado sin trabajo, mujeres solas que no saben cómo sacar adelante a sus hijos y llegar no solamente a fines de mes, sino que a fin de semana. Me preocupa la situación de los niños en edad escolar y de jóvenes que acuden a centros de estudios superiores con créditos que hipotecan gran parte de sus años laborales por tener que hacer frente a esos préstamos. Me preocupan las condiciones de familias migrantes que han llegado a nuestro país buscando un bienestar que no han encontrado en sus patrias. Esa es también una preocupación de nuestra Iglesia diocesana.
"Todas estas injustas y dolorosas realidades son caldo de cultivo para el aprovechamiento de bandas de delincuentes y narcotraficantes que han sembrado una violencia no conocida antes en nuestras ciudades y campos", expuso.
-¿Cómo debe actuar la Iglesia ante este escenario?
-Debe seguir a Jesús, que pasó por la vida haciendo el bien, que sanó a los enfermos, lloró por la muerte de su amigo Lázaro, se conmovió ante la viuda pobre, se identificó con los enfermos, los pobres, los hambrientos y sedientos, con los extranjeros. Los grandes santos hombres y mujeres de todos los tiempos se han identificado con Cristo pobre.
"En Chile basta ver que los primeros hospitales llevan hasta hoy nombres de santos: San José, el antiguo San Borja, San Juan de Dios, el Salvador. Fueron atendidos por congregaciones religiosas dedicadas a la atención de los enfermos. Más recientemente está la obra del Hogar de Cristo y la Fundación Las Rosas. Y también la obra de los obispos de Chile que crearon la Caritas Chile, muy activa y solícita para atender en el día a día las necesidades de la gente. La Caritas Melipilla está realizando una labor encomiable que lamentablemente no es noticia", prosiguió.
Finalizó agradeciendo el espacio "por permitirme expresar estas palabras de aliento en momentos de dolor y sufrimiento. Un santo del siglo II dijo algo muy elocuente: 'lo que no es asumido, no es redimido'. Asumimos este momento con realismo pero animados por la fe en Jesucristo".
"Tengo fe en Dios, en el poder de la oración".
"Me anima saber cómo la humanidad ha sabido ponerse en pie también gracias al avance de la ciencia y de la técnica, al trabajo generoso de los médicos, enfermeras y el personal de la salud".