Con controles en los accesos y permisos para ingresar funcionó la feria de Llolleo
Los comerciantes dijeron que nunca habían visto la feria tan vacía y los clientes recibieron instrucciones para usar el permiso temporal que les permitió salir en cuarentena.
"Esta es la primera vez que la feria se ve así como está ahora y es muy complicado para los que somos pequeños emprendedores, porque aparte del problema de la salud está la parte económica que no se sabe cómo pueda arreglarse". Con esta declaración la comerciante Priscila Gómez trataba de explicar el extraño momento que se vivió la jornada de ayer en la feria libre de Julio Letelier con Domingo García Huidobro, en la parte alta de Llolleo.
Controles en los accesos de la cuadra, los puestos alejados unos de otros y las personas teniendo que mostrar sus permisos temporales para entrar a la parte de la calle donde estaban los puestos fueron parte del inusual escenario en que operó la feria.
Según la comerciante Priscila Gómez de una semana a otra se notó "bastante la diferencia porque antes de la cuarentena ya había bajado el público por todo esto de la pandemia, pero ahora con la cuarentena la cantidad de gente bajó totalmente. Lo bueno es que la gente aquí por lo menos se nota que ha respetado los protocolos porque usan mascarillas, los guantes, andan con sus salvoconductos y se nota que hay un respeto por lo que está pasando porque también se respetan las distancias y eso al final es un bien para nosotros mismos".
Y la opinión de esta comerciante también fue compartida por los fiscalizadores que más actuaron como facilitadores de información durante el primer día de cuarentena en San Antonio, ayudando a quienes no tenían permiso y entregando los datos para desplazarse durante el confinamiento obligado.
Delia Romero, quien vive en la misma calle de la feria y contó con el buen criterio de los inspectores apostados en la entrada. "Me dieron permiso porque yo vivo aquí mismo y venía a comprar limones nomás, así que le expliqué a la fiscalizadora que vivo un poquito más allá y me dejó pasar; pero está bien que controlen porque así hay menos enfermos", dijo.
Con permiso virtual
Con el permiso en el celular, Patricia Cifuentes llegó a la feria libre por sus compras de la semana argumentando que sale "cada 15 días de la casa y ahora mi hijo por internet sacó el permiso y me lo pasó por Whatsapp para que lo ande trayendo porque aquí lo están pidiendo y me parece muy bien que se controle porque todos querían cuarentena, pero nadie se preparó, si de hecho ni vengo a la feria ya que estaba comprando por delivery (entrega a domicilio), pero como se sabía que habría menos gente vine ahora"
Otro que no tenía permiso, pero que fue perdonado por vivir en la misma calle fue Abel Farías, quien con esa incomodidad que dan los años a este tipo de controles manifestó que por vivir "en la misma cuadra un poco más allá y es tan poco lo que iba a comprar que no iba a estar pidiendo permiso y bueno, si voy pa'l centro ahí sí que tengo que pedir el permiso ese que están hablando".
Con su juventud y un carro de compras a cuestas la sanantonina Fernanda Ballesteros fue una de las pocas caseras que llegó a la feria del miércoles y contó a Diario El Líder que para hacer estas compras entró "a la página de la Comisaría Virtual y pedí el Permiso Temporal para la compra de Alimentos y con mis datos me lo dieron altiro así que aquí lo ando trayendo para cuando me lo pidan".
Pedro Meza, cliente frecuente de esta feria, además de relatar cómo consiguió el permiso, aprovechó de hacer un llamado a los sanantoninos. "El permiso lo bajé por internet, aunque en realidad fue mi hermana la que lo sacó pero es súper fácil y me lo pidieron aquí ahora así que está excelente que estén controlando y que pidan los permisos porque hay mucha gente que no entiende que es muy grave lo que estamos pasando. Yo quiero pedirles a los sanantoninos que no salgan si no es necesario porque tenemos que cuidarnos"; sentenció.
Y mientras la feria se debatía entre la falta de clientela, los permisos al día para entrar y los asegurados de siempre tratando de burlar el sistema, que aunque fueron los menos pero igual aparecieron, por la subida de Letelier el colectivero Jorge Cifuentes tenía todo el tiempo del mundo para mirar los controles y pasar lento por si algunos de los pocos peatones necesitaba sus servicios. "Ando desde las seis de la mañana dando vueltas y hay harto control, muy poca gente en la calle y es bueno porque la gente entendió el mensaje. Es malo para nosotros que andamos trabajando pero es bueno para la salud, así que yo doy esta vuelta y me voy", dijo sin que su detención le permitiera tomar un solo pasajero.
"Mi hijo por internet sacó el permiso y me lo pasó por whatsapp para que lo ande trayendo porque lo están pidiendo",
Patricia Cifuentes.