Vecinos de Aguas Saladas mantienen olla común a puro ñeque y solidaridad
Están repartiendo hasta mil 200 almuerzos por semana.
En el pasaje José Mayor Zafón, número 420 de la población Aguas Saladas del cerro Bellavista, las nubes grises cubren el cielo anunciando la lluvia que pasó y la que está por venir. A la misma hora suena música alegre desde un parlante ubicado detrás de una mesa con dos cajas de marraquetas y vasos de refrescos que están servidos listos para ser bebidos.
"Esos se los damos a los niños que llegan con sus mamás a buscar la comida", dice Sergio Rojas, una de las personas que está en el comité logístico de la olla común que en este lugar entrega no menos de 280 almuerzos diarios, con un tope de 400, tres veces por semana.
La música a ratos se interrumpe por una voz que avisa que pronto se va a comenzar a repartir la comida y ya hay algunas personas en la fila esperando su turno. El del micrófono es el dueño de casa y se llama Luis Díaz. Con una alegría que se le nota, porque de seguro comprende la importancia de este acto solidario, don Luis dice que aquí están "tratando de hacer lo mejor para los vecinos que no tienen y nos juntamos tres veces a la semana gracias a la colaboración de la gente que llega a buscar su platito. Según el registro que llevamos, lo mínimo que entregamos son 280 platos diarios porque la gente ya sabe que aquí damos almuerzo".
Aportes
En ese momento llega un pequeño furgón utilitario desde donde desciende un hombre que baja con varias bandejas con vasitos con postres. El benefactor es José Miranda Leiva, histórico luchador social que no renuncia a su vocación y cada semana cumple con su aporte para la olla común.
"Les había prometido la semana pasada y por la lluvia no había podido venir. Estos postrecitos los hace mi señora y uno que ha vivido en una toma y lo ha pasado mal tiene que colaborar porque toda esta ayuda de los vecinos va para gente que no tiene", dice Miranda detrás de una mascarilla que le cubre la mitad del rostro, pero deja ver sus ojos emocionados por colaborar.
Junto a la mesa está Sergio Rojas, el de los refrescos y el pan. También emocionado por el cariño que se genera en torno a la olla común cuenta que "aquí estamos colaborando con una pequeña ayudita. Con un hermano de la iglesia nos coordinamos y a mí me toca ir a buscar el pancito que nos dan. Es muy emocionante estar aquí, me llena el corazón hacer esto. Ojalá que los puedan colaborar que lo hagan porque esto es una ayuda para personas que lo están pasando mal, por eso mientras uno pueda tender una mano tiene que hacerlo".
"Según el registro que llevamos, lo mínimo que entregamos son 280 platos diarios porque la gente ya sabe que aquí damos almuerzo",
400 almuerzos llegan a entregar en un solo día los vecinos de la población Aguas Saladas.