Rodrigo Ogalde/Leo Riquelme
La doctora sanantonina Carmen Jeria expresó su pesar por la muerte de su tía Ángela Jeria, la madre de la exPresidenta Michelle Bachelet, que ayer falleció a los 93 años en el Hospital de la Fach.
Carmen Jeria, que tiene recuerdos de cuando la familia Bachelet Jeria venía a la casa de sus padres en Llolleo e iban juntas a la playa de Santo Domingo con su hermano Arturo y Michelle Bachelet, se mostró conmovida porque el deceso de su tía fue totalmente repentino.
"Era la tía más cercana que siempre estaba ahí con sus consejos y para cualquier cosa que uno quisiera hablar. Estamos muy tristes porque además con esto de la cuarentena no se sabe si podremos ir al funeral; está todo tan difícil", afirmó la doctora.
Según ella, Ángela Jeria no sufría de ninguna enfermedad muy grave y solo "se quejaba de los dolores propios de los achaques de la edad". Ambas mantenían contacto telefónico y por la misma pandemia no habían podido verse en los últimos meses.
Hasta la tarde ayer, Carmen Jeria no pudo tener contacto con su prima Michelle Bachelet, por lo que estaba a la espera de que la hija menor de la exPresidenta, Sofía, pudiera informarles sobre la ceremonia fúnebre.
-¿Qué impresión tiene usted de la figura que representaba su tía?
-Ella era un referente para mucha gente y fue una defensora de los Derechos Humanos. Todo lo que le tocó vivir fue muy fuerte en su momento.
Ángela Jeria Gómez fue una reconocida activista por la defensa de los Derechos Humanos, una vulneración que ella misma sufrió tras el golpe de Estado de 1973.
El pesar por su fallecimiento se expresó en la Cámara de Diputados con un minuto de silencio, mientras que la Universidad de Chile se declaró en duelo, pues Ángela Jeria fue funcionaria y estudiaba Arqueología cuando la dictadura intervino la carrera. Al retomar sus estudios, en 1974, ella y su hija Michelle fueron detenidas y llevadas a Villa Grimaldi y Cuatro Álamos, dos centros de tortura de la época.
Ángela Jeria estaba casada con el general de la Fach, Alberto Bachelet, quien tras oponerse al golpe fue sometido a apremios que terminaron por matarlo en 1974. Después de su liberación, en 1975, la familia partió al exilio. Jeria tuvo pasos por varios países, incluida la República Democrática Alemana, y en 1979 se le autorizó el regreso. En Santiago se integró al Comité Pro-Retorno de Exiliados y a la Comisión Chilena de Derechos Humanos. Hasta el retorno a la democracia, en 1990, fue detenida en tres ocasiones cuando participaba en protestas por violaciones a los DD.HH., incluyendo el degollamiento en 1985 de los PC Manuel Guerrero, Santiago Nattino y José Manuel Parada.
En las últimas décadas, Ángela Jeria dedicó gran parte de tiempo a acompañar la carrera política de su hija Michelle.