El regreso a la provincia de la voz de un gigante carismático
Tras años dedicado a los comerciales radiales y a la hípica, Raúl Yáñez retorna a su pasión inicial: la animación radial, con un matinal que promete acompañar a los auditores del Litoral Central.
"Soy Raúl Horacio Yáñez Alberti, 49 años, felizmente casado hace 20 años con mi esposa Eliana Silva. Mido un metro 95, como usted verá, soy un gigante, peso ciento y tanto, no me pregunte el tanto, por favor", bromea para finalizar su presentación el locutor radial nacido en Melipilla y radicado hace casi 30 años en San Antonio.
Raúl, dueño de una agradable voz grave, arribó a la comuna puerto por una oferta laboral. "Llegué acá el año 91 y me quedé. Me invitaron a trabajar a la radio Sargento Aldea cuando murió mi papá, yo para esa fecha tenía 20 años", recuerda.
De la desaparecida radio sanantonina pasó a emisoras santiaguinas. Radio Agricultura, Nacional de Chile y Monumental forman parte de sus primeros años de experiencia, donde conoció a destacados hombres del mundo radial y televisivo, como Julio Martínez, Sergio Livingstone y Ricarte Soto.
"En radio Monumental conocí al señor Ricarte Soto, que me echaba todos los días", afirma.
-¿Por qué?
-No le caía bien poh. Él consideraba que el locutor era un parásito del periodista, entonces me decía -lo imita con gracia- 'usted es un vago, los locutores son unos vagos y se va'.
El locutor expresa que "el Ricarte era así, pero una vez que lo conocías era un tipo divino, creo que tal vez lo que le faltaba era un poco más de sociabilidad, como que le tenía miedo a la gente, pero estando en confianza era distinto".
En radio Monumental, Raúl era lector de noticias y la voz de los comerciales de la emisora, aunque revela que "cuando recién llegué era el goma, me tenían para todos los usos, así que tenía que demostrar que no era el vago que él (Ricarte) pensaba. Después me agarró el Elías Gómez, que es un premiado Apes y un locutor maravilloso, y me metió en el mundo de la hípica. Sigo trabajando con Elías hasta el día de hoy, 20 y pico años, y creo que no se va a terminar ese idilio, porque nos conocemos perfectamente".
Herencia
Desde pequeño soñó con ser parte de la hípica. "Cuando era niño, con mi viejo escuchábamos siempre las carreras, que en ese tiempo solo se transmitían por radio. Él era apostador y amante de este deporte y yo crecí pegado a las patas de los caballos, entonces escuchaba a los locutores y me gustaba. A mi padre le prometí que algún día sería la voz de la hípica, y gracias a Dios se lo pude cumplir", expresa con emoción.
En este ámbito se ha desempeñado como locutor de carreras y, sostiene, "hoy por hoy soy la voz de la hípica chilena. Manejo todo lo que es la parte publicitaria de este deporte".
-¿Cómo es ser locutor de carreras?
-Es maravilloso, es lindo. Yo amo tanto la hípica como el fútbol, son dos cosas que me mostró mi padre y nunca voy a terminar de agradecer que me las haya presentado. Los caballos son distintos al mundo del fútbol. Al relatar una carrera, al hablar de los caballos, uno tiene que hacerlo con convicción y mucho conocimiento.
Aunque lleva toda una vida ligado a este mundo, confiesa que "debo ser el único hípico no apostador en Chile, no me gusta".
-Pero, me imagino que lo ha hecho alguna vez...
-Claro, alguna luca he sacado, pero más allá de eso, no. Uno ve que son más los perdedores que los ganadores, pero es una pasión que se lleva, unos por la apuesta y otros por los caballos, que es mi caso. Amo mucho a los caballos.
Carrera inolvidable
De su vasta trayectoria, recuerda con particular precisión una carrera que le tocó locutar hace más de 20 años. "En el año 98 hubo una rodada. El caballo, que venía con el jinete colombiano Héctor Salazar, iba tres o cuatro cuerpos adelante. La pista estaba muy barrosa y el caballo se fue de punta, eso significa que se le dobló la manito: cayó primero el jinete y luego el caballo le cayó encima y lo aplastó".
En ese tenso y eterno momento, lo consumió la desesperación. "Terminé llorando, sabía que el caballo había reventado al jinete y no salía, no salía... Cuando levantaron al caballo, que felizmente todavía estaba vivo, vieron que al perla no le había pasado nada, porque cayó encima del barro. No tuvo ningún rasguño. Perdí mis lágrimas", exclama con felicidad.
Debido a que la angustia lo dominó, Raúl no siguió relatando dicha carrera y sus compañeros, Elías y Claudio Gómez, continuaron con la transmisión. "Después todos se reían de mi. 'Aah, se pone a llorar al amamao', me decían, pero, claro, era la desesperación del momento".
Encuentro impensado
La buena fortuna a veces llega de forma inesperada, o al menos así le ocurrió a él. Estaba trabajando para una reconocida multitienda en Santiago cuando la casualidad, o Dios como cree firmemente, le permitió conocer a uno de los grandes locutores de este tiempo.
"Yo era la voz en vivo de la tienda, hacía la publicidad para todos los pisos. Un día subí a la biblioteca a buscar libros, porque esa era mi entretención durante todo el día, leía y leía. Había un señor que le gustaba mucho el mundo radial, empezamos a conversar y me preguntó cuál era mi ídolo y yo le dije, sin ninguna duda, 'Fernando Solís, hoy por hoy el mejor locutor de América'".
Raúl tenía motivos de sobra para admirar a Solís: es la voz oficial del canal TVN y uno de los locutores más destacados del país, con 33 años de carrera nacional e internacional. Además, su voz es conocida por muchos niños, ya que interpreta al Sr. Eusebio Manguera de 31 Minutos, el dueño del canal donde se emite el noticiero de títeres.
Para él la conversación había quedado en eso, hasta que un lunes se le acerca nuevamente el señor. "Me dice '¿no sabís quién estuvo aquí?'. 'No po si no soy adivino', le contesté. 'Fernando Solís. Estuvimos hablando de ti, le dije que tenías una gran voz y me dejó su número telefónico para que lo llames'".
-¿Y qué hizo?
-Te juro que estuve toda la tarde llamando y cortando. '¿A pito de qué lo estoy llamando?', me preguntaba. Y ahí uno piensa, como te digo soy muy creyente, si se dio que me dejara su número, por algo es. Me armé de valor y llamé: 'Hola ¿don Fernando Solís?'. Le dije quien era y me responde 'ya poh, te espero el lunes para que almorcemos'. Conocí a mi ídolo y me enseñó. Qué experiencia más linda.
Durante alrededor de seis meses asistió al estudio que Solís tenía en su casa, donde aprendió todo lo relacionado con técnica vocal y respiración. "Yo al 'Gordo' le guardo tanto cariño y agradecimiento que es difícil expresarlo", declara.
Voz del Litoral
Tras trabajar 11 años como locutor comercial en las emisoras de Santiago, rápidamente se le abrió una nueva posibilidad, esta vez en radio La Voz de El Tabo (107.7 FM), donde es el animador del programa "La voz de la mañana", que está al aire de 9 a 13 horas.
"Vuelvo a lo mío y que hace tantos años no hacía: la animación. Estoy muy contento", sostiene.
Sobre el programa, comenta que "es una radio de compañía, cercana, con música de los 70, 80 y 90. Una mención al Chinito Corales, a Daniel Corales, quien es el programador, que para mí es esencial".
Sobre su reencuentro con la audiencia de la provincia, expresa que ha sido "maravilloso. Me siento un tipo muy querido (también se lo agradezco a Dios), la gente me lo hace saber con sus palabras cariñosas. Se debe a mi forma de ser también. Fuera de ser muy locuaz, soy un tipo tremendamente cariñoso, soy por naturaleza así, no es un personaje el que está en la radio, es el mismo gordo que está aquí".
"A mi padre le prometí que algún día sería la voz de la hípica, y gracias a Dios se lo pude cumplir",
Raúl Yáñez,, locutor
"La pista estaba muy barrosa y el caballo se fue de punta, eso significa que se le dobló la manito: cayó primero el jinete y luego el caballo le cayó encima y lo aplastó",
Raúl Yáñez, recordando una carrera inolvidable
"Vuelvo a lo mío y que hace tantos años no hacía: la animación. Estoy muy contento",
Raúl Yáñez, sobre su nuevo trabajo en la radio La Voz de El Tabo