La profesora que busca que el arte sea una herramienta para el futuro de sus alumnos
Aplicando esta misma filosofía en su vida y en la de su hijo, Alexandra Fuentealba, aparte de su labor pedagógica en la escuela especial Divino Maestro, se dedica a intervenir prendas de vestir con diversos motivos.
Quedarse estancada nunca ha sido una opción para la sanantonina Alexandra Fuentealba (33). Sicopedagoga y educadora diferencial de profesión, trabaja día a día para transmitir esa misma lección a sus alumnos.
Hace ocho años esta residente de Villa Las Dunas culminó su carrera como sicopedagoga. Luego, estudió educación diferencial y obtuvo un post título en trastorno del lenguaje y la comunicación.
"Saqué también la licenciatura en educación e hice un último post título en discapacidad intelectual, dado que trabajo en la escuela especial Divino Maestro de Llolleo. En el colegio tengo un taller laboral y trabajo con alumnos desde los 16 años en adelante", cuenta la educadora.
-¿Cuál es el enfoque del taller laboral?
-Siempre ha estado dirigido a que los chicos de mi curso, que son los que asisten al taller, puedan explorar su lado artístico, ya sea mediante dibujo, pintura u otras expresiones. He logrado mucho aprendizaje con ellos por medio del arte. De la misma forma, pudimos descubrir que estábamos creando arte.
-¿Cómo notan los avances en sus alumnos?
-Hay un punto principal en todo esto. Los niños con discapacidad intelectual son, en su mayoría, muy concretos y poco ligados a lo abstracto. Entonces, desde este punto de vista, he trabajado con ellos para que comprendan que sí hacen arte. Desde un comienzo intenté que tuvieran un enfoque más de observación y que pudieran comenzar a expresarse. Por eso el taller también ha servido como terapia.
El futuro
Alexandra busca, además, que sus alumnos descubran que pueden adquirir aptitudes para el futuro y así desempeñarse en un trabajo o decidir emprender de manera personal.
"Comenzamos a hacer exposiciones en la escuela y ahí ellos notaron que podían vender su arte. Nosotros trabajamos mucho para que ellos entiendan que pueden tener una carrera universitaria y para que no piensen que no tendrán una oportunidad", asegura.
-¿Los niños de la escuela piensan que no tienen oportunidades?
-Muchas veces lo hacen. Y pasa porque lamentablemente la sociedad muchas veces les da a entender eso. Ya los miran raro cuando dicen que son de una escuela especial, y a eso sumémosle que a veces piensan que, por ejemplo, no podrán ir a la universidad. Nosotros les entregamos herramientas para que el día de mañana ellos sean independientes.
Persiguiendo ese mismo objetivo, la profesora se ha empeñado para que sus alumnos adquieran distintas técnicas a la hora de hacer una obra de arte.
"Cuando nos podíamos ver en la escuela, era todo distinto porque íbamos trabajando en diversas ideas y adornábamos la sala, por ejemplo", relata.
La pandemia
La emergencia sanitaria y el confinamiento pueden resultar difíciles para la mayoría de las personas, por lo mismo, Alexandra Fuentealba incentiva a sus estudiantes todos los días para que se motiven y elaboren nuevas obras.
"Como ahora no nos vemos, necesito que ellos aprendan a crear fuera de la sala de clases y que cada vez que lo estimen conveniente, se expresen y encuentren la mejor forma de hacerlo por medio del arte. Esta crisis puede ser un proceso complicado para ellos, pero quiero que se mantengan activos todo este tiempo", afirma.
-¿Cómo está funcionando la escuela durante la pandemia?
-Para nosotros como escuela, en general, es un poco complicado trabajar como lo hacen otros establecimientos con el tema de las clases online. Cada uno de nuestros niños tiene distintos accesos a internet o problemas de conectividad. Por lo mismo, nos contactamos todos los días a través de WhatsApp y del correo electrónico del colegio.
A través de estos medio digitales, la profesora les da instrucciones a los estudiantes para que elaboren distintas obras, pero asegura que uno de los desafíos ha sido "que ellos entiendan que no todo es "lindo". Siempre me están diciendo que el dibujo no les quedó como a mí. Ahí les explico que su ojo artístico tiene otra percepción para crear una nueva pieza, pero no por eso no tiene un sentido o está mal. El arte hay que interpretarlo".
-¿Qué beneficios tuvo el haber impartido este taller antes del inicio de la pandemia?
-Siempre doy gracias por haberlo hecho antes, porque en esta instancia de crisis los niños pueden explorar otra faceta que quizás antes no sabían que les interesaba. Eso se puede convertir en un hábito, en una muy buena terapia o quién sabe, tal vez en su proyecto de vida.
Nueva vida
Para Alexandra, siempre ha sido revelante aplicar estos mismos conocimientos e incluso estas mismas enseñanzas en su diario vivir.
Esto se debe a que quiere darle un ejemplo de superación a su único hijo, Rafael, de 11 años.
Bajo este concepto y con la idea que la ropa puede tener una nueva "vida", ella comenzó a intervenir sus prendas de vestir y hoy todo adquiere popularidad.
"No me gusta mucho eso de que todos andemos vestidos igual o que la ropa no tenga ciertos diseños. Así que esto mismo que les enseño a mis pollos, como les digo a mis alumnos en la escuela, lo pongo en práctica en mi vida. Quise incursionar en los jeans, aprendí un poco sobre la pintura en tela, compré varias y desde febrero que me dedico a pintar sobre la ropa", revela.
Su trabajo, que en febrero empezó solo como en una forma de expresión y entretención, se fue haciendo conocido entre sus amigos y cercanos, y poco a poco se transformó en una nueva fuente de ingresos para su familia.
"Siempre les digo a mi papá y a mi mamá que toda la ropa que crean que no van a usar, yo le voy a dar un nuevo uso y no la vamos a botar. Hay que ayudar un poco al planeta, sobre todo en temáticas de contaminación. Al principio subía las fotos de lo que hacía a mi Facebook y así cada vez más gente supo y fueron llegando uno que otro pedido", manifiesta.
"Handmade Alexandra Fuentealba" es una página en Facebook e Instagram donde ella da a conocer sus creaciones, las que espera replicar con sus alumnos una vez que retornen las clases presenciales.
"Creo que esto sería otra arista que ellos pueden conocer. Uno siempre tiene que atreverse a tener nuevos conocimientos. Yo no tenía idea de cómo coser y me compré una máquina. Mi abuelita me dio una clase rápida para lo básico y todo lo demás lo he ido aprendiendo a medida que me surge la curiosidad", confiesa.
-¿Qué otras cosas han hecho con los alumnos aparte de la pintura y los dibujos?
-Hemos realizado muchas, pero siempre tratando de no gastar demasiado. A principios de este año alcanzamos a trabajar un poco en el tema del decoupage (una técnica manual decorativa en la que se emplean papeles impresos o telas para pegar sobre soportes como madera, cerámicos, entre otros) y fue algo que a los niños les gustó mucho. Solo es cosa de ir buscando porque ellos son muy motivados.
-¿La pandemia puede ser una buena oportunidad para desarrollar estas ideas?
-De todos modos. Con lo que tengamos en la casa podemos hacer algo. Por las mañanas estoy ayudando a mi hijo con sus tareas, después trabajo y por las tardes estoy interviniendo ropa. A veces no me doy cuenta y son las tres de la mañana, pero no me importa, porque esto me gusta. Prefiero no parar a estar sin hacer nada. Eso es lo que quiero que mi hijo y mis alumnos entiendan, que nada debe estancarnos.
"El taller siempre ha estado dirigido a que los chicos de mi curso puedan explorar su lado artístico, ya sea mediante dibujo, pintura u otras expresiones",
"Trabajamos mucho para que ellos entiendan que pueden tener una carrera universitaria, que no tienen que pensar que no tendrán una oportunidad".