Juan Gilberto Hernández O.
Diseños y colores diversos de mascarillas se reúnen en una larga fila a la entrada de un banco. Más allá, la calle, bocinas, las bolsas cargadas de cosas, no hay estacionamiento, lo que hay es taco, olor a empanadas y maní tostado. El sol no da tregua y las veredas están llenas.
Desde que terminó la cuarentena que durante 48 días seguidos tuvo a la mayoría de los sanantoninos en confinamiento obligado, las zonas comerciales de la comuna ya no son las mismas. Desde el primer martes tras el encierro volvieron las filas, el comercio ambulante, los tacos, las aglomeraciones y también las compras.
Demasiada gente
Y desde que comenzaron los depósitos del 10%, esas mismas áreas comerciales se han visto saturadas. Temprano empiezan las filas en los bancos, en las tiendas, en los supermercados y en los centros comerciales. A media mañana hay que tener suerte para encontrar un estacionamiento en las calles de San Antonio.
Pero, ¿se han convertido estas aglomeraciones en sinónimo de más ventas para el comercio local?
Para tratar de tener una idea al respecto, recorrimos el tradicional mercado persa de San Antonio, la famosa Galería Mar del Pacífico, que se instaló tras el terremoto de 1985 entre las calles Centenario, Alberto Barros y Pedro Montt, convirtiéndose en uno de los principales referentes de la actividad comercial.
Ventas repuntan
Karen Leiva es la propietaria de uno de estos locales. Lleva más de 30 años en el rubro porque el negocio antes fue de su madre y, por lo tanto, algo sabe del movimiento económico del comercio local.
"Las ventas han repuntado bastante en consideración a los meses anteriores, porque ya habíamos estado con problemas para trabajar desde el estallido social. Después de la cuarentena se ha visto harta gente comprando, como que las personas necesitaban volver al centro a comprar sus cosas", analiza.
Desde el local 61 del persa, Karen Leiva afirma que con el depósito del 10% "hasta en el estado de ánimo se le nota a la gente que anda más contenta, y qué bien por ellos porque uno no ha recibido una sola ayuda del Gobierno porque para unos bonos soy muy rica y para otros soy muy pobre. Postulé a todos los beneficios y no me dieron ninguno así que para mí es muy bueno que la gente ande comprando porque hay que recuperarse del IVA retenido, los arriendos atrasados, así que los comerciantes estamos súper contentos".
"una bendición"
Patricia Muñoz vende empanadas en la esquina de Alberto Barros con Centenario. Habíamos conversado con ella hace tres meses cuando la pandemia recién comenzaba. Eran días malos para el negocio cuando la incertidumbre empezaba a arreciar tanto como los terribles contagios de covid-19.
Noventa días más tarde volvemos al lugar donde se instala con su hornito ambulante y la encontramos sonriendo. Recién pasa el mediodía y ya vendió todo. Está feliz. "Estuve dos meses encerrada en la casa y, como les conté la vez pasada, nosotros vivimos de esto, así que gracias a Dios nos ha ido muy bien porque la gente sale tempranito a cobrar su plata y pasa por aquí a buscar una empanadita porque ya me conocen y me tiene confianza. Ha sido muy bueno que la gente puede sacar su plata porque me ha ido muy bien, ha sido una verdadera bendición para mí".
En uno de los locales de prendas de vestir que dan hacia Centenario está Carmen Araya quien, luego de tener dos meses cerrado, volvió a abrir la última semana de julio. "Anda harta gente pero la mayoría busca productos de primera necesidad, así que las ventas han subido pero no tanto porque además como está cerrado Santiago no tenemos mercadería y hay prendas que no están en todas las tallas".