Juan Gilberto Hernández O.
La habitual calma de las calles de Llolleo no ha sufrido las bochornosas aglomeraciones que se han visto en el centro de San Antonio y algunas calles de Barrancas desde que se levantó la cuarentena. Debe ser porque se trata de una gran mayoría de negocios familiares que, precisamente por esa cualidad pueblerina, han podido enfrentar de mejor manera el desconfinamiento.
Gabriel Salinas es el presidente de la Asociación Gremial de Comerciantes de Llolleo. Sobre lo ocurrido tras la cuarentena, comentó dijo a Diario El Líder que "en términos económicos ha sido bastante positivo el desconfinamiento porque se ha visto mucha gente comprando en los distintos comerciantes y el público ha llegado con mucha fluidez a hacer sus compras. Nosotros en el comercio de Llolleo no tenemos grandes tiendas, así que en ese sentido tenemos una ventaja para evitar las grandes aglomeraciones".
Efecto 10%
El dirigente gremial manifestó que por estos días en el comercio de Llolleo "se nota que la gente anda con más dinero por el retiro del 10% de las AFP, también lo del bono a la clase media y eso se ha sentido en términos de recuperación económica desde que se levantó la cuarentena en San Antonio. Eso es solo para el comercio y no para el sector gastronómico, donde tenemos un gran potencial. Por lo mismo, es el sector más dañado por la pandemia".
Al filo del naufragio
Una de las cualidades que tiene Llolleo es su variada oferta gastronómica, además de su tradición en locales nocturnos, que durante la emergencia sanitaria han resultado ser los negocios más perjudicados por las medidas restrictivas de confinamiento y distanciamiento social.
"Los restaurantes y pubs más importantes de la ciudad están en Llolleo, y por eso también están aparte de los positivos análisis económicos que podamos hacer ahora. Algunos de ellos están haciendo delivery (entrega a domicilio), pero eso no alcanza para cubrir los gastos mínimos. Por eso ellos han sido los más perjudicados con esta pandemia", afirma.
La situación es tan grave que, a juicio de Salinas, "el sentir de muchos comerciantes del área gastronómica pueda terminar antes de fin de año, porque se sabe que si seguimos en estas condiciones hasta el verano, este tipo de negocios simplemente no van a poder seguir. O sea, si se extiende más allá de diciembre peligra la continuidad de los locales de gastronomía. Por eso la esperanza de ellos está puesta en que de aquí a fin de año lleguemos a una cierta normalidad, es decir, estar por lo menos en Fase 4, porque si se produce un retroceso, para ellos será un desastre en términos económicos".
En campaña
El dirigente informó que "estamos haciendo algunas campañas para el uso de las mascarillas y la mantención de la distancia social para no volver atrás, porque hay que tener en cuenta que los restaurantes, pubs y discotecas vuelven a una cierta normalidad solamente en la Fase 4, y si retrocedemos (en el plan Paso a Paso) la recuperación tardará mucho más. La apuesta es que de aquí a diciembre lleguemos a ese momento para, por lo menos, poder trabajar. Si no terminan las restricciones de aquí a fin de año los restaurantes de Llolleo van a desaparecer".
Sobre el repunte del comercio, al margen de la crisis del área gastronómica y de los bares y discotecas, Salinas analizó que "en el caso de Llolleo, somos pequeños negocios, muchos con décadas en la zona, donde los mismos dueños atienden sus locales. Eso genera un trato de cercanía con el cliente que es mucho mejor que en las cadenas o en las grandes tiendas. Los negocios pasan de una generación a otra, igual como pasan los clientes, y ese tipo de comercio es mucho más cercano, que es lo característico de Llolleo".
"Si se produce un retroceso, para ellos (dueños de restaurantes) será un desastre en términos económicos",
Gabriel Salinas,, presidente del comercio de Llolleo