La joven ingeniera sanantonina que se reinventó con éxito tras el estallido social
Hellen Álvarez, residente del cerro Bellavista, creó un emprendimiento de papelería y asegura que los últimos meses han sido una oportunidad para fortalecer la relación con sus hijas.
Hellen Álvarez Romero tiene 30 años. A fines de 2019, luego del estallido social, decidió darle un giro total a su vida y principalmente a la manera en la que genera ingresos.
Nació y creció en San Antonio junto a sus padres, pero, al igual que muchos jóvenes de la zona, tuvo que emigrar a Santiago tras egresar de cuarto medio.
"Siempre me gustó el diseño, pero no seguí esa carrera porque la gente suele tener ese pensamiento de que, si uno estudia algo así, no le va a ir bien o no va a tener grandes ingresos. Me dejé llevar mucho por eso y estudié ingeniería en recursos humanos, algo que también me gusta mucho", cuenta.
Así, luego de titularse como ingeniera, comenzó a trabajar en la capital, mientras su hija mayor, de ahora nueve años, vivía con su madre en el cerro Bellavista de San Antonio.
Despido
Hace dos años, Hellen volvió a ser madre y fue en ese momento cuando empezó a plantearse un nuevo destino para su vida.
"Tuve a mi segunda hija y después del tiempo de postnatal volví al trabajo, pero eso implicó que tenía que llevarla a la sala cuna y, por ende, se enfermaba mucho. Como yo estaba sola en Santiago, tenía que estar constantemente pidiendo permiso para ir a buscarla y acogerme a las licencias para cuidarla", confiesa.
Cuando el periodo de fuero maternal culminó, fue despedida de su empleo. En ese momento tomó una importante determinación: retornar a San Antonio y volver a la casa familiar con sus padres e hijas.
"Volví en mayo del año pasado. Después de que me despidieron pensé que ya no tenía nada que me atara a Santiago, así que regresé con mi familia. Ahí mismo comencé a pensar en qué iba a hacer para tener ingresos y llegué a la conclusión que era el mejor momento para cumplir un sueño", afirma.
Maternidad
De acuerdo a su experiencia, no era compatible tener dos hijas pequeñas y trabajar para una empresa con horarios establecidos.
"Se vuelve más complicado el tema de los permisos o si el bebé se enferma, sobre todo cuando una está sola. Por lo mismo mi hija mayor estaba en San Antonio con mi mamá. Al final es súper complicado ser mamá y querer trabajar en la profesión de uno".
Por eso, la opción de emprender empezó a tomar más fuerza. "Cuando estábamos separadas (con su hija mayor) era también un agotamiento muy grande. Yo viajaba todos los viernes después del trabajo con la más chica para poder venir a ver a la más grande y a mis papás. Claramente aprovechaba el tiempo que tenía para estar con ella, pero era muy poco, no era lo apropiado", recuerda sobre aquella época.
Nueva vida
Hellen cuenta que llegó un momento en que se le hizo incompatible tener un empleo formal y criar a sus hijas. "Siempre es un riesgo el tema de volver a trabajar y sobre todo lo fue con dos niñas. Pensé que lo mejor era atreverme con el tema del emprendimiento. Durante mucho tiempo tuve la idea y yo misma la tenía ahí como en una eterna pausa, pero ese era su momento de salir a la luz".
En septiembre del año pasado se decidió definitivamente e inició las acciones para formar una tienda de papelería. Su idea era ofrecer planificadores, agendas y cuadernos con distintos diseños y modelos.
Pero no fue hasta noviembre pasado, en pleno estallido social, cuando su emprendimiento Ginger Papelería empezó a dar sus primeros pasos, ya que los dos meses anteriores los destinó a perfeccionamiento y a comprar las herramientas necesarias para el nuevo negocio.
"Hice algunos cursos para comenzar con el tema del diseño y para ver cómo confeccionar todo lo que quería vender. Compré la maquinaria que era vital y partí lanzando los diseños. Nunca pensé que iba a tomar la fuerza que tiene ahora o lo relativamente conocida que se podía convertir la atienda", asegura.
Desconocimiento
La mayor cantidad de pedidos de Ginger Papelería proviene de Santiago, una ciudad donde sus habitantes, según su experiencia, tienen mayor tendencia a utilizar estos productos.
"Cuando uno habla de planificadores o agendas, se piensa mucho en Santiago, porque la gente pareciera estar más acostumbrada a ese nicho. Hay grupos de personas que se reúnen a hablar de estas cosas y acá en San Antonio no vemos tanto eso", analiza.
-¿Y el rubro podría crecer acá en San Antonio?
-Ese sería el mejor de los casos y me encantaría ser una opción para las personas que piensan comprar su planificador. Todos los productos de la tienda son personalizados e incluso se puede hacer la caracterización de alguien en la portada. Todo eso lo hago yo. Hasta ahora cerca del 20% de los pedidos es de la zona, pero ese número puede cambiar más adelante.
Beneficios
Hellen está contenta con los beneficios que ha conseguido en esta nueva faceta de su vida y asegura que una de sus metas es transformar este proyecto en una empresa.
"Ahora que puedo manejar mis tiempos he fortalecido mucho la relación con mis hijas, e incluso la han fortalecido entre ellas. Creo que eso es un beneficio de esta nueva etapa y de la pandemia, viendo el lado positivo de la situación", revela mientras sigue pensando en la expansión de su proyecto.
"Todo esto me ha hecho crecer. Al final hay un crecimiento como tienda online y también como persona. Mi familia está muy orgullosa con lo que estoy haciendo y ellos son un gran apoyo en todo sentido. Por lo mismo, me gustaría en un futuro estudiar diseño y que de esta forma sea un trabajo permanente con un título detrás", manifiesta.
Miedos
Si bien su tienda ha tenido éxito desde su creación en noviembre y día a día suma más adherentes, principalmente en Instagram, Hellen igual sintió algunos miedos.
"Uno cuando parte con un emprendimiento, claramente tiene que mentalizarse con que todo va a funcionar y que vamos a arrasar, pero internamente está la posibilidad de que no tenga el impacto que se espera y pienso que es normal. Detrás del proyecto estoy yo sola por el momento. Tengo que diseñar, tomar pedidos, confeccionar todo y además uno tiene otras responsabilidades".
-¿Cuáles eran sus mayores preocupaciones?
-El tema de mi carrera de base. Solo ejercí tres años y medio, y ahora me dedico a tiempo completo a esto al no tener un trabajo como ingeniera. Ante eso, siento que a mi papá le preocupaba que no ejerciera mi profesión.
-¿Podría compatibilizar su carrera con el trabajo de ahora?
-De todos modos siento que ya lo hago. Cuando se ejerce la carrera se van adquiriendo distintos conocimientos que después, sin darnos cuenta, ponemos en práctica en la vida cotidiana, eso me ha pasado con Ginger y sería aún mejor si consigo estudiar diseño de forma profesional. Me sirve mucho también toda la ayuda que me da mi papá al ser contador.
Ginger
Según estudios, una de cada 100 personas en el mundo es pelirroja (1% de la población mundial) y solo en países como Escocia, un 13% de su población posee este rasgo. Hellen entra en ese 1%, una característica que asegura la define y la hace sentir especial. Desde ahí viene el nombre de su tienda.
"La población mundial de personas pelirrojas en el mundo es mínima y quería representarlos de alguna forma con la tienda. Ginger es el apodo que se les da, además de colorines, desde ahí surgió todo, de mostrar que somos poquitos, pero que existimos", concluye.
"Siempre me gustó el diseño, pero no lo estudié porque la gente suele pensar que si uno estudia algo así, no le va a ir bien o no va a tener grandes ingresos",
Hellen Álvarez,, emprendedora
"Hice algunos cursos para comenzar con el tema del diseño y para ver cómo podía hacer todo lo que quería vender",
Hellen Álvarez,, emprendedora
"Ahora que puedo manejar mis tiempos he fortalecido mucho la relación con mis hijas, e incluso la han fortalecido entre ellas".