El drama que vive una familia de extranjeros en San Antonio
Liseth Merisalde y Jorge Aguilar añoraban una mejor vida para sus hijos. Esperanzados, viajaron desde Ecuador en busca del oasis que les describió una compatriota. La realidad fue un país con un estallido social y luego una implacable pandemia.
Comenzaron viviendo en una pieza de dos por tres metros, improvisada con madera, tablas y plásticos para evitar que el viento y la lluvia se colaran por las escuálidas paredes de su vivienda ubicada en una toma de Bellavista, en lo alto de San Antonio.
Por las noches estiraban las colchonetas donde se acomodaban los cuatro para dormir, espacio que por el día se convertía en un pequeño comedor, con una cocinilla y un estante también de tablas.
Al otro lado de una cortina de plástico negro, está el baño, que no es más que un lugar para lavarse con agua que consiguen porque no tienen cómo conectarse para recibir el vital elemento y sus necesidades biológicas las hacen en un tarro o bolsa que luego botan a la basura.
El matrimonio conformado por Liseth Merisalde (28 años) y Jorge Aguilar (24 años) necesita ayuda. Viajaron desde Guayaquil, Ecuador, en busca del bienestar que les describió una compatriota avecindada en Chile.
Con sus hijos Nataly y Jorge, de nueve y un año, respectivamente, tomaron unas pocas cosas y viajaron esperanzados en encontrar un mejor porvenir para sus pequeños.
"En noviembre de 2019 llegamos a Santiago desde Guayaquil porque no teníamos dónde vivir y sin trabajo en un país donde la corrupción y la cesantía son muy altas. No teníamos cómo sustentarnos y una amiga nos habló de Chile y lo bien que estaba económicamente ella acá. No costó mucho decidirnos porque no tuvimos nada que perder en nuestro país, así que emprendimos el vuelo en busca de trabajo y una mejor vida", recuerda Liseth Merisalde.
Lamentablemente llegaron justo en una época en que el país estaba convulsionado: marchas, descontento social, protestas, alza en la cesantía, cierre de negocios, toque de queda, el estallido social en su máximo esplendor.
Cuando todos ellos creían que las cosas iban a mejorar, llegó la pandemia del coronavirus que, durante los últimos meses, no da tregua a varios países latinoamericanos y del mundo.
Pero a pesar todo, la familia Aguilar Merisalde ya estaba en Santiago y luego de un par de semanas, se vinieron a vivir a San Antonio. "Una conocida nos tendió una mano acá, le arrendamos una pieza en camino viejo a Cartagena y estábamos ahí cuando supimos de este campamento. Nos vinimos aquí, levantamos una pieza para dormir, luego le agregamos dos espacios más que ahora ocupamos como dormitorios", explica Jorge Aguilar.
Agrega que "somos personas empeñosas que nos gusta trabajar, pero no hemos podido encontrar nada estable. Yo estoy haciendo algunos trabajos esporádicos como jornal y me pagan por día trabajado".
Necesidades
Lo que más necesita esta familia, además de materiales para forrar su vivienda y así evitar el frío y también la lluvia, son pañales para su hijo, ropa de cama, un clóset y mercadería y para Nataly, un celular con internet para poder conectarse a sus clases, muchas de las cuales ha perdido por no contar con los medios; cursa cuarto básico en el colegio Padre André Coindre. Su dormitorio tiene un tremendo forado en el piso que cubren con una bolsa negra repleta de ropa.
Su casa cuenta con luz, pero no con agua. Además de pagar una cuota por la conexión, deben comprar los materiales para el tendido de cañerías y, al no contar con los medios suficientes, no pueden dar prioridad a esta necesidad.
"Muchas veces nos sentimos a la deriva, pero claramente estamos mejor que en nuestro país donde no queremos volver porque no tenemos ni un techo para vivir allá. En las ollas comunitarias nos comparten un plato de comida que dividimos también para guardar para que los niños coman en la noche", señala Liseth.
Jorge Aguilar agrega que "aunque nos han discriminado también por ser extranjeros, no podemos desmerecer la ayuda que nos han brindado familias de este sector. No queremos molestar a nadie, solo vivir tranquilos y seguir luchando para que nuestros hijos estén mejor".
A pesar de todas las necesidades que evidentemente tienen, Liseth asegura que "por el momento estamos bien aquí porque en Ecuador no tenemos dónde vivir, no tenemos casa y en mi familia es como que no existiera, no me toman en cuenta ni siquiera por los niños", asegura.
"Aunque nos han discriminado también por ser extranjeros, no podemos desmerecer la ayuda que nos han brindado familias de este sector",
Jorge Aguilar.
Urgente
Lo más urgente para esta familia son los materiales para forrar su vivienda, además de pañales para el niño Jorge y un celular con conexión a internet para que Nataly pueda terminar cuarto básico. Quienes quieran ayudar a esta familia, se pueden contactar al celular +56 9 5699 3870