La madre que sigue emprendiendo para ayudar a su pequeña hija enferma
Fernanda, de solo dos años, tiene una alergia alimentaria que obliga a la familia a gastar fuertes sumas en productos especiales y en tratamientos médicos.
Emprender se convirtió en una terapia y en la mejor manera de generar ingresos para Valezka Cuevas Donoso (33). Esta llolleína es madre de cuatro hijos que tienen entre 17 y dos años, y siempre ha sido busquilla para ver oportunidades en distintos rubros.
"A los 16 años tuve a mi primera hija y ahí comencé a emprender vendiendo distintos productos para ir generando dinero. Siempre el rubro fue cambiando, todo dependía de lo que se estuviera vendiendo más en ese momento, pero nunca he dejado de emprender", afirma.
Hoy su negocio se llama "Tiendita Sunshine". Tiene cerca de cinco años y ofrece artículos de papelería.
Con esta idea ha buscado ir innovando para satisfacer de la mejor forma a su clientela, sobre todo ahora que siente que los pedidos se han incrementado producto de la pandemia por el coronavirus.
"Ahora ofrecemos cajas con distintos productos, hay varias opciones, además de ramos para regalo. Tenemos productos de papelería que los jóvenes conocen como kawaii (un adjetivo japonés que puede ser traducido como bonito o tierno). Con la pandemia hemos tenido más pedidos, principalmente por los regalos que nos piden para sorprender a alguien en su cumpleaños, considerando que ahora no se puede estar cerca de los seres queridos", comenta.
-¿Qué hacía antes de abrir esta tienda de papelería?
-Vendía lencería tanto erótica como normal, que es lo que le llaman de casa. Siempre hay como un boom de estos productos y luego empiezan a decaer. Por lo mismo después decidí apuntar a otra área y llegué a la papelería. Mi hija mayor tiene 17 años y ella siempre está al tanto de las tendencias en todo esto.
Inicios
Si bien todos los emprendimientos de Valezka han surgido porque son su principal fuente de ingresos, este último ha tomado mayor fuerza debido a la enfermedad de Fernanda, su hija menor.
La pequeña tiene dos años y a los dos meses de vida los médicos le diagnosticaron una alergia a la proteína de la vaca, lo cual posteriormente desencadenó en una alergia alimentaria. La enfermedad obliga a la familia a gastar fuertes sumas en su alimentación especial.
"Mi hija no puede comer cualquier cosa y es súper frustrante, porque uno no sabe mucho de estas cosas y tiene que ir aprendiendo. Además, esto es algo que no muchos niños padecen en San Antonio, por lo que a veces es más difícil conseguir ciertos alimentos, y especialistas no hay", revela la llolleína.
Enfermedad y críticas
Tanto en el caso de la alergia alimentaria múltiple como de la alergia a la proteína de la vaca no se conocen sus causas.
Los alimentos que debe comer la pequeña Fernanda son costosos. "Solo puede consumir leche de burra y la bolsita nos dura dos días y medio. Esto significa una cantidad de dinero considerable que gastamos, la cual no sería así si no tuviera esto, porque podríamos acceder a la leche que entregan en los consultorios, por ejemplo", asegura.
Para brindar una atención médica adecuada a su hija, Valezka la lleva a un doctor particular en Santiago y a especialistas en Valparaíso gracias a las interconsultas a las que ha podido acceder.
"Lo más complicado de todo esto es el desconocimiento de la gente. Muchos me han tildado de exagerada. Me han dicho que yo creo que Fernanda es la única que tiene esta enfermedad y, por el contrario, qué más quisiera yo que ella no tuviera nada", confiesa con emoción.
-¿Cuáles son las situaciones más complicadas que han debido enfrentar?
-Sin duda, las veces en que ha estado hospitalizada. Fernanda es alérgica, aunque parezca imposible, a la papa y al zapallo. Cuando era más pequeñita estuvo a punto de morir por comer papa, porque con la reacción alérgica se le cierran las vías respiratorias. Hemos tenido que gastar mucho como familia, porque cuando ella se enferma siempre sale bien caro.
Producto de las múltiples alergias alimentarias que padece, su sistema inmunológico se ha ido debilitando, lo que la expone todavía más a otras enfermedades. Por lo mismo, toda la familia ha debido extremar las medidas de seguridad para evitar contagiarla en esta pandemia.
Familia
Los otros tres hijos de esta emprendedora llolleína han debido aprender de esta condición que afecta a su hermana menor. Ellos se han convertido en el gran apoyo y pilar fundamental en la vida de su madre.
Por lo mismo, el algunas ocasiones Valezka se siente culpable, porque cree que sus hijos han debido dejar muchas cosas de lado para ayudarla.
"Como la más chica ahora es más grande, se da cuenta un poco más de las cosas y, ante eso, los más grandes tienen que comer algo a escondidas o simplemente privarse. Creo que eso no es justo para ellos, pero adoran tanto a su hermana que me ayudan inmensamente para cuidarla", dice con orgullo y satisfacción.
-¿Este emprendimiento sale adelante solo gracias a usted?
-Para nada, sin ellos me faltaría mucha ayuda. Mi hija mayor me ayuda con las redes sociales y con los nuevos productos que podemos traer. El siguiente me colabora con las fotos y en general todos me apoyan en lo que más pueden. Los dos más grandes me ayudan cuando necesito ir a entregar productos o para cuidar a sus hermanas más chicas. Gracias a ellos sigo adelante, porque son mi cable a tierra sin duda alguna.
Sistema de salud
Algo que para la mayoría puede ser tan simple como dibujar con lápices podría ser letal para Fernanda. "Los materiales con lo que están hechos los lápices de palo, como se les dice, son tóxicos para Fernanda y para la mayoría de los niños con esta condición. Ahí viene mi mayor miedo, que es cuando Fernanda tenga que entrar al colegio, que la gente no sepa y le pase algo por no poder estar con ella", sostiene.
Al principio, la pequeña podía acceder al programa de alimentación especial que entregaban en consultorios para niños con esta enfermedad. Sin embargo, la leche que le servía fue cambiada, y la nueva le hizo mal, por lo que su inmunólogo les aconsejó que la mejor alimentación sería con leche de burra.
"La ayuda que podría tener con esta leche de consultorio no la tengo, porque a mi hija le hizo mal. Este gasto es grande y hay que sumarle remedios, consultas al médico que requieren exámenes y alimentación especial. Podemos dar abasto gracias a su papá y al emprendimiento, pero hay familias sin esa posibilidad", reconoce la madre.
Felicidad en el trabajo
Una de las cosas que pone más contenta a Valezka es la preferencia de sus clientes que incluso la contactan de distintas regiones del país.
"Nunca pensé que este emprendimiento tomaría tanta fuerza y que me haría tan feliz. Eso me tiene inmensamente agradecida, sobre todo cuando hago una entrega a alguien que tiene un familiar lejos. Ver sus caras de felicidad y a mis hijos bien, me hace sentir que todo mi esfuerzo vale la pena", confidencia.
"Siempre el rubro fue cambiando, todo dependía de lo que se estuviera vendiendo más en ese momento, pero nunca he dejado de emprender",
Valezka Cuevas
"Muchos me han tildado de exagerada. Me han dicho que yo creo que Fernanda es la única que tiene esta enfermedad y, por el contrario, qué más quisiera yo que ella no tuviera nada",
Valezka Cuevas
"Cuando era más pequeñita estuvo a punto de morir por comer papa, porque con la reacción alérgica se le cierran las vías respiratorias".