Así fue cómo Carlitos, el niño héroe sanantonino, murió salvando a sus compañeros de un hogar de menores
En septiembre de 1997 murieron 31 personas en un incendio en Colina, la mayoría niños de no más de 12 años, en una de las peores tragedias ocurridas en Chile en un centro para atender a menores.
""Te amo hermano, pórtate bien, házle caso a las tías. Nos vemos la próxima semana".
Eso fue lo último que le dijo Susana a su hermano Carlitos el 24 de septiembre de 1997 cuando se despidieron en el hogar Los Ceibos, de la Corporación de Ayuda al Niño Limitado (Coanil) en Colina.
Habían estado en San Antonio con el niño de 21 años de visita. Porque Carlos Andrés Figueroa Rojas tenía 21 años y medía casi dos metros, pero su mentalidad era la de un niño de tres años.
Carlitos, como le decían en la familia, había sido un niño normal hasta los seis años cuando una severa epilepsia alteró su desarrollo y le causó un grave problema cognitivo y conductual, como consecuencia de una encefalopatía crónica.
A Carlitos lo atacó una enfermedad conocida como Síndrome de Lennox-Gastaut; también llamado síndrome de Lennox, que es una variante de epilepsia infantil de difícil manejo y que aparece entre los dos y seis años de vida. Se caracteriza por convulsiones frecuentes y a menudo se acompaña de discapacidad intelectual y problemas conductuales.
Por esa razón el joven-niño estaba internado en Coanil, sin saber que la fatídica madrugada del 29 de septiembre de 1997 se convertiría, junto a decenas de niños, en protagonista de una de las peores tragedias que ha afectado a un hogar de menores en la historia de Chile.
Horrible Tragedia
Fueron en total 31 personas, la mayoría niños de no más de 12 años, los que murieron en el incendiarse que afectó al recinto que albergaba el hogar "Los Ceibos", donde un techo en llamas se desplomó sobre un pabellón con las camas de los residentes más indefensos.
Según se informó en la época, la tragedia se desencadenó al incendiarse el material aislante del techo del pabellón de los niños y jóvenes más desvalidos del hogar Los Ceibos.
La incapacidad física y la avanzada debilidad mental que padecían ayudaron a que muchos niños no lograran escapar del fuego. Aquella madrugada, en que murieron 31 personas, Carlitos, a pesar de todas sus limitaciones, se convirtió en héroe al entrar varias veces al recinto en llamas para rescatar a sus compañeros de hogar.
Aprovechando su estatura y fortaleza física, el niño entró una y otra vez en auxilio de otros niños, hasta que una parte del techo se le desplomó encima, causándole quemaduras en el 48 por ciento de su cuerpo. Tras luchar una semana, las graves lesiones sufridas le arrebataron la vida.
Imborrable
Transcurridos 23 años de esa tragedia, en San Antonio Susana Figueroa Rojas (40) conversó con Diario El Líder para repasar esta historia que marcó su vida para siempre. Habla muy tranquila de los hechos que recuerda con sorprendente claridad, pero sobre todo habla con amor, con el gran amor que todavía siente por su hermano Carlos y que los años no lograron disipar.
"Éramos muy unidos, siempre nos quisimos mucho porque Carlitos era muy especial. Yo sentía que él me cuidaba y yo lo cuidaba a él. Como era tan alto, medía un metro noventa y cinco, siempre quería estar ayudando; por ejemplo si veía personas descargando lo que fuera, se paraba a ayudar, o acarreaba el gas, era como un niño gigante que hacía todo con mucha alegría", rememora Susana.
Sobre lo ocurrido la madrugada del incendio en Colina, Susana cuenta que "como a mi hermano no se le notaba en su carita la discapacidad que tenía y se veía como un joven normal, los bomberos pensaron que era una persona más que estaba ayudando. Nadie se dio cuenta que él era también una de las víctimas del incendio y como además tenía esta característica de siempre estar ayudando, me imagino que vio lo que estaba pasando, vio cómo rescataban a los niños y quiso ayudar en eso".
La hermana de Carlitos, el niño héroe de ese fatal incendio, también explica que "por sus limitaciones muchos niños creían que todo lo que estaba pasando era un juego, entonces los rescataban y algunos volvían a entrar al incendio. Los bomberos que trabajaron en el lugar contaban lo complicado que fue rescatar a los niños y después ellos mismos se sorprendieron de la valentía que tuvo mi hermano que ayudó sacando a varios niños antes que le cayera una parte del techo encima. De hecho llevaba un niño en brazos cuando eso le pasó".
Una conexión especial
Ya pasaron 23 años de la tragedia del hogar Los Ceibos y mañana se cumplirá un aniversario más de la muerte de Carlos Figueroa, fallecido el 6 de octubre de ese año por las graves lesiones que sufrió en el incendio.
Pero el paso de los años no ha conseguido borrar el amor indeleble de Susana Figueroa por su hermano, a quien recuerda con especial cariño porque, como ella misma explica, "desde siempre estuvimos juntos, desde que tengo uso de razón me tocó ayudar a cuidar a mi hermano que estuvo de cumpleaños ese 1 de octubre y falleció el 6 de octubre. Alcanzó a cumplir 21 años y después de eso partió, yo en ese tiempo estaba embarazada y era tan grande la conexión que teníamos que presentí que algo pasaba porque yo sentía mucho calor en mi hombro, en los brazos y cuando estuvo hospitalizado mi mamá me confirmó que era justo donde mi hermano estaba quemado".
Susana insiste en que Carlitos "era mi vida, era todo para mí. Siempre fuimos muy unidos y como yo estaba embarazada de mi hija yo pensaba que cuando mi niña fuera creciendo él iba a poder avanzar con ella. Veíamos juntos la ropa de la niña, él la entraba, la veíamos juntos y yo de hecho me venía rápido del colegio para poder estar con él porque se ponía agresivo con mi mamá, pero conmigo no, conmigo nunca fue así".
-Han pasado 23 años desde que tu hermano falleció ¿Cómo se vive con esto Susana?
-Uno nunca supera una cosa como esta. Su ausencia nunca la he superado, nunca he podido dejarlo y siento que él tampoco nunca me ha dejado. Tengo mi hija que ya tiene 23 años y como dije siempre he pensado que ella le habría hecho bien, que con ella él podría haber avanzado de su enfermedad porque habrían crecido juntos.
Esta es la crónica del niño héroe. La historia del gigante bondadoso que ofrendó su vida rescatando a sus compañeros del hogar Los Ceibos, donde decenas de niños, internados en ese lugar por sus progenitores, incapaces de poder cuidarlos adecuadamente, perecieron prácticamente sin saber de la tragedia de que eran protagonistas.
Paradójicamente, no faltaron quienes se inmolaron al retornar al lugar del mortal incendio del que ya habían sido rescatados. Uno de ellos fue Carlitos, el niño de 21 años que murió salvando a sus amigos.
"Era mi vida, era todo para mí. Siempre fuimos muy unidos y como yo estaba embarazada de mi hija yo pensaba que cuando mi niña fuera creciendo él iba a poder avanzar con ella",
Susana Figueroa.
"Los bomberos pensaron que era una persona más que estaba ayudando. Nadie se dio cuenta de que él era también una de las víctimas del incendio",
Susana Figueroa.
"Su ausencia nunca la he superado, nunca he podido dejarlo y siento que él tampoco nunca me ha dejado",
Susana Figueroa.
6 de octubre de 1997 fue el día en que Carlos Figueroa murió.