Con éxito rotundo y medidas de seguridad sanitaria volvió la Feria de las Pulgas
Un centenar de puestos dieron vida al tradicional mercado informal de Barrancas.
En la esquina de Copiapó con Llanquihue una silenciosa mujer acaricia con un pincel lleno de tempera un pequeño artefacto de madera y alrededor las personas caminan cotizando ropa, mirando antigüedades y dejándose atrapar por la oferta múltiple de objetos y de precios que se desparraman por todos lados.
A la misma hora el vendedor de empanadas vocea sus jugosas masas rellenas que se van acabando con prisa y el sol del domingo ilumina este rincón del pueblo que se ha convertido en un mercado popular que tiene vida propia, que le ha devuelto a este barrio una rutina que perdió por los meses asediados por la pandemia.
María Reyes vive en la población La Viuda de Llolleo alto y es la mujer que pinta sus productos en una de las esquinas de la Feria de las Pulgas de Barrancas. Con dulce timidez relata que "esta es la primera vez que vengo y me ha ido súper bien con los servilleteros, posavasos, cajitas multiuso que compro y las pinto; porque estas cositas vienen hechas y yo les hago los dibujos, los motivos, el diseño y así las vendo".
Preparándose
Sin dejar de pasar el pincel por el revistero que cobra vida a costa de sus nuevos colores, María Reyes cuenta que "aquí en esta esquina es como una isla, así que aislada y me fue súper bien. Estoy entusiasmada para venir la próxima semana y traer otras cosas. Me estoy preparando con hartos diseños navideños que a la gente le han gustado mucho".
La pintora relata que "como era la primera vez, traje poquitas cosas porque no sabía cómo era y si se venderían, pero gracias a Dios me fue súper bien, valió la pena venir porque así uno junta su platita. En un año tan difícil como este uno tiene que ingeniárselas porque en mi caso yo no trabajo en esto, pero como está todo parado hay que reinventarse cuando no hay ingresos y esta feria es una oportunidad para muchas personas".
Con experiencia
Claro que a la Feria de las Pulgas, además de gente nueva, también llegaron los de siempre, como la señora Erika Toro, que lo primero que dice es que "gracias a Dios me ha ido bien en esta feria en la que participo desde que empezó. Por eso me pone muy contenta volver después de tantos meses de encierro porque esta es una feria familiar. Aunque sea de a poquito, algo se va vendiendo y caen sus monedas que ayudan para el presupuesto familiar".
Según esta comerciante tradicional, "lo más bonito que tenemos es la camaradería que se da aquí entre quienes venimos a vender nuestras cositas y la gente que llega como si fuera un verdadero paseo familiar porque ha sido un año muy duro para todos. Estar aquí es una alegría grande porque el encierro ya era mucho, un encierro que a las personas las enferma, las deprime, y sin trabajo, peor todavía".
Por eso Erika Toro quiso invitar "a toda la gente a que venga a esta feria, porque se pueden entretener mirando los cachureos, la ropa, las cositas para la cosa y hasta los adornos de Navidad que se han vendido harto porque la gente ya se está preparando".
Noelia Silva Saavedra, una de las organizadoras de esta feria, asevera que "mucha gente extrañaba venir a trabajar a esta feria y por eso es muy reconfortante vernos después de tantos meses. Con todas las medidas de resguardo la feria fue un éxito y le damos las gracias a la municipalidad por darnos la oportunidad de trabajar".
15 de noviembre se realizará nuevamente la Feria de las Pulgas de Barrancas.