El profesor del Inco que está entre los 5 finalistas del "Nobel de la Enseñanza"
El ganador nacional del concurso para educadores recibirá más de 7 millones de pesos, mientras que el triunfador de la etapa internacional obtendrá un premio de un millón de dólares.
El profesor Pablo Malhue ha cumplido una labor transformadora en la defensa del medio ambiente y en lograr una "alfabetización científica-crítica" entre sus alumnos del Instituto Comercial Marítimo Pacífico Sur de San Antonio (Inco). Fueron ellos, precisamente, quienes lo postularon al "Nobel de la Enseñanza", como también se conoce al Global Teacher Prize, concurso que en su versión nacional lo tiene entre los cinco finalistas, luego de un proceso de selección que comenzó con 10 mil participantes.
El galardón, que se entregará el 24 de noviembre, reconoce la importancia y el impacto de la labor docente en la formación de la sociedad. Los finalistas están concursando por 10 mil dólares (más de 7 millones y medio) y el ganador o ganadora chileno pasará al concurso internacional, donde se podría adjudicar un millón de dólares, vale decir, más de 750 millones de pesos.
Agradecido
Sus alumnos del Inco lo han postulado en dos ocasiones. Aunque agradecido, les pidió no insistir ya que "le bastaba con ser buen profesor y persona para ellos". Pero este año fue distinto y su trabajo podría llevarlo al primer lugar del certamen.
-¿Cómo desarrolla el trabajo en esta materia con sus alumnos?
-Trabajo en un establecimiento que forma profesionales para el trabajo portuario y sus servicios asociados, por lo que considero de gran importancia promover una formación que les permita cuestionar el desarrollo económico ilimitado en un mundo de recursos limitados. En la sala de clases promuevo el desarrollo de proyectos que desafíen a los estudiantes a resolver problemas de su entorno utilizando la ciencia. Por otro lado, dirijo una academia de ciencia escolar, llamada Yecos del Inco, donde se han realizado estudios de alfabetización antártica, oceánica y astronómica. Mis estudiantes han presentado sus observaciones en distintos congresos y charlas. Finalmente, los humedales son tema central en nuestra academia escolar, donde distintos proyectos de emprendimiento e investigaciones se han desarrollado en la desembocadura del río Maipo y en las lagunas Ojos de Mar.
-Aquellos alumnos que se proyectan como futuros científicos, ¿qué dificultades enfrentan?
-Los principales obstáculos son los cuestionamientos de empleabilidad futura, estereotipos de géneros, problemas económicos y las pruebas de selección que les impiden ingresar a la universidad que aspiran. En mi establecimiento he logrado mitigar estos cuestionamientos y promover la participación en talleres y cursos científicos en universidades, así también el ingreso a la Educación Superior por trayectoria científica escolar.
-¿Por qué decidió seguir adelante con la postulación?
-Siempre creí que no era necesario visibilizar mi labor, pero este año me nominó la diputada Camila Rojas, sanantonina y miembro de la Comisión de Educación de la Cámara de Diputados. Esto me hizo reflexionar bastante y tomé la decisión de seguir adelante, ya que pienso que no estoy solo en esto, sino que represento el trabajo y colaboración de muchas personas que me han enseñado, aconsejado y acompañado.
-¿Qué le hace ser tan valorado y generar un impacto positivo en tus estudiantes?
-Debido a que nací y crecí en San Antonio, he podido perfeccionar un enfoque muy territorial en mi quehacer, donde promuevo el desarrollo del pensamiento crítico desde una perspectiva socio científica y ambiental local. Pienso que mis estudiantes me ven como una persona que trabaja y vive haciendo lo que le gusta. Enseñar ciencia y guiar trabajos de emprendimiento e investigación escolar es mi estilo de vida hasta hoy, incluso en pandemia.
-A propósito, ¿ha sido difícil adaptarse a la educación remota para cumplir los objetivos educativos?
-Para nadie ha sido fácil, independiente del rol que uno esté ejerciendo. Si bien utilizaba varias plataformas digitales antes de la crisis sanitaria, usarlas en un contexto de aula controlado es distinto al escenario que se presenta hoy. Lo positivo es que las y los estudiantes han aprendido a utilizar herramientas tecnológicas que serán parte de su futuro.
-Si gana, ¿qué haría con el premio?
-Con el premio nacional podría costear y mantener la suscripción a licencias de distintas plataformas educativas que actualmente uso. También dejaría un monto reservado para la academia de ciencias que dirijo, que nos permita financiar costos que la Ley SEP no pueda pagar. Además, les daría algún regalo a mis estudiantes investigadores y financiaría los costos para optar a cursos relacionados a mi formación profesional y participación en encuentros o congresos académicos.
"Mis estudiantes me ven como una persona que trabaja y vive haciendo lo que le gusta",
Pablo Malhue
750 millones de pesos recibirá el profesor que gane el concurso a nivel internacional.