15 familias se tomaron un terreno ante la falta de acceso a una vivienda
Con unión y esperanzas enfrentan las dificultades que significa vivir sin servicios básicos.
Por circunstancias que escapan de sus manos y en un panorama al que nunca esperaron enfrentarse, vecinos se tomaron un terreno en la parte alta de San Sebastián.
Las 15 familias, pertenecientes al campamento Víctor Jara, se establecieron en el lugar el pasado 12 de octubre, cuando ya sus situaciones económicas no resistieron más.
"Los integrantes de estas 15 familias nunca esperamos encontrarnos en una situación como esta. La mayoría de nosotros, producto de la pandemia y previamente por el estallido social, perdieron su fuente laboral o a otros les bajó el sueldo", explica Guillermo Bustamante, presidente del campamento.
Las bajas de sueldos y las pérdidas laborales gatillaron en que quienes arrendaban una vivienda, no pudieran continuar con estos pagos, llegando incluso a ser desalojados.
Vecinos
Quienes residen en este lugar, son personas nacidas y criadas en San Sebastián y que incluso han formado sus familias en la comuna de Cartagena.
Realizando todos los trámites municipales para así poder acceder a beneficios y que posteriormente sean urbanizados, es que se ha desarrollado este mes desde que fundaron su campamento.
"Cuando llegamos, esto solo era un peladero lleno de basura. Hasta donde sabemos, por lo averiguado, este lugar es municipal. Hemos hecho todo desde el respeto y la legalidad, tratando de tener los menos problemas posibles, porque lo único que nos pasa es que necesitamos dónde vivir, ya que muchos no podíamos seguir arrendando", agrega Bustamante.
-¿Cómo ha sido la situación con los vecinos aledaño?
-La verdad eso es algo que queremos agradecer. Los vecinos han sido muy comprensivos con nosotros. Nunca hemos querido pasar a llevar a nadie y ellos nos apoyan mucho. Entendemos que la gente puede desconfiar de las tomas o campamentos, pero lo que nos pasó, es que no nos quedó de otra.
Prejuicios
Delincuentes, traficantes e incluso ladrones son algunos de los términos con los que la gente se ha referido a estas familias, entre las que hay seis menores de edad.
"La gente piensa mucho que, con los campamentos o las tomas, quienes llegan son delincuentes o algo así, pero nosotros no somos lo que siempre se piensa de esas situaciones. Nos apoyamos mucho entre todos los vecinos, porque todos estamos aquí por lo mismo", cuenta Eugenia Araya.
Araya, debió dejar su casa junto a sus dos hijos de 10 y 21 años, luego de que los ingresos económicos le impidieran seguir costeando un arriendo.
"Mi arrendataria fue súper comprensiva y me dio un tiempo para dejar la casa, pero como ya no me quedaba de otra, me vine a la toma. Uno siempre busca lo mejor para sus hijos y ojalá no los tuviera que exponer a esto. Mi hija estudia en la universidad así que está con mi mamá algunos días", detalla.
Como el caso de Eugenia, hay varios y por lo mismo, entre ellos mismos van generando recursos, sobre todo con aquellos que no tienen trabajo.
"Cuando llegué a Chile hace dos años, nunca pensé que algo así me pasaría. La unión de todos aquí es impresionante. Por más que seamos un campamento, somos más una familia, porque nos conocemos muy bien y sabemos, mejor que nadie, por lo que estamos pasando", cuenta Rickel Román, venezolano que arribó hace dos años a San Sebastián.
Las ollas comunes, la organización para conseguir agua o mercadería, son usuales entre este grupo de vecinos que desde hace poco más de un mes están en esta situación.
15 familias son quienes asumieron una nueva condición de toma de terrenos.