Familia venezolana que les pone color y alegría a las celebraciones
Isavic Marín y su hijo Eder están detrás de Dúo Festejo, una idea que partió hace casi tres meses y que ofrece adornos con globos para cualquier tipo de fiesta.
Hace tres años y tres meses Isavic Marín Mata (40), junto a su esposo y sus dos hijos, de 13 y 10 años, llegó a vivir a Chile desde Venezuela.
La familia arribó en un principio a la ciudad de Santiago, con la esperanza de encontrar mejores oportunidades laborales y un mejor futuro, principalmente para los niños.
"Nos vinimos a Chile porque queríamos estar mejor y sentíamos que acá podíamos tener más oportunidades que en nuestro país. Nos costó un poco establecernos, porque es lógico, pero sin duda fue una buena decisión por la que optamos como familia", reflexiona Isavic.
Los primeros meses en Chile no fueron fáciles para el matrimonio, pero no se arrepienten de la decisión que tomaron al dejar su natal Venezuela.
"Actualmente vivimos en Alto Mirador y desde que llegamos a Chile nos hemos encontrado en el camino con gente de muy buen corazón y buena voluntad. Eso hace mucho más llevadero todo el proceso de adaptación al país", sostiene la venezolana.
Rumbo al puerto
Apenas arribaron a la capital, Isavic y su esposo empezaron a trabajar en pequeños empleos. Su marido tenía unos familiares viviendo en San Antonio, quienes también provenían de Venezuela. Fueron ellos los que le avisaron de una oferta laboral.
"Al principio vivíamos en Santiago y yo trabajaba en varias cosas, igual que él, para generar ingresos. Un día mi esposo visitó a sus familiares acá en San Antonio y me dijo que había una posibilidad de trabajar en camiones. Sabíamos que sería una buena oportunidad", recuerda ella.
-¿En ese momento comenzaron a vivir en San Antonio?
-No, al principio se vino él solo para trabajar, porque no teníamos cómo establecernos acá, entonces yo me quedé con los niños en Santiago hasta que la situación estuviese mejor. Pasamos por momentos muy complicados, en que incluso dormimos en la calle, pero pudimos superar todo eso.
Durante un año la familia estuvo residiendo en la capital. Solo seis meses después de que el esposo de Isavic encontró trabajo en la comuna puerto, ella y los dos niños se reunieron con él y se establecieron juntos en el sector de Alto Mirador.
-¿Les costó adaptarse a San Antonio?
-Un poco. Como en todo proceso hay momentos más duros que otros, como decía antes, pero aquí estamos. Al principio, cuando mi esposo encontró este trabajo en transporte de camiones, él vivía en el camión y nosotros estábamos en Santiago, hasta que pudimos reunirnos todos.
El trabajo
En Venezuela Isavic se tituló como técnico superior mecánico, pero nunca ejerció la carrera por los bajos sueldos que le ofrecían. Allá se ganaba la vida en un taller de costura, ya que siempre ha sido muy autodidacta y fanática de las manualidades.
"Cuando iba a entrevistas relacionadas a mi profesión, siempre me ofrecían como sueldo el dinero que yo podía ganar en un par de días en mi taller. Cuando llegamos a Chile, sabía que me serviría el ser buena para las manualidades", asegura.
-¿Su idea también era trabajar en algo propio acá en Chile?
-Para nada. Lo que pasa es que sentía que en cualquier trabajo podría aprender rápido y siempre podría encontrar algo que hacer, pero no me lo planteé hasta mucho después. Crear algo propio no era mi prioridad, porque teníamos que velar por salir adelante como familia.
Los primeros dos años de su estadía en Chile fueron los más duros, sobre todo para establecerse y darles un buen pasar a sus dos hijos.
Pese a todo, cuentan que la idea de regresar a Venezuela no es una prioridad por ahora, mucho menos para su hijo Eder, de 13 años.
"Mi hija más pequeña a veces me dice que le gustaría volver a Venezuela si las cosas estuvieran mejores. A mí también me gustaría volver, pero Eder es distinto, él dice que no volvería, que ya siente que es de acá y que no se va por nada del mundo", cuenta entre risas la madre.
Emprendimiento
Gracias a su destreza con las manualidades, Isavic manejaba la técnica para realizar todo tipo de arreglos y figuras con globos para celebraciones como cumpleaños, matrimonios y aniversarios, entre otros.
Y esa habilidad le abrió una gran oportunidad. "Una amiga que vive acá cerca me dijo que como yo sabía hacer estos arreglos, y también tablas de picoteo como les llaman en Chile y muchas otras cosas, podía empezar a venderlas. Lo pensé y también se lo comenté a mi familia", recuerda.
Así realizó el primer trabajo junto a su hijo Eder, que fue para la misma amiga que la impulsó con la idea.
"Todo tuvo un súper buen recibimiento. Después de ese trabajo subimos fotos a las redes sociales y comenzaron a llegar los pedidos. Yo trabajo en la feria, entonces cuando el negocio de alguna forma empezó a crecer, hubo un poco de cambio", asegura.
Yo quiero hacerlo
Hace casi tres meses, cuando comenzó con su emprendimiento Dúo Festejo, nunca pensó que tendría tan buen recibimiento de parte del público.
Eder Quijada Marín (13), el hijo mayor de Isavic, había aprendido de su madre acerca del trabajo con globos, y fue él quien le dijo a su madre que quería seguir con el proyecto.
"Me parece que es algo que no muchos niños a mi edad hacen o que les interese una actividad como esta. Creo que eso también hace novedoso a Dúo Festejo. Mi mamá me ayuda a montar y a entregar los trabajos que hacemos", cuenta el pequeño.
Eder aprendió todo viendo a su madre desarrollar este oficio en Venezuela. Sin embargo, el alumno salió más hábil que la propia maestra, ya que también lleva en sus genes la capacidad para las manualidades.
"La inversión con la que hemos estado trabajando es poca, pero nos ha funcionado muy bien. Lo único malo es que acá cuesta encontrar el material, por lo que debemos encargarlo a Santiago. Si bien todo el dinero queda para él, es algo que no le preocupa en gran medida. A Eder le importa ver a la gente feliz con el trabajo que realiza", agrega su madre.
-Eder, ¿y la gente se sorprende con este trabajo?
-Les asombra un poco que sea tan pequeño y esté realizando esto, porque no es tan usual. Cuando mi mamá me preguntó un nombre para el emprendimiento, se me ocurrió Dúo Festejo porque estábamos los dos en esta aventura. Me gustaría que esto se conociera en todos lados y ser reconocido por mis trabajos con globos.
"Desde que llegamos a Chile nos hemos encontrado en el camino con gente de muy buen corazón y buena voluntad. Eso hace mucho más llevadero todo el proceso de adaptación",
Isavic Marín
"Pasamos por momentos muy complicados, en que incluso dormimos en la calle, pero pudimos superar todo eso",
Isavic Marín
"Me parece que es algo que no muchos niños a mi edad hacen o que les interese una actividad como esta",
Eder Quijada,, 13 años