Deserción escolar aumentó en la provincia a causa de la pandemia
El año pasado ningún alumno dejó el sistema educativo, pero este 2020 en San Antonio unos 20 estudiantes no tienen contacto con sus colegios.
La educación enfrentó este 2020 uno de sus años más complicados. El paso de las clases presenciales a las telemáticas ocasionó un trastorno en la planificación que habían realizado los establecimientos antes del inicio año escolar.
El uso de plataformas digitales mantuvo el nexo entre los profesores y sus alumnos; sin embargo, uno grupo de escolares desapareció del sistema.
En octubre la Dirección Provincial de Educación detectó este problema.
"No tenemos las cifras finales, porque estamos en el proceso de cierre de matrículas. El año escolar termina el 24 de diciembre, pero de parte del ministerio, a principios del mes de octubre, se tomaron las cifras de los posibles desertores y se generó un plan especial que se llamó 'Estamos a tiempo'", explicó la jefa de la Deprov, Soledad González.
Con este plan se motivó "a los directores para que aquellos estudiantes que no habían tenido ningún tipo de conectividad durante el año, se acercaran e hicieran un plan especial".
Durante tres meses se aplicó este plan, considerando además que ahora la decisión de la repitencia de un alumno no solo es del colegio, sino que también del Ministerio de Educación. Cuando se detectaron casos de repitencia por falta de conexión de los alumnos, la Deprov hizo un seguimiento de las acciones tomadas por los equipo de profesores.
"Preguntábamos si los llamaron, al alumno o al apoderado; si existía una denuncia por vulneración a los derechos del niño, porque no podemos olvidar que la educación es un derecho. En este caso, si no se conectan se debe denunciar", recordó Soledad González.
Las razones por las cuales no se conectaban los alumnos iban desde problemas con las señales de internet, desidia de los padres o incluso económicos. "Algunos alumnos se dedicaron a hacer otras labores, porque estaban trabajando. Es peor la vulneración de derechos, porque un niño no debe trabajar", advirtió la jefa de la Deprov.
Los supervisores de la repartición se enfocaron en los 148 establecimientos que están a cargo de la Dirección Provincial y se clasificaron con los colores de un semáforo (rojo, amarillo y verde) para determinar su evolución en el número de desertores. "Se crearon planes independientes con cada colegio. Algunos resultaron, otros no", precisó Soledad González.
San antonio
En octubre de este año, cuando se detectó el aumento de la deserción escolar, en San Antonio se determinó que el 2 por ciento de los 6.400 alumnos del sistema municipal de educación no tenía ningún contacto con sus colegios.
Desde ese momento se inició un trabajo para establecer el nexo con los alumnos y los apoderados, con el fin de evitar la repitencia o el abandono de los estudios.
Pablo Mecklenburg, director del Daem de San Antonio, admitió que "la deserción escolar es un tema preocupante en cualquier nivel y se han dado condiciones para que exista; sin, embargo, como sistema municipal hicimos un trabajo para reducirla al mínimo".
El director aseguró que "con un equipo sico-social se trabajó en mantener el vínculo con los niños que estaban en riesgo de desertar".
Alejandro Santis, encargado comunal de convivencia escolar de la Dirección de Educación Municipal, contó que se hizo un catastro para "detectar a los alumnos que estaban en esta situación y definir quiénes eran. Fue un trabajo con los profesores y el área sico-social. Finalmente redujimos la cifra".
Como uno de los factores que incidieron en el alejamiento de los apoderados y alumnos del sistema está "la discusión de si la promoción era automática o no, entonces se registró un relajo. Cuando no prosperó, se comenzó a informar a los apoderados para que tomaran conciencia. Eso tuvo un resultado efectivo", aseveró Santis.
Pero, además, el factor económico también incidió, pues algunos estudiantes se insertaron en el mundo laboral.
Reducción
En octubre eran 140 los alumnos desconectados del sistema. Otro grupo mantenía intermitencias o los apoderados retiraban las canastas de los establecimientos. "No se tenía ni un contacto, ni un teléfono. Entonces nos abocamos a la tarea, con los profesores, de buscar a estos estudiantes", relató Santis.
Con este trabajo las cifras descendieron a menos del 1 por ciento; sin embargo, para San Antonio es preocupante, porque el año pasado no se registró deserción escolar. "No teníamos cifras de deserción, por el hecho de estar de forma presencial y hacer visitas domiciliarias en los casos de posible abandono, por distintas razones; eran más fáciles las acciones que podíamos tomar".
Incluso estos alumnos, aunque el cierre del año está encima, podrían salvar el año escolar, aplicando el "principio de flexibilidad", que se usó el 2020 en la educación. "El ministerio lo planteó, los alumnos con una nota pueden ser promovidos. Incluso algunos profesores evalúan la responsabilidad. Con el solo hecho de conectarse a las clases y participar es una forma de promocionarlo", aseguró Alejandro Santis.
"En algunos casos las necesidades económicas de las familias o la disminución de los recursos de los padres influyó en la deserción",
Soledad González.