El matrimonio que emprendió con las pizzas tras la llegada de su tercer hijo
El profesor Antonio Araya y la asistente social Melinca Castro apostaron por el trabajo en equipo y, con mucho esfuerzo y tenacidad, han sacado su negocio adelante.
La llegada de su tercer hijo significó un cambio completo en la vida de Antonio Araya Fuentes (37) y su esposa Melinca Castro Piña (33).
Hace tres años vivían con sus dos niños, que actualmente tienen 11 y ocho años, en la localidad rural de Bucalemu, en la comuna de Santo Domingo.
"Mi mujer es asistente social y yo soy profesor de educación diferencial. Ambos trabajábamos en Bucalemu y vivíamos allá de hecho. Hasta antes del embarazo no nos habíamos planteado la opción de cambiarnos de casa o venirnos a San Antonio", indica el docente.
-¿Por qué tomaron la decisión?
-Mi esposa iba a tener a la bebé y pensamos que sería mejor establecernos en la ciudad. Ella trabajó hasta los ocho meses de embarazo. Ahí decidimos instalarnos en San Antonio por completo.
El retorno
Antonio Araya es oriundo de San Antonio y, junto a su esposa, se fue a vivir a Bucalemu por razones laborales, pero la llegada de su hija cambió todo el panorama.
Melinca, por su parte, trabajaba bajo el sistema de honorarios y, por lo mismo, no siguió recibiendo remuneraciones una vez que tuvo que dejar su empleo para convertirse en madre por tercera vez.
"Estábamos recién instalándonos en San Antonio y ya teníamos un sueldo menos y un hijo más. Entonces pensamos que algo teníamos que hacer. No nos podíamos quedar de brazos cruzados", cuenta el profesor.
-¿Qué pasó con su trabajo?
-Cuando nos vinimos yo ya había encontrado otro trabajo en un colegio de la zona, pero claro, por más bueno que fuera el trabajo, uno planeaba antes todo con dos sueldos y ahora solo teníamos uno.
La decisión ya la habían tomado y, por lo mismo, no veían posibilidad de arrepentirse, sobre todo porque con este cambio también buscaban lo mejor para su familia.
Ideas
Con un sueldo menos, una bebé recién nacida y estableciéndose recientemente en la comuna puerto, necesitaban buscar qué hacer para compensar los menores ingresos que tenían.
De esta forma, hace tres años, específicamente en octubre de 2017, posterior al nacimiento de su hija menor, crearon D'Agustina Pizzas, un emprendimiento familiar de pizzas caseras.
Hoy el negocio funciona a través de las redes sociales y todo se prepara en la casa de Llolleo de la familia Araya Castro.
Antonio asegura que la idea tuvo una buena recepción del público desde el primer momento y que ha sido ese mismo apoyo de parte de sus clientes el que les ha permitido mantenerse en el tiempo e incluso plantearse nuevos desafíos.
"Queríamos crear algo con lo que nos fuéramos a la segura, que fuera del agrado de la gente y que, por lo mismo, supiéramos que las ventas iban a funcionar. Si nos íbamos a embarcar en esta aventura, teníamos que saber que la inversión no sería en vano", sostiene el emprendedor y docente.
-¿Cuánto demoraron en echar a andar el proyecto?
-En cuanto tuvimos la idea, la implementamos de inmediato para ver cómo la recibía la gente. Adecuamos un horario para el trabajo, porque yo estaba fuera de la casa durante gran parte del día y nuestra pequeña había nacido hace poco.
En estos tres años de funcionamiento han mantenido el mismo horario para recibir y entregar los numerosos pedidos. "Desde ahí la gente nos asocia con que trabajamos de 18.00 a 21.30 horas".
Las variedades
Una de las principales características de su emprendimiento es que la maza de las pizzas es delgada y crujiente, lo que, a juicio de Antonio, les ha permitido ganarse la preferencia del público sanantonino.
"Siempre hemos buscado hacer el mejor trabajo, porque es lo que la gente se merece. Si iniciábamos un emprendimiento, debía tener todo nuestro esfuerzo", indica Antonio.
-¿Qué otras cosas destacarían de sus pizzas?
-Como quisimos llegar de la mejor forma al público sanantonino, decidimos bautizar a las distintas pizzas con el nombre de un barrio de acá de la zona. Tenemos 10 variedades para que la gente elija. Muchas veces lo hacen en base al sector donde viven, y generar eso nos encanta.
Viuda X, Placilla, Villa Italia, Tejas Verdes, San Juan, Santo Domingo, Bellavista, Colinas del Mar, Cerro Alegre y Las Dunas se llaman los 10 tipos de pizza que el público puede escoger a lo hora de hacer su pedido.
Las oportunidades
Antonio Araya hoy está feliz porque el negocio de las pizzas le ha abierto nuevas oportunidades que antes no tenía. Una de ellas fue compatibilizar la crianza y el trabajo, y darle a su esposa la posibilidad de dedicarse a su hija menor sin preocuparse por volver a trabajar.
"Cuando nuestra hija ya estaba un poquito más grande hubiera sido la oportunidad para que mi esposa volviera a trabajar, pero no. Ya el emprendimiento había tomado fuerza y, por lo mismo, ya no queríamos dejarlo", sostiene.
-¿Cómo analizan todo este proceso del emprendimiento?
-Totalmente gratificante, y no solo para nosotros. Claramente permitió que mi esposa pudiera dejar de trabajar en otro lugar para cuidar a nuestros hijos, pero también hemos estado muy ligados a la labor social y dispuestos a ayudar en todo lo que se nos necesite.
Auspicios a clubes deportivos y participación en beneficios familiares son algunas de las acciones sociales que han desarrollado de la mano del emprendimiento.
Crecimiento familiar
Además de ayudar en causas deportivas y sociales, Antonio cuenta que el negocio les ha permitido estar más unidos como familia y comprender la importancia del trabajo en equipo.
"Estamos mucho más unidos, con muchos proyectos y metas. Ha sido un importante crecimiento como familia, todos ayudamos mucho. Mi hijo más grande se encarga de la parte digital y también siempre trae ideas que podemos poner en práctica", dice Antonio, quien detalla que tienen sistema de delivery y retiro en su casa de Divina Providencia 1450.
-¿Los inicios fueron complicados con el trabajo que usted tiene?
-Creo que fue complejo como en cualquier negocio, porque hay temores y todo eso, pero lo que nos sirvió fue que establecimos bien nuestros horarios, para que yo pudiera ayudar a mi esposa en todo esto. La niña era muy pequeña y nosotros estábamos aprendiendo de todo esto, pero lo logramos.
"Estábamos recién instalándonos en San Antonio y ya teníamos un sueldo menos y un hijo más. Entonces pensamos que algo teníamos que hacer. No nos podíamos quedar de brazos cruzados",
Antonio Araya
"Queríamos crear algo con lo que nos fuéramos a la segura, que fuera del agrado de la gente y que, por lo mismo, supiéramos que las ventas iban a funcionar",
Antonio Araya
"Estamos mucho más unidos, con muchos proyectos y metas. Ha sido un importante crecimiento como familia, todos ayudamos mucho",
Antonio Araya