David Muñoz Castillo
El 1º de enero de 2020 en el sector del Mercado Esfuerzo y Trabajo de San Antonio era imposible caminar. Cientos de turistas y vecinos de la comuna y otros puntos del litoral llegaron al principal centro de abastecimiento de productos del mar a comprar pescados y mariscos para apaciguar los efectos de una larga celebración de Año Nuevo.
Muy pocos a esas alturas habían escuchado sobre un virus con nombre extraño que atacaba a los chinos y que decían que se transmitió desde los murciélagos a los humanos.
Un año más tarde, en el mismo mercado de San Antonio, los compradores escaseaban y el tema obligado de la conversación era el covid-19, la "nueva cepa británica" y los efectos que traerá "la segunda ola" en la economía.
Así cambió la realidad de este punto comercial y turístico de la comuna. Sin visitantes de Santiago, los únicos que llegaron al mediodía de ayer a comprar eran los sanantoninos. Se podía caminar con tranquilidad y había más vendedores ambulantes que posibles compradores. En el paseo Bellamar una que otra persona caminaba y en los restaurantes de la caleta las mesas estaban vacías.
"En toda la mañana solo hemos salido a dar una vuelta en bote. No andan turistas", contó Mario Romero, del "Romeral", que da paseos por la bahía. Su colega de una lancha a motor, Luis Vilches, ratificó el análisis. "Anda muy poca gente. El 31 del año pasado estaba lleno, con gente buscando un lugar para ver los fuegos artificiales. Ahora no andaba nadie", relató.
Después de llegar a un consenso cifraron la baja de público en un 80 por ciento.
Peor les fue ayer a los locatarios del Mercado Esfuerzo y Trabajo.
María Guzmán, del local 2 de venta de mariscales, tenía casi intacto el stock. "Tengo abierto desde las 8 de la mañana y he vendido muy poco. El año pasado a esta hora estaba lleno. Vendí menos de la mitad", contó esta comerciante que hace seis años trabaja en este sector.
Jacqueline Avendaño, de la pescadería Jorguito, que funciona hace 30 años, fue categórica en su balance: "hay que conformarse con lo que se venda nomás, por lo menos estamos trabajando".
Según esta comerciante, "las ventas bajaron un 80 por ciento, incluso más. Antes esto estaba lleno, el año pasado por aquí no se podía andar. Ahora andan los mismos caseros de todo el año".
Guillermo Calderón, del puesto Sandra y Paola, aparte de lamentar el poco consumo de productos del mar entre los sanantoninos, aseguró "que está todo caro, porque los dueños del mar se guardan el pescado y el marisco para hacer subir los precios. Así menos vamos a vender entre la poca gente que anda comprando. No anda ni el 10 por ciento comparado con el año pasado"
Los comerciantes confían en un repunte con la llegada de turistas por el permiso de vacaciones que anunció el Gobierno. "Tengo fe que mejorará. Todo el año estuvo malo por la pandemia. Cuando levantaron la cuarentena en Santiago llegó gente, pero se echó a perder el 9 de diciembre", dijo esperanzada Jacqueline Avendaño.