La técnico en enfermería que lleva la feria a la casa de sus clientes
Gabriela Jeria se contagió con coronavirus y luego tuvo estrés laboral, tiempo en el que decidió emprender ofreciendo frutas, verduras y otros productos alimenticios a domicilio.
La crítica situación que han estado viviendo los funcionarios de la salud desde que comenzó la pandemia de coronavirus ha hecho que el 25% de estos, al menos en los centros privados, esté con licencia siquiátrica por estrés o sobrecarga laboral.
Gabriela Jeria Abarca (32 años) es técnico en enfermería (Tens) y trabaja en la clínica Santa María en Santiago. Aunque no está en una unidad crítica, sí le ha tocado lidiar con el caos y el vértigo de estos últimos diez meses donde ha visto contagios internos, cuarentenas preventivas, la carga de trabajo para aquellos que han tenido que cubrir otros turnos, horarios laborales de 24 horas y jornadas extenuantes que derivaron en un desgaste profesional que la envió a su casa en Llolleo con licencia siquiátrica por trastorno de ansiedad y estrés.
"El 2020 fue un año complicado laboralmente", confiesa de entrada.
"Desde el estallido social que veníamos agotados. Después nos tocó la pandemia. Entremedio me contagié de covid. Fue demasiada la carga laboral con turnos de 24 horas. Además, viajaba y como ya no había locomoción, tuve que comenzar a ocupar el auto. Me agoté física y emocionalmente", señala Gabriela, que hace seis años viaja desde San Antonio a Santiago los días que tiene turno.
La profesional agrega que "al igual que el 25% de los funcionarios de la salud privada, me dieron licencia, diagnosticada con trastorno de ansiedad y estrés. No hay personal para cubrir turnos y hasta ahora estamos igual, no hay funcionarios en salud porque un cuarto de ellos está con licencia producto del agotamiento que produce todo esto".
Emprendimiento
Gabriela estuvo durante los meses de noviembre y diciembre con licencia en su casa, tiempo en que analizó la situación y tomó importantes decisiones.
"De la nada nació la idea de la Fruit House. Desperté un día y dije: esto es. Quería emprender, pero me daba miedo porque no es fácil, miedo a fracasar más que nada. Necesitaba una motivación y tuve un par de buenos amigos que confiaron en mí y me dijeron 'dale, tú puedes, confía en ti'. Le planteé la idea a mi mamá y comenzamos juntas en esto", explica la emprendedora.
Antes de iniciar el negocio, Gladys Abarca, su madre, trabajaba en la cafetería Paulina del Mall Arauco San Antonio, la que cerró debido a la pandemia.
"Como yo no podía hacer todo sola y mi mamá estaba sin trabajo, le pedí que emprendiéramos juntas. Mi mamá inmediatamente dijo que sí. No sabíamos que significaría tanto esfuerzo, pero somos perseverantes y esforzadas", asegura.
¿Cómo comenzaron?
-Creamos un Instagram (@lafruithouse), que es el medio social donde nos hemos dado a conocer y por donde nos contactan nuestros clientes. Además de frutas y verduras, analizamos con mi mamá qué otros productos podíamos ofrecer y lo complementamos con huevos, queso chanco, aceite de oliva, miel y frutos secos.
Martes y viernes
"La fruta la compramos en Acoma, la feria mayorista que está en Bellavista, los martes y viernes cuando llega fresca desde Santiago. Nos costó un poco entender cuánto comprar porque uno se maneja en la casa nada más, pero ya tenemos nuestros proveedores a los que nos dirigimos directamente para comprar los productos", explica Gabriela Jeria.
Cada martes y viernes, Gabriela y Gladys están a las seis de la mañana en la feria comprando. Vuelven a la casa a preparar las canastas con los pedidos que luego salen a repartir.
"Yo vivo en Llolleo y mi mamá en San Juan. Allá tenemos el centro logístico porque su casa en más amplia. Compramos martes y viernes porque llega fruta y verdura, y hacemos todo en el día para que el cliente reciba todo fresco. Esa es la idea. Los pedidos se reciben hasta el día anterior", indica la técnico en enfermería.
La emprendedora cuenta que en un principio pensaron vender una canasta establecida, pero como no a todas las personas les gusta lo mismo, se decidieron por hacer una lista de precios y que cada cliente decidiera lo que necesita. Reparten entre La Princesa en Santo Domingo y Cartagena, y dicen que el día con más pedidos es el martes.
Otros productos
Para complementar su emprendimiento, también ofrecen tablas para picar, proyecto que nació en Navidad.
"Una clienta me dio la idea de hacer cajitas de regalo con miel, aceite de oliva y frutos secos, como opción de regalo. La hice y causó furor. Entonces pensamos en algo para Año Nuevo: tablas de carne o de frutos secos y aceitunas, las que tuvieron muy buena recepción. Ahora la piden para cumpleaños u otros festejos", explica Gabriela, quien asegura que están tomando todas las medidas sanitarias exigidas para poder entregar sus pedidos en forma segura.
De vuelta al trabajo
La emprendedora volvió a trabajar a la clínica a principios de este y para complementar su empleo con el emprendimiento, se coordina con anticipación.
"Me he organizado para cambiar turnos o pedir días administrativos. Mi jefa sabe que estoy con este proyecto y me apoya. Con la licencia me replanteé mi vida laboral, estaba muy agotada. Llevo seis años viajando todos los turnos a Santiago. Quiero ver cómo nos va con el emprendimiento y decidir si me dedico o no ciento por ciento a esto", concluye Gabriela.
"Desde el estallido social que veníamos agotados. Después nos tocó la pandemia. Entremedio me contagié de covid. Fue demasiada la carga laboral con turnos de 24 horas".
"Quería emprender, pero me daba miedo porque no es fácil, miedo a fracasar más que nada. Necesitaba una motivación y tuve un par de buenos amigos que confiaron en mí y me dijeron dale, tú puedes, confía en ti",
Gabriela Jeria