Mujeres jóvenes tienen mayor riesgo de morir en hospitales por infartos
Pese a que los sufren menos, hay factores propios de ellas que aumentan la probabilidad de fallecer de un ataque.
Natividad Espinoza R.
Pese a que las mujeres sufren menos ataques cardíacos que los hombres en todos los grupos etarios, las menores de 65 años tienen mayor probabilidad que ellos de morir en un hospital por un infarto. Y en el segmento que abarca a menores de 84 años, la tendencia se repite.
Estos son algunos de los resultados de un estudio de Clínica Mayo (Mayo Clinic) publicado en el último número de Mayo Clinic Proceedings, que buscaba determinar la relevancia de la edad en las diferencias que se ven entre mujeres y hombres en esta patología.
Con esta finalidad se evaluaron más de 6,7 millones de expedientes de pacientes ingresados al hospital debido a ataques cardíaco. La información se categorizó mediante el sexo de cada uno y se dividió en categorías etarias.
A fin de comparar el tratamiento, se categorizó también a los pacientes según el tipo de ataque cardíaco sufrido: Imest o infarto agudo de miocardio con elevación del segmento ST en el que se obstruye completamente una arteria que provee sangre al corazón, e Imsest o infarto agudo de miocardio sin elevación del segmento ST en el que hay una obstrucción considerable -aunque parcial- de la arteria.
Aunque entre las mujeres hubo menos ataques cardíacos agudos en todos los grupos, como hay más mujeres mayores de 84 años que hombres, en ese rango hubo más cantidad de féminas con ataque cardíaco.
En los grupos de infarto de miocardio con y sin elevación del segmento ST ellas presentaron distinciones singulares en cuanto a los riesgos para enfermedad cardíaca, a diferencia de ellos.
Además, las mujeres mostraron mayor probabilidad de hipertensión, diabetes, anemia, fibrilación auricular, enfermedad pulmonar crónica y accidente cerebrovascular previo; pero tuvieron menos probabilidad de haber sufrido un ataque cardíaco y de haberse sometido a la colocación de un desfibrilador implantable, a una revascularización previa o de haber tenido un choque cardiogénico.
A diferencia de lo observado en el sexo masculino, los peores resultados hospitalarios de las mujeres ocurrieron entre las más jóvenes. En el grupo Imsest, las menores de 65 años tuvieron mayor probabilidad que ellos de morir en el hospital debido al ataque cardíaco. Esta diferencia también se observó en el grupo de menores de 84 años con STemi. En ambas categorías de infarto, las mujeres más jóvenes tuvieron mayor probabilidad de sufrir complicaciones vasculares y sangrados fuertes, aunque no fue así en cuanto a accidente cerebrovascular y lesión renal aguda.
"Estos datos plantean que las mujeres más jóvenes tienen un riesgo mayor de sufrir complicaciones después de un ataque cardíaco y, por lo tanto, deben ser el punto central de los estudios para descubrir estrategias que mitiguen esa elevación en el riesgo", aseguró el cardiólogo Mohamad Adnan Alkhouli.
Prevenir un infarto
Mauricio Fernández, cardiólogo de Clínica Alemana, sostuvo que "las medidas de prevención primordial de un infarto al corazón o cualquier enfermedad cardiovascular son una alimentación saludable (tipo mediterránea), hacer ejercicio en forma regular, no fumar y mantener un peso adecuado".
El médico dijo que hay que tener más cuidado cuando hay factores de riesgo como "hipertensión arterial, colesterol elevado, azúcar elevada, resistencia a la insulina o diabetes".
En el caso particular de las mujeres, el experto manifestó que tienen factores de riesgo que son intrínsecos, inherentes a ellas.
"Uno de ellos es la menopausia precoz y la sucesión, sobre todo en la menopausia, de terapia de reemplazo hormonal sumada el consumo de tabaco. Hay que preocuparse de que no se asocien ambas cosas. Si una mujer fuma, lo ideal es no usar terapia de reemplazo", aseguró Fernández.
Asimismo, el experto afirmó que es importante para ellas la prevención del estrés crónico, lo que se puede lograr también mediante ejercicios, una alimentación sana y actividades como la meditación, el mindfulness y el yoga.