A pesar de la pandemia y las deudas, "El Checo" se niega a desaparecer
La emergencia sanitaria mantuvo cerrada esta tradicional "picada" del centro de San Antonio por largos meses, pero ya volvió a recibir a sus parroquianos con sus ricas cazuelas y pescado frito.
La pandemia del coronavirus ha afectado a gran parte del rubro gastronómico en el Litoral Central. Muchos comerciantes, con gran pesar, han debido cerrar sus puertas dejando atrás el tiempo y dedicación puestos en lo que, muchas veces, son negocios familiares.
Ese es el caso de la tradicional picada "El Checo" de San Antonio, que desde 1985 está ubicada en calle Balmaceda, en pleno centro de la comuna, con un pasado bohemio que Alfredo Díaz, dueño del restaurant, conoce al revés y al derecho.
La emergencia sanitaria mantuvo cerrado el local por cerca de nueve meses. "La vimos dura, yo ya no quería abrir más, pero teníamos compromisos, además nuestro negocio es un patrimonio de esta ciudad. Eso nos dio el ánimo para abrir con la autorización de la Seremi de Salud", confiesa "El Checo".
"La gente que viene a almorzar hace muchos años también nos pedía que abriéramos", agrega Díaz sobre otra de las razones que lo impulsaron a la reapertura del local.
El cariño que recibe "El Checo" de la gente se nota con solo entrar al patio trasero de esta casona que data de 1946. Respetando el aforo y las medidas sanitarias exigidas por la pandemia, los platos de cazuela, porotos granados y pescado frito con agregado se pasean de mesa en mesa, mientras otros comensales esperan pacientemente para deleitarse con la buena mano de la señora María González, esposa de "El Checo" y cocinera de esta picada, cuyas cazuelas atraían al mismísimo antipoeta Nicanor Parra.
Reparación
Alfredo Díaz, "El Checo", cuenta que el patio fue refaccionado para recibir a los clientes. "Tuvimos que volver a trabajar bajo otras condiciones. Nos hicieron cortar un alero e incluso nos pidieron sacar parte del techo pero no quisimos, así que esperamos que pasara el tiempo hasta que nos dejaran trabajar con menos mesas", relata el propietario.
Momentos difíciles
El prolongado cierre del local generó una deuda importante que Alfredo Díaz supo enfrentar para evitar su cierre.
"Cada arriendo era un millón cien mil pesos, pero la señora dueña de la casa fue muy consciente y nos cobró un poquito menos de la mitad durante los meses de cierre. Ahora desde marzo hay que comenzar a pagarle el arriendo completo más lo atrasado y eso no sabemos cómo se va a resolver", asegura "El Checo" mientras sirve una cañita de vino a uno de los fieles parroquianos.
La honestidad con la que el comerciante se refiere a la actual situación habla del compromiso que tiene tanto con su restaurante como con la clientela que ve en esta popular picada un lugar para juntarse con los amigos a compartir un vaso de vino con una comida de mano casera, que es lo que ha mantenido en pie a este verdadero patrimonio de la bohemia local que se niega a desaparecer de la mano de las nuevas generaciones que rescatan este pedazo de la historia de San Antonio.
"La vimos dura, yo ya no quería abrir más, pero teníamos compromisos, además nuestro negocio es un patrimonio de esta ciudad",
Alfredo Díaz,, dueño de "El Checo"
1985 "El Checo" abrió sus puertas en su tradicional local de calle Balmaceda.