La llolleína que le da una nueva vida a los viejos jeans usando su creatividad
Luego de quedar sin trabajo y participar en terapias de relajación y meditación, Paola Messina buscó emprender con algo original y con lo que la gente se sintiera exclusiva. Hoy pintar en estas prendas se ha vuelto su mejor remedio.
La llolleína Paola Messina Araya (51) es técnico en administración de empresas, pero solo ejerció dicha carrera durante cuatro años.
Sin embargo, durante un largo tiempo se dedicó a trabajar en otras áreas para poder mantenerse económicamente.
"Soy separada, entonces siempre he estado trabajando para poder darle lo mejor a mi hijo, pero hace cuatro años quedé sin empleo y eso generó un decaimiento muy grande en mí", recuerda Paola.
-¿Qué hizo después de quedar sin trabajo?
-Decidí comenzar a vender sal de mar y así poco a poco fui integrando otros productos naturales, con la idea de aportar a una alimentación saludable. Partí vendiendo afuera de algunos locales y me fui haciendo mi clientela.
Las terapias
Agobiada por la falta de un trabajo formal y sintiendo que se sumergía en una depresión, Paola decidió buscar ayuda y comenzar a probar distintas terapias alternativas que le permitieran recuperar la tranquilidad y la paz que había perdido.
Las que más llamaron su atención fueron las de relajación, como el yoga, y también otros ejercicios que se realizan mediante sonidos para relajarse y meditar.
"Las terapias me fueron ayudando. Me fui dando cuenta de lo que quería hacer con mi vida y que podía hacer otras cosas, pese a estar sin trabajo o en un momento que podía parecer bastante triste", confidencia acerca de esos difíciles instantes.
Luego de sanarse a sí misma, sintió la necesidad de comenzar a ayudar a otras personas para que también pudieran encontrarle un nuevo sentido a su vida.
"Me fui capacitando y aprendiendo para ayudar a otra gente con el tema de las terapias, pero no tenía un lugar para poder atender. Había vuelto a vivir con mi mamá después de mi separación, entonces con mayor razón no podía pedirle más espacio", agrega.
Por el tema de la pandemia del coronavirus, también era complicado trasladarse a los domicilios de otras personas, por lo que decidió dejar el proyecto de la terapias en pausa, mientras ella seguía meditando en busca de una paz aún mayor.
Nuevo ingreso
A medida que pasaba el tiempo y con la intención de generar ingresos, comenzó a vender sus productos, como sal de mar y frutos secos, en la feria libre de Tejas Verdes.
Sin embargo, con la emergencia sanitaria esa fuente de trabajo también se vio afectada.
"Hace un año partí vendiendo en la feria de Tejas Verdes y después poco a poco empecé a ir a otras, para abarcar público de otros sectores. Con la pandemia bajaron las ventas y junto con eso, era peligroso que yo me expusiera por mi salud",
-¿Tenía miedo de contagiarse el coronavirus?
-No solo eso, porque probablemente la mayoría tenemos ese temor, pero el tema estaba en que en mi juventud tuve una enfermedad a los pulmones por la que estuve a punto de morir, entonces contagiarme con este virus podía generar un daño irreparable o incluso matarme.
Paola no quería arriesgarse y rápidamente empezó a analizar otras opciones para emprender, sin que tuviese que exponerse en la calle.
"Como no tenía otra forma de mantener mi economía, el confinamiento hizo que me reinventara y empecé a aprender a hacer atrapasueños y pulseras de macramé, pero no era suficiente, porque quería crear algo nuevo y único", reconoce.
-¿Con los atrapasueños?
-No necesariamente. Mi idea era encontrar algo más. Con lo de 'único' me refiero a trabajar con una cualidad que tenía guardada y esperando para que yo la utilizara. Esa era la pintura.
Aptitudes
Si bien esta emprendedora tenía mucha creatividad y la habilidad para trabajar con pintura, todavía no sabía como plasmar esas aptitudes artísticas en algo que fuera atractivo para el público.
"Mi imaginación no para y siempre estoy tratando de crear nuevas cosas. Me gusta alegrar la ropa que usamos con diseños únicos y muchos colores. En medio de mi trabajo en las ferias, había comenzado un curso de orfebrería que ofrecía el municipio para emprender, pero por la pandemia, también quedó en pausa", apunta la llolleína.
Originalidad
Un día la idea llegó a su cabeza. Pensó en reciclar y darle una otra vida a los antiguos jeans de mezclilla. Eso le permitiría crear nuevos productos y, al mismo tiempo, contribuir con el medio ambiente al reutilizar una prenda que hubiese estado condenada a terminar en la basura.
Su objetivo siempre ha sido marcar la diferencia en las prendas que usa la gente, ya que asegura que cada una de las cosas que hace es única y exclusiva.
"Con los jeans reciclados y apelando a mi buen gusto, busco el mejor dibujo para cada prenda, o sea, veo la tela, su color y modelo y, según eso, hago un dibujo específico que creo que le viene bien", detalla sobre su actual emprendimiento llamado Vibralto Creaciones.
-¿Ha podido aplicar de todos modos el curso de orfebrería en lo que hace con los jeans?
-Sí, lo que hago con los jeans es que plasmo el dibujo y la pintura en la mezclilla. Y en el curso aprendí a hacer pulseras, aros, colets y bolsos, así que esos conocimientos me permiten hacer modificaciones a las piezas que hago.
Su gran desafío es llegar con sus creaciones al público sanantonino en medio de los difíciles meses que transcurren. Con esa misión, dejó los miedos atrás y volvió a las ferias para ofrecer su trabajo a los clientes.
"Hasta yo me sorprendo con la creatividad, la fuerza, el esmero y el corazón que le pongo a mis creaciones. Me falta tiempo para hacer todo lo que quiero", sostiene.
Insiste en que otro de los beneficios de su emprendimiento, que funciona por Instagram (@vibralto_creaciones), es el aporte que realiza al medio ambiente. "Confeccionar un jeans requiere mucha agua y yo le estoy dando una nueva vida a una prenda que se puede volver a usar".
Lo que siempre ha buscado es mostrar su trabajo para seguir creciendo. Incluso ya piensa en pintar prendar con diseños personalizados.
Ese desafío estaría cada vez más cerca, sobre todo ahora que fue invitada a participar en la Feria de Emprendedores de la Plaza de Llolleo, que se lleva a cabo todos los viernes y sábado de febrero.
"Mi máximo deseo se cumplió con la participación en la feria. Espero que ahí se valore mi trabajo y el esfuerzo que le pongo al momento de hacer que los jeans se vean llenos de vida y color y que mis clientas sientan que marcan la diferencia con prendas únicas y exclusivas", puntualiza.
"Soy separada, entonces siempre he estado trabajando para poder darle lo mejor a mi hijo, pero hace cuatro años quedé sin empleo y eso generó un decaimiento muy grande en mí",
Paola Messina,, emprendedora
"En mi juventud tuve una enfermedad a los pulmones por la que estuve a punto de morir, entonces contagiarme con este virus me podía generar un daño irreparable o incluso matarme".
"El confinamiento hizo que me reinventara y empecé a aprender a hacer atrapasueños y pulseras de macramé, pero no era suficiente, porque quería crear algo nuevo y único".