Venezolana sale adelante gracias a los conocimientos que le dio su madre
Mahira llegó hace tres años a San Antonio, donde trabaja haciendo manicura y pedicura, oficios que aprendió de su progenitora. Más adelante espera ejercer su profesión de educadora diferencial.
En 2018 Mahira Zea Gómez (25) hizo sus maletas en su natal Venezuela y junto a su hijo viajó a San Antonio en busca de una nueva vida y de mejores oportunidades laborales. Al poco tiempo, toda su familia, incluidos sus padres y sus tres hermanos, siguió sus pasos.
"Cuando llegué A San Antonio poco a poco mi familia se estaba viniendo de Venezuela, porque la situación económica en el país era cada vez más complicada. Teníamos trabajo, pero aun así no nos alcanzaba para vivir", confiesa Mahira.
-¿Llegaste sola a San Antonio?
-Me vine sin mis papás y sin mis hermanos, pero mis primas y mi tía ya se habían venido, y yo también lo hice para darle un mejor futuro a mi hijo, que hoy tiene ocho años. Ellos fueron mi pilar fundamental en ese tiempo en que llegué y no tenía a nadie más.
Arribo
Mahira Zea es profesora de educación especial, o de educación diferencial como se le dice en Chile.
Sin embargo, luego de tres años en la comuna puerto, aún no ha podido ejercer su profesión, debido a que para validar su título universitario debe contar con documentos que solo se pueden obtener de manera presencial en Venezuela.
"Solo mi abuela permanece en Venezuela y ella sería la única que podría retirarlos para tenerlos acá en Chile. Con esto de la pandemia tampoco hemos podido ir a visitarla y yo aprovechar de hacer ese trámite. Lamentablemente no se ha dado la oportunidad", dice con algo de resignación.
Sin embargo, esta joven madre no descarta ejercer su carrera en San Antonio, sobre todo pensando que ya había dado sus primeros pasos en su país de origen.
"En Venezuela trabajé varias veces en mi carrera, ya que yo entré a estudiar a los 17 años. Poder acercarme a la profesión y darme cuenta de que no había errado en mi decisión, es algo que me da más ganas para ejercer en un futuro, ojalá muy próximo", expone.
-¿Qué fue lo más complicado al llegar a San Antonio?
-Lo más difícil fue adecuarse a hartas cosas nuevas y encontrar la forma de salir adelante en todo esto, porque uno tiene que venir con las ganas de trabajar. Sabía que no podía usar mi título, así que opté por otras cosas que sabía hacer.
Desde el minuto que pisó suelo sanantonino, Mahira tenía claro que debía emprender pronto para darle un buen pasar a su retoño y no depender exclusivamente de la familia de su tía.
"Me acuerdo que con mi hijo llegamos un día sábado a San Antonio y, como ya sabían que nos vendríamos, mis primas que estaban acá habían comenzado todo el trámite de la matrícula de mi hijo, por lo que el día lunes ya lo estábamos llevando al colegio a su primer día", recuerda.
Emprendedora
Tres años después de su arribo a San Antonio y sin poder ejercer su profesión aún, Mahira está trabajando como manicurista y pedicurista en su propio estudio, lo que complementa con otro empleo como niñera.
"Trato de coordinar todos mis horarios, entre el trabajo con las uñas y el cuidado de una pequeña. Ese empleo, además, me ha ayudado a estar más con mi pequeño, sobre todo con el tema de la pandemia", apunta.
Pedicurista
En lo primero que comenzó a trabajar la joven venezolana en San Antonio fue en pedicura, oficio que había aprendido y estudiado en diversos cursos en su país.
A los 15 años empezó a conocer sobre esta técnica gracias a su madre, por lo que desde ese momento estuvieron trabajando juntas.
"Mi madre es manicurista profesional, estudió en Venezuela y cuando yo tenía 15 fui aprendiendo y haciendo cursos. Como ella es profesional, también comenzó a impartir cursos y yo los tomaba para adquirir de mejor forma los conocimientos necesarios", afirma.
-¿Cómo fue la experiencia de trabajar juntas?
-Mi mamá tenía su propio local en Venezuela y trabajar juntas me sirvió harto, sobre todo si nos ponemos a pensar que después me dediqué a eso cuando llegué a Chile. Ella se dedicaba a los trabajos en las manos y yo a los pies, así partimos trabajando.
La familia a Chile
Los padres y hermanos de Mahira llegaron directamente desde Venezuela a Concepción, por lo que ella debió trasladarse al sur para verlos nuevamente.
"Mi papá se vino con una promesa de trabajo que se cumplió y era en Concepción, por eso mi familia llegó allá. Con mi hijo nos fuimos para poder estar con ellos, pero siempre tuvimos la idea de retornar a San Antonio y yo continuar con el tema de la pedicura y quizás tratar con la manicura esta vez también", cuenta Zea.
La mamá de Mahira comenzó a trabajar como manicurista en un local de Concepción, donde la dueña quedó encantada con sus conocimientos en esta área.
"Como mi mamá dictaba clases, fue buscando chicas, la mayoría venezolanas, para armar un equipo en el mismo centro. Después el local tuvo que cerrar, pero gracias a su esfuerzo, mi mamá pudo establecerse con su propio estudio", relata con emoción.
Las técnicas
El 2019 el local de la madre de Mahira vivió un verdadero boom pero en el 2020 la joven y su hijo decidieron retornar a San Antonio con la intención de retomar lo que hacía antes, pero ahora con su propio estudio en su casa en Alto Mirador.
Sin embargo, el regreso fue un tanto complicado. La apertura de su negocio se topó de frente con la llegada de la pandemia del coronavirus a San Antonio.
"Al principio hacía trabajos a domicilio, pero en ese instante ya tenía mi estudio para trabajar, en mi casa, y justo llegó la pandemia, pero me mantuve firme y pude salir adelante gracias al apoyo de mis fieles clientas que nunca dejaron de venir en estos meses", afirma.
-¿Sientes que la gente valora tu trabajo?
-Durante mucho tiempo la gente de acá asociaba los trabajos en uñas acrílicas (postizas), con diseños o esmaltado permanente, con las colombianas y venezolanas, y es un tanto así la realidad. Sacamos muchas ideas de las colombianas y aquí las clientas quedan encantadas, sin duda alguna.
Actualmente, Mahira ofrece servicios de manicura, que incluye uñas acrílicas y esmaltados permanentes, pedicura y también parafinoterapia.
Esta última es una técnica para aplicar una cera especial en las manos con el fin de aminorar dolores, impurezas y el envejecimiento.
"Entrego un control de atención, lo que incentiva mucho a las clientas. Este consta de 10 sesiones, me refiero a que a medida que pasan las veces que vienen se va tachando un número y a medida que avanzan, se van consiguiendo beneficios", detalla Mahira, quien exhibe su trabajo y reserva horas en la página de Instagram Alezm_Nails.
-¿Cómo cuáles beneficios?
-Hay descuentos y al llegar a la atención número 10, el servicio es gratis. Siento que eso y las recomendaciones que hacen las clientas han entusiasmado mucho a mi público que además ve mis trabajos en las redes sociales.
"Lo más difícil fue adecuarse a hartas cosas nuevas y encontrar la forma de salir adelante en todo esto, porque uno tiene que venir con las ganas de trabajar",
Mahira Zea
"Trato de coordinar todos mis horarios, entre el trabajo con las uñas y el cuidado de una pequeña. Este empleo, además, me ha ayudado a estar más con mi pequeño, sobre todo con el tema de la pandemia",
Mahira Zea