Papa Francisco y el clérigo chií de Irak, Ali al-Sistani, concretaron histórica reunión
El Papa Francisco ayer atravesó un estrecho pasillo en Najaf, la ciudad sagrada de Irak, para una histórica reunión con el principal clérigo chií del país y, entre ambos, emitieron un poderoso mensaje de coexistencia pacífica en un país que todavía vive en conflictos continuos.
En un gesto tan sencillo como profundo, el gran ayatolá Ali al-Sistani recibió a Francisco en su austera casa, tras lo cual dijo que las autoridades religiosas deben proteger a los cristianos de Irak y que los cristianos deben vivir en paz y disfrutar de los mismos derechos que los demás iraquíes.
El Vaticano dijo que Francisco agradeció a Al-Sistani por haber "alzado la voz en defensa de los más débiles y perseguidos" durante algunos de los momentos más violentos de la historia reciente de Irak.
Al-Sistani, de 90 años, es uno de los clérigos más importantes del Islam chií y sus escasas pero poderosas intervenciones políticas han ayudado a dar forma al Irak actual. Es una figura profundamente venerada en Irak, un país de mayoría chií, y los chiíes de todo el mundo buscan su guía.
A raíz del histórico acontecimiento, el primer ministro iraquí, Mustafá al Kazemi, declaró el 6 de marzo como el Día Nacional de la Tolerancia y la Coexistencia.
"En ocasión del histórico encuentro en Nayaf entre el ayatolá Ali al-Sistani y el Papa Francisco, un histórico encuentro interreligioso en la antigua ciudad de Ur, declaramos el 6 de marzo como Día Nacional de la Tolerancia y la Coexistencia en Irak", aseguró.
Durante el encuentro, el Papa, de 84 años, subrayó "la importancia de la colaboración y amistad entre las comunidades religiosas para que, cultivando con respeto recíproco el diálogo, se pueda contribuir al bien de Irak, de la región y de toda la comunidad". Después del encuentro, Francisco viajó a Ur de los Caldeos, sur de Irak, lugar donde habría nacido el profeta Abraham, y se reunió con líderes religiosos iraquíes de distintas regiones del país.