Artista quisqueña encanta con clases de cerámica y alfarería
Hace once años Andrea Leyton llegó a la comuna y desde ahí ha trabajado arduamente para dar a conocer su maravilloso trabajo.
Andrea Leyton Raposo llegó a El Quisco hace 11 años con una maleta llena de sueños y proyectos.
Para esta profesora de artes visuales llegar a la comuna fue todo un desafío, principalmente porque con el pasar de los días se fue dando cuenta que "había mucho por hacer".
Con el paso de los años, la docente fue golpeando diversas puertas con el objetivo de dar a conocer su trabajo siempre ligado a la identidad regional y nacional.
"Comencé en la casa haciendo clases particulares de artes plásticas para niños. De a poco me fueron conociendo y después ofrecí clases en la biblioteca Carlos Condell en El Quisco, en la OPD (Oficina de Protección de los Derechos). Ahora he estado trabajando para el Departamento de Cultura de El Quisco y he hecho algunas cosas para Cultura de Algarrobo. Estoy tocando todas las puertas posibles", contó Andrea.
Junto a su expareja formó "Antü Taller", un espacio abierto a la comunidad y al turismo en donde se difunde el valor patrimonial. En este lugar además realiza clases para niños, jóvenes y adultos de cerámica y alfarería precolombina y mapuche.
"En el 2013 inicié la agrupación Ruta Arte Vivo con un grupo de artistas y artesanos locales. Este es un proyecto de ruta artístico-cultural para el Litoral de los Poetas. También instauramos el Día del Patrimonio y gracias a esto se abrieron los espacios para enseñar los distintos oficios ya sea cerámica, madera y textil", explicó.
Pero eso no fue todo ya que, como agrupación, lograron gestionar en El Quisco la conmemoración del Día del Artesano "con la idea de visibilizar los oficios artesanales y el movimiento artístico local".
Clases
Por mucho tiempo Andrea estuvo encerrada en su taller concentrada ciento por ciento en sus creaciones, pero cuando empezó a dar clases se fue reencantando con su profesión, pero sobre todo con sus alumnos. "Fue súper lindo porque yo estaba en un taller encerrada trabajando y todo esto me abrió el lado de profe que tenía medio escondido".
"El contacto con los niños es espontáneo porque hay feedback con ellos. Me muestran cómo es su forma de ver las cosas y de crear, tan diferente a lo que uno hace", aseguró y luego añadió que "también me gusta trabajar con los adultos porque ellos tienen su bagaje de vida, experiencias en diferentes técnicas. Hay gente, por ejemplo, que es orfebre y al trabajar en la cerámica lo hace de forma diferente, como también hay gente que viene a mis clases y que no sabe nada pero se van encantados".
A raíz de la pandemia, la artista ha tenido que buscar nuevas formas para dar sus clases y es así como se ha ido reinventando.
"Creo que he buscado el lado bueno de la pandemia aunque también pienso que en estos once años en El Quisco la gente ha conocido mi trabajo y por eso se atreve a tomar mis clases", reconoció.
"De a poco he retomado las clases presenciales de alfarería en el taller en un espacio al aire libre y con distanciamiento social. Algunas de las clases han sido "Creando tu Propio Sahumador", "Creación de Guardianas Femeninas" y "Experimentando con el Barro". Amo lo que hago y por eso quiero seguir entregando todo lo que sé", aseveró.
Hace unos seis años Andrea comenzó a trabajar con algunos municipios locales, experiencia que le sirvió para crear lazos y mostrar todo su arte. "La primera vez participé en las colonias de invierno para niños. Fue una experiencia súper bonita porque hubo deporte, teatro, artes, reciclaje. Teníamos a los niños todo el día encerrados en el gimnasio (ríe) y los papás estaban fascinados. Ahí me di cuenta que esto sí funcionaba".
Cerámica
La docente reconoció que trabajar con cerámica es un tema complejo ya que encontrar la materia prima no es algo fácil además que algunos de los insumos para efectuar las piezas son de alto costo.
"Las cerámicas que hago son principalmente por encargos. Cuando me dicen que quieren una de mis vajillas, yo sé que puede ser caro por eso les digo "hágalo usted mismo" y los invito a tomar el taller. Ahí se dan cuenta del trabajo que conlleva. Pasa lo mismo con los sahumadores, cuando les digo el precio se espantan porque es un trabajo hecho a mano", afirmó.
Esta ceramista está organizando algunos talleres on line para abril. "Uno piensa que a veces debe estar al lado de la persona para que se entienda pero no es así. Hay mucha gente asustada que no quiere salir por eso se le da la posibilidad de trabajar tranquilo desde la casa ya que también se puede".