Las mujeres que salieron al mundo gracias a sus bordados
María Eufemia Moyano es parte del taller de Bordadoras de Isla Negra, que hoy llena de orgullo a la comuna de El Quisco y, en especial, al género femenino de esta mágica localidad costera.
En 1966 un grupo de mujeres de Isla Negra, en la comuna de El Quisco, se reunía por primera vez en una sede social de la localidad. Leonor Sobrino vio en sus vecinas un verdadero potencial creativo y fue por eso que las motivó a bordar diversas escenas de su diario vivir.
María Eufemia Moyano creció viendo a las mujeres de su familia desarrollar este maravilloso arte, y con apenas 16 años decidió unirse a la agrupación que ha dejado en alto el nombre de las bordadoras de Isla Negra.
"Antiguamente las familias eran muy grandes y con muchos hijos. La señora Leonor decía que debíamos ayudar a nuestros maridos sin salir de la casa porque además teníamos que cuidar a los niños. Ella quería que fuéramos las bordadoras de Isla Negra y que emprendiéramos con este arte", contó María Eufemia.
Leonor Sobrino creía ciegamente en las capacidades de sus vecinas. "Empezó a traernos poquitos de lana y sacos de harina. Nos llevaba a mirar el mar, las plantas y comenzó a decirnos que dibujáramos la naturaleza que nos rodeaba en Isla Negra", recuerda esta alumna de la artífice de este talentoso grupo de mujeres.
"Cuando empezamos, los dibujos eran feos, horribles. Dibujábamos un caballo y parecía un perro (ríe), y si dibujábamos un perro parecía cualquier cosa. Para nosotras era feo, pero la señora Leonor, que sí sabía de arte, decía que estaban hermosos", recordó la bordadora.
Con el pasar del tiempo, estas quisqueñas fueron notando sus capacidades y, de a poco, se atrevieron a ir más allá en sus creaciones. "Ya no bordábamos un pedazo del saco, empezamos a bordar el saco entero", relata María Eufemia.
"En un principio nos sentíamos muy incapaces de hacer algo, pero mientras bordábamos iban saliendo las ideas porque todos son trabajos originales. Uno dice 'pucha, aquí se vería lindo el mar o peces'. Después vas agregando un quitasol, después gente en la playa. Vamos bordando lo que nuestra cabeza nos va diciendo", detalla la bordadora.
Punto de reunión
Esta artesana cuenta que "antes nos juntábamos en Las Coincidencias, un lugar ubicado en la parte alta de Isla Negra pero ahora estamos en la sede social porque las de más edad ya no podían subir y muchas veces nos íbamos caminando o se ponía a llover. Los miércoles eran nuestras reuniones pero por la pandemia ya no podemos juntarnos y pucha que se echa de menos", confiesa María Eufemia con nostalgia.
Bordaron el país
Rosa Santander y Narcisa Catalán pertenecen a las primeras mujeres que se unieron a las "bordadoras" y hasta ahora siguen desarrollando este arte.
"Nos pidieron hacer zonas del norte, centro y sur de Chile. No sé cuál de las telas quedó más bonita porque le pusimos mucho empeño. Rosa y Narcisa pensaron que no lo terminarían nunca por su edad, pero al final fueron las primeras", comenta María Eugenia.
En la actualidad, en la localidad existen dos agrupaciones: Las Bordadoras de Isla Negra y el Taller de Bordadoras de Isla Negra. "Ambas nacieron con la señora Leonor (Sobrino) pero por espacio nos separamos. Yo pertenezco al Taller de Bordadoras de Isla Negra".
Exposiciones
En todos estos años, estas vecinas de Isla Negra han participado en innumerables exposiciones, dentro y fuera del país, donde sus trabajos han maravillado a todos los presentes por sus coloridos y originales dibujos.
Sus telas han sido exhibidas en países como Brasil, Suiza, Estados Unidos y Francia.
En el 2019 fueron invitadas a ser las protagonistas de una exposición en el Museo Nacional de Bellas Artes en Santiago, donde se exhibieron 30 telas bordadas por las isleñas entre 1969 y 1990, las que fueron acompañadas por fotografías, documentos y recortes de prensa.
"Ni siquiera me acordaba de la tela que estaba en el museo porque la hice cuando era jovencita. Mostraron nuestro trabajo de todos estos años. Fue una experiencia bien bonita", asegura.
"En Concepción hicimos un mural gigante por los cien años de Violeta Parra. Fue un trabajo muy lindo. Se juntaron bordadoras de todas las regiones y ninguna bordaba igual a la otra. Nosotros representamos a la Región de Valparaíso", agrega.
Durante los veranos, las mujeres exponían sus trabajos en una de las salas del museo de Pablo Neruda, pero producto de la pandemia este año no se pudo llevar a cabo. "Como no pudimos estar en la sala quedamos con telas, así que me organicé para hacer unos imanes bordados".
"Se extrañan nuestras tardes de conversación, de risas porque reunirnos a bordar también es una terapia. Empezar una tela y después verla terminada es una satisfacción maravillosa porque es un trabajo con harto detalle y mucho colorido. Espero volver pronto porque sentimos mucho amor por este arte", recalca la isleña.
"La señora Leonor (Sobrino) decía que debíamos ayudar a nuestros maridos sin salir de la casa porque además teníamos que cuidar a los niños. Ella quería que fuéramos las bordadoras de Isla Negra y que emprendiéramos con este arte",
María Eufemia Moyano
"En Concepción hicimos un mural gigante por los cien años de Violeta Parra. Fue un trabajo muy lindo. Se juntaron bordadoras de todas las regiones y ninguna bordaba igual a la otra",
María Eufemia Moyano