Heredera del "Paulina" cuenta la historia del café que se hizo famoso por sus completos
El local, que empezó como una tienda de ropa de niños, dio un giro hace casi medio siglo y se transformó en uno de los negocios gastronómicos más concurridos del centro de la ciudad. Ahora abrieron una sucursal en el centro de Llolleo.
En 1972 comenzó el sueño gastronómico de Gilberto Rojas y su esposa Violeta Musri, el mismo que años después se convertiría en un negocio familiar.
En esa época, la familia Rojas Musri ya tenía una tienda de ropa de niños, y varios establecimientos de la zona céntrica de San Antonio se habían visto afectados por el terremoto de 1970.
"Me acuerdo que no había muchos locales como cafeterías donde la gente pudiese ir a tomar desayuno o a comerse un sándwich. En ese tiempo las personas buscaban bastante algo de este estilo. Ahí mis papás decidieron cambiar el rubro que tenían y crear un café", cuenta Paulina Rojas, la hija menor del matrimonio.
Familia
Paulina tenía apenas 12 años cuando sus padres decidieron abrir el famoso café que, casi medio siglo después, aún lleva su nombre.
"Somos cuatro hermanos, Marcela, Ricardo, Luis y yo, que soy la menor. Cuando mis papás quisieron apostar por esta idea, para nosotros era súper entretenido, porque no era lo mismo del local anterior, ahora había dulces, bebidas y los sándwiches. Era algo nuevo y novedoso para nosotros", recuerda Paulina.
-¿Por qué sus padres decidieron cambiar de rubro?
-Como te decía, la gente buscaba un local que apuntara a lo que hace el Café Paulina, pero yo creo que mi papá también estaba pensando en el futuro, porque tenía que pagar la educación de cuatro hijos. Para estudiar todos tuvimos que salir de San Antonio y era bastante caro, al igual que hoy.
Los cuatro hermanos se dedicaron a distintas áreas, pero nunca se desligaron completamente del café. Marcela es profesora de inglés; Ricardo, ingeniero y actualmente vive en Alemania; Luis, mecánico automotriz, y Paulina se dedicó al rubro comercial.
"Por más que todos crecimos e hicimos nuestras vidas, apuntando de alguna forma a otras áreas, nunca nos desligamos del café, porque era el proyecto de mi papá y siempre fuimos parte de él. Entonces, siempre nos dedicamos de alguna manera al local", comenta.
Un descanso
Paulina rememora que a medida que pasaban los años el café de la familia comenzó a crecer y a afianzarse como uno de los negocios predilectos de los sanantoninos gracias a un producto estrella: el completo, elegido por los expertos como uno de los mejores de la provincia.
Sin embargo, el exceso de trabajo provocó un natural agotamiento en don Gilberto Rojas, mientras que la matriarca de la familia enfermó.
"Mi papá quería estar más tiempo con mi mamá y cuidarla. Además, no podemos negar que él también estaba cansado. Esta es una vida de sacrificio, sobre todo para sacar adelante el negocio cuando recién se creó. Nosotros como hermanos sabíamos que era el momento de ayudar", detalla Paulina.
-¿Cómo buscaron ayudar ustedes?
-Quizás los cuatro hermanos pensamos que en determinado momento nos haríamos cargo del negocio y así fue. En el 2009, mi papá se retiró de la administración y quedamos los cuatro hermanos a cargo.
"Nos pareció una buena decisión de mi papá. Claramente nunca hemos querido perder el negocio, entonces, si además los estábamos ayudando a ellos (sus padres), era el mejor camino, indiscutiblemente", afirma.
Desde esa fecha, la administración del Café Paulina está a cargo de los hermanos Rojas Musri, quienes mantienen vigente la tradición del local, que sigue siendo reconocido por la calidad de sus completos y sándwiches.
Cambios
Al momento de hacerse cargo del emprendimiento familiar, los hermanos pusieron varias ideas sobre la mesa para continuar potenciando el tradicional café de calle Centenario 59.
"Los hermanos llevábamos dos años en la administración cuando a Marcela y a Luis se les ocurrió que, para crecer, podíamos tener un local en el mall, una sucursal del Café Paulina. Ricardo y yo lo vimos como una buena idea y nos atrevimos a dar ese salto", comenta.
-¿Por qué quisieron expandirse?
-Un poco por tradición y para que más gente pudiera ir. Además, porque cuando mi papá comenzó, éramos seis personas en la familia, pero cuando nosotros nos empezamos a dedicar a esto, había cuatro familias más detrás y teníamos que generar más ingresos finalmente.
Cuando abrieron el local en el mall Arauco San Antonio, fue el momento ideal para iniciar la remodelación de la casa matriz y así no dejar de atender al público.
"Pudimos remodelar el local original, pero sin dejar de atender para seguir generando ingresos. Ahí nos pudimos dar cuenta de cómo estábamos haciendo crecer el sueño de mi papá y notamos también la preferencia del público", sostiene.
Pandemia
Uno de los momentos más complicados para los hermanos Rojas Musri llegó justo antes del comienzo de la pandemia del covid-19. Aún no terminaban de reponerse de la muerte de su madre (2012) cuando debieron enfrentar la partida de su padre (2019).
"A partir de ese instante empezamos a trabajar todos los asuntos administrativos en la casa de mis papás, que la convertimos en oficina. Después llegó la pandemia y nos vimos en una situación más complicada, al igual que todo el país", confiesa Paulina.
-¿Cuándo cerraron?
-El 20 de marzo del año pasado cerramos el local de Centenario y el 18 del mismo mes tuvimos que cerrar el del mall. Sabíamos que se venía fuerte lo de la pandemia y tampoco íbamos a exponer a los trabajadores, de ninguna manera.
El equipo de Café Paulina está compuesto por 32 personas entre las que están los cuatro hermanos, dos funcionarios en administración, cuatro coperas, cuatro cajeras, seis garzones, ocho cocineros, cuatro en la barra, además de Verónica, quien lleva más de 40 años de labor.
"Abrir el local del mall fue una experiencia muy linda, pero lo tuvimos que cerrar, porque la situación escapaba de las manos de todos por la pandemia", añade Paulina.
-¿Pensaron en algún momento que el negocio se acabaría?
-No podemos negar que fueron tiempos complicados porque pensábamos en nosotros y en todos nuestros trabajadores que tienen familias detrás. Así como lo hicieron nuestros papás en su momento, nosotros también nos mantuvimos firmes y con la fe intacta en que esto iba a pasar.
Nuevo local en llolleo
Pese al cierre del local del mall, a las restricciones y a los meses sin poder trabajar, los hermanos Rojas Musri pudieron volver a soñar, y esta vez fue con expandir el negocio fuera del sector céntrico de San Antonio.
En diversas ocasiones se les preguntó por qué no abrían un local en Llolleo, pero nunca se había dado la posibilidad. Hasta ahora.
"Le dije a mis hermanos, después de que habíamos cerrado el otro local, que abriéramos uno en Llolleo, y yo me hice cargo del proyecto. En el momento en que pusimos el cartel del nombre afuera, la gente empezó a preguntar cuándo íbamos a abrir", cuenta Paulina con notoria emoción.
El nuevo local ubicado en calle Providencia 335 -a un costado del BancoEstado de Llolleo- comenzó a funcionar esta semana solo con sistema delivery por la Cuarentena Total que rige en San Antonio. Paulina ansía que la comuna pueda avanzar prontamente en el plan Paso a Paso para que puedan abrir la terraza y empezar a atender público presencialmente.
"Crecimos porque ahora incluso tenemos redes sociales, como Instagram (@cafe.paulina.llolleo), entonces los chicos que iban con sus papás al de San Antonio, ahora continúan la tradición. Este nuevo negocio se forjó gracias al esfuerzo de mi familia, sobre todo de mi esposo (José Sapag), y la confianza de mis hermanos en mi idea y en que me hiciera cargo de esto", puntualiza.
"La gente buscaba un local que apuntara a lo que hace el Café Paulina, pero yo creo que mi papá también estaba pensando en el futuro, porque tenía que pagar la educación de cuatro hijos",
Paulina Rojas
"Pudimos remodelar el local original, pero sin dejar de atender para seguir generando ingresos. Ahí nos pudimos dar cuenta de cómo estábamos haciendo crecer el sueño de mi papá".
1972 fue inaugurado el Café Paulina de calle Centenario, en el centro de San Antonio.