Dolor causó la muerte de querida profesora del Nueva Providencia
Ana María Jeria Vidal falleció a los 70 años, tras combatir intensamente un cáncer que le fue diagnosticado el año 2019.
Un profundo dolor invadió esta semana a gran parte de la comunidad educativa del establecimiento educacional Nueva Providencia de Llolleo. A los 70 años abandonó este mundo la profesora de enseñanza general básica Ana María Jeria Vidal.
El deceso de la docente se produjo el pasado jueves 1 de abril en su hogar ubicado en el sector alto de Llolleo, donde luchó intensamente contra un cáncer pulmonar que le fue diagnosticado el año 2019.
A las 11.00 horas de ayer sábado en la funeraria Belén de avenida Barros Luco se llevó a cabo el resposo de Ana María Jeria. Posteriormente, sus restos fueron trasladados al cementerio Parque del Sendero del sector alto de Llolleo, lugar donde se le brindó un último adiós.
Impacto
El fallecimiento de la querida docente generó un profundo impacto no solo en su grupo más cercano, sino también en colegas y apoderados del establecimiento de educación, quienes no pudieron ocultar su pesar al oír la lamentable noticia de su fallecimiento.
Así lo manifestó Héctor Barros, profesor y administrador del colegio Nueva Providencia de Llolleo, quien en conversación con Diario El Líder, relató que "era muy cariñosa con los niños. Muy pulcra con su trabajo y también muy ordenada y responsable".
El colega aseveró que "era una excelente profesora, puesto que fueron muchas las generaciones de estudiantes que aprendieron a leer, a escribir, a restar, a sumar, a multiplicar y a dividir gracias a ella y a sus enseñanzas. Sin duda genera mucho dolor su partida", expresó con pena el hombre.
Héctor Barros también comentó que "ella en un principio se desempeñaba como profesora de Matemáticas en la escuela España. Luego de eso ingresó al colegio Nueva Providencia donde desempeñó por más de 23 años tanto en docencia como coordinadora de la Unidad Técnico Pedagógica (UTP). De verdad es muy triste que haya dejado este mundo".
Según el profesor "una cosa que se admiraba de ella era la vocación que tenía para enseñar a los estudiantes, incluso después de que le diagnosticaran la enfermedad, puesto que ella nunca dejó de lado la docencia. Era su pasión. Claro, hubo un tiempo en que tuvo que irse por la licencia que le dieron, pero eso no impidió que compartiera sus conocimientos y su energía", agregó.
Generosa
Ana María Zarraga Jeria, hija de la docente, también se sumó a las palabras de cariño que la comunidad educativa compartió de su madre, agregando que "era una mujer muy generosa, porque se preocupaba mucho de los demás. Siempre apoyando a los estudiantes para que pudieran superar sus problemas y los obstáculos que se presentaran. Esos valores eran los que siempre compartía tanto en la familia como en la vida cotidiana".
La hija de la fallecida profesora, quien dejó a su esposo Juan Carlos Zarraga y otro hijo, destacó la labor que desarrolló en la educación sanantonina. "Era muy comprometida con su trabajo, no solo desde el ámbito pedagógico, sino también en el quehacer diario, ya que si había algún estudiante enfermo o que sufrió un accidente, mi madre lo iba visitar. Lo mismo si pasaba con sus compañeros de trabajo. Era una mujer muy pacífica", calificó a su madre en el momento del triste adiós brindado ayer sábado.