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Con el corazón en San Antonio: la vida de una chilena en Suecia

Hace más de 36 años Anabella Sánchez se radicó en el país europeo, donde por 30 años ha trabajado con personas con autismo. De vacaciones en la comuna puerto, contó cómo ha sido su experiencia lejos de su tierra natal.
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Carina Cabrera Aballay

A mediados de los '80, como muchos chilenos, Anabella Sánchez Correa (61) abandonó su hogar en San Antonio con rumbo a Suecia, en busca de mayor seguridad. "Después del golpe militar nosotros nos dispersamos. Mis dos hermanos mayores estuvieron detenidos, el mayor en el Estadio Nacional y el otro dos veces acá en Tejas Verdes. Por eso, mis hermanos salieron y así luego salimos otros de Chile", rememora.

Con solo 23 años, Anabella se enfrentó a una sociedad y a una cultura desconocida, pero donde encontró una realidad que en su país le fue esquiva. "Tú sabes que allá se paga mucho impuesto, pagamos el 31% de nuestro sueldo en impuestos, pero tenemos la educación, la salud, el Estado social, todo lo tenemos. Cuando pago mi impuesto, yo no recibo todos esos beneficios, pero los reciben otros, los que están cesantes, los que tienen menos economía. Allá se vive el socialismo, se vive la igualdad. Esas cosas que vi me encantaron", declara.

Siempre con Chile

Mientras descubría el país europeo y comenzaba a reconstruir su vida, la barranquina continuó "siempre con los ojos puestos en Chile", trabajando por causas sociales y políticas como lo había hecho en plena dictadura.

"Cuando se conformó el MDP (Movimiento Democrático Popular, una coalición política de izquierda que existió entre 1983 y 1987), yo trabajé mucho con el Frente Democrático de Mujeres, trabajamos con las mujeres de todo el espectro político y también con los jóvenes aquí en San Antonio, en las poblaciones. Hubo mucha lucha, mucho trabajo", expresa.

Incluso antes de partir a Suecia fue secretaria del destacado abogado de Derechos Humanos Roberto Garretón en la Vicaría de la Solidaridad. "Era difícil en tiempos de dictadura, tú no sabías con quién estabas al lado, había que ser muy cautelosa y reservada", comenta.

-¿Continuó trabajando por Chile desde Suecia?

-Siempre he trabajado mucho por Chile y Latinoamérica allá (...). Tenemos organizaciones sociales y chilenas con las que apadrinamos muchos proyectos: colegios, bibliotecas, comedores. Siempre estábamos buscando levantar ayuda y así resolver esas necesidades.

Jóvenes y la política

Su experiencia de lucha en la resistencia a la dictadura cívico militar y en diversas organizaciones sociales, la llevan a observar con preocupación y también con comprensión la pérdida de credibilidad de los jóvenes hacia los políticos. "Es muy baja la credibilidad en los políticos, pero también se lo han ganado. Los jóvenes han visto que no ha sido escuchado el pueblo, falta llegar a los movimientos sociales y territoriales", sostiene.

La sanantonina agrega que "yo les digo (a los jóvenes) que lo importante es la formación y la educación, así se avanza, también con el respeto y el escuchar al otro, y no imponer tus ideas, sino tratar de hacer entender al otro de la situación, porque yo creo que todos vamos hacia un mismo lado: todos queremos una mejor salud, una mejor educación, una justicia social y económica, y tenemos que buscar la base para avanzar hacia allá".

Con las tomas

Durante el denominado estallido social de octubre de 2019, Anabella se hizo parte de otra organización en Järna, la ciudad donde reside en Suecia. "Ahora pertenezco a Chile Despertó Järna, donde hemos trabajado mucho con las ollas comunes, con las tomas, con los presos políticos. Tenemos un vínculo especial y directo con San Antonio y con las ollas comunas, de Vista Hermosa por ejemplo, con las tomas y con los cuatro presos políticos de San Antonio", expresa en relación a los jóvenes acusados de atacar con balines el cuartel de la PDI y la Fiscalía de San Antonio.

Actualmente, Anabella está de visita en su casa materna, ubicada en el corazón de Barrancas, por lo que ha podido observar la realidad de la comuna y de las tomas de terreno. Para ella, "es legal que la gente que no tiene una vivienda tome un terreno que está desocupado, que tome una casa que está desocupada, porque aquí hay gente que tiene mucho dinero, por qué tiene que haber gente que tiene cuatro o cinco viviendas y hay familias que no tienen nada. Como dice el dicho, está mal pelado el chancho".

-¿De dónde surge su vocación social y de organización?

-Por supuesto, la raíz viene de mis papás... Quizás todas las personas tenemos esa sensibilidad solo que cuesta despertarla. Cuando yo estaba en el colegio veía las diferencias, nosotros también pasamos necesidades en ese tiempo y eso te hace florecer, crecer y preguntarte por qué esas diferencias. ¡Por qué algunos tienen tanto y otros no tienen nada, lo que es nada! Uno dice 'no po, está el mar para todos, el sol brilla para todos, por qué no podemos tener para todos lo que está en la tierra'. Yo me hacía esas preguntas y quería cambiar eso y todavía lo quiero.

Un nuevo lenguaje

En Suecia, Anabella decidió estudiar Educación Diferencial, especializándose en autismo y sus ramas. Los últimos 30 años ha trabajado en una escuela pública orientada a niños, jóvenes y adultos con esta condición, donde los educa y forma para su diario vivir.

"Allá los jóvenes están insertos en la sociedad, no están en un mundo aparte, lo que sí, ellos tienen una rutina y una vida más pasiva. Después del colegio, tienen un trabajo especial, pero se sienten parte de la sociedad porque ellos son de la sociedad", recalca.

-¿Cómo es trabajar con personas con autismo?

-Es un trabajo muy a largo plazo. Uno no va a esperar que aprendan a leer a los seis o siete años como los otros niños, no, te toma mucho más tiempo. El poder enseñarles, por ejemplo, que el cepillo de los dientes es para los dientes y por qué tienen que cepillárselos, te puede tomar un año. Todo necesita su tiempo.

-¿Cómo ha sido descubrir sus mundos y comunicarse con ellos?

-No se necesitan palabras para expresar lo que tú sientes, con un gesto, una mirada, con una sonrisa o solamente con tocarte ellos ya te están diciendo algo. Es un idioma del amor, a ellos les cuesta mucho expresar sus sentimientos, sus dolores, entonces tú tienes que conocerlos, ellos encuentran su modo de comunicarse y lo que le corresponde a uno es llegar a ese modo.

Anabella sostiene que el tiempo es el elemento fundamental en la relación con una persona con autismo. "Hay que darles el tiempo, porque nosotros giramos en un mundo muy acelerado, donde dejamos pasar la cosa de sentimientos, gestos, de mirada, con ellos no, con ellos se detiene el tiempo. Avanzamos lento, pero seguro. Ahí no existe el estrés, ni la hora, ni el tiempo, es solo entregar".

Próximo paso

Luego de tres décadas dedicadas a la educación, Anabella tiene importantes planes para el 2022. "Yo me quiero jubilar el próximo año, a mis 62 años. Me jubilaré anticipado, porque allá la jubilación para las mujeres es a los 65 años, porque quiero disfrutar también. Tengo una nieta, la primera nieta, y quiero disfrutarla", cuenta sobre Adelia, la pequeña de casi un año que le roba el corazón, hija de su primogénito Rafael Eduardo.

También quiere aprovechar sus años de júbilo para disfrutar de la naturaleza. "En realidad no es mucho lo que voy a ganar tampoco, como voy a jubilar antes, pero no me importa... tengo una vida súper austera, no me hago mucho problema, disfruto mucho la naturaleza, salgo mucho a caminar, me llevo una mochila con mate y una fruta y me voy al bosque. No necesito dinero para pasarlo bien", comenta la barranquina desde la casa materna, el hogar que a pesar de los años y la distancia nunca ha podido dejar totalmente.

"Era difícil en tiempos de dictadura, tú no sabías con quién estabas al lado, había que ser muy cautelosa y reservada",

Anabella Sánchez

"Ahora pertenezco a Chile Despertó Järna, donde hemos trabajado mucho con las ollas comunes, con las tomas, con los presos políticos".

En sus tiempos libres, la barranquina disfruta de los espectaculares paisajes del país nórdico.
Con sus queridos estudiantes, con quienes ha aprendido un nuevo lenguaje.
Adelia, su primera nieta.
Junto a sus siete hermanos y su madre en la casa de Barrancas que los vio crecer.
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