La unión hace la fuerza
por María Teresa Larraín, periodista.
Se juntaron en Avda. Central e Isidoro Dubuornais, en la esquina del único supermercado de Isla Negra con 1.700 habitantes. Tranquilos empezaron a caminar. Como una procesión sin figuras de yeso ni cantos. Solo carteles que dicen ISLA NEGRA DENUNCIA… Padres, madres, hijos, jóvenes y abuelos como el doctor Enrique Jenkin y su esposa, la gastrónoma, Gringa, Ingrid, que en su Restaurant El Rincón del Poeta alegró la vida de los comensales, incluidos reyes y cantantes como Luis Miguel. Todo eso es parte de la vida que ellos claman poder volver a vivir. En paz. Como todo el resto de la comuna de El Quisco, de 17 mil habitantes, hoy con el triste ranking de ocupar el 5° lugar entre todas las comunas del país con más robos y asaltos. Un rating que a todos avergüenza.
¡Nos reunimos espontáneamente un grupo de vecinos incluidos varios representantes de agrupaciones y comunidades, candidatos a concejales, para decir "Basta!", indica Patricia Escobar, presidenta de la Agrupación Isla Negra Unidos, quien lidera a los convocantes.
Soportaron lo suficiente. En una semana, seis asaltos, diez robos, ataques a personas circulando, delincuentes que guardan lo robado a vista de vecinos que se cansaron de denunciarlos. Muchos años acumulando rabia o más bien, conformidad pensando que algún día la situación se revirtiera. No fue así. A ellos se sumaron vecinos de Punta de Tralca y del sector de Cantalao, donde está el Monumento a Pablo Neruda. Destino obligado de turistas que llegan desde todos los rincones del mundo para observar una de las más bellas vistas del litoral en el lugar cantado por el poeta.
Judith Serey, dirigente de comunidad Piedra del Trueno, parcela 8, de Punta de Tralca, se alegra del llamado a protestar. Indica que "no solo es Isla Negra la que reclama. Somos los de Punta de Tralca, Cantalao, Totoral. Formamos la comuna de El Quisco y nos tienen en el patio trasero. Esta zona acumulaba el máximo de visitantes todo el año. Y ahora, ¿qué? Los delincuentes los espantan".
"Hace más de veinte años demandamos un retén para el sector." Los Carabineros, en la subcomisaría de El Quisco, no dan abasto. Hacemos las denuncias, entregamos los antecedentes. Nada. Los procesos de investigación en Fiscalía se archivan, "porque son causas menores", se excusan los fiscales. Existe una indiferencia total. Y los jueces no pueden fallar si no hay investigación. Así estamos. Saben que existimos, pero no nos ven", dice Bernarda Gutiérrez, una joven cuyo sueño es ser abogado.
La falta de atención y educación desde la primera infancia es un acicate para que la delincuencia surja. Una de las grandes problemáticas de la Isla es que los jóvenes se van porque no encuentran oportunidades de desarrollo, ya sea de estudio o trabajo. Y muchos de los que se quedan están desempleados y, por falta de trabajo, caen en las drogas, alcoholismo o vagancia, afirma El Plan Comunal de Seguridad Pública El Quisco, 2019, señala que "un alto porcentaje de jóvenes entre 15 y 24 años, no estudia ni trabaja, hecho que puede constituirse como un factor de riesgo para la comisión de delitos e incivilidades". Y continua el Informe: "Las características de la población, la falta de trabajo, la particular distribución geográfica y urbana, la falta de recursos para tomar medidas de protección en las viviendas, la mala iluminación, la gran cantidad de población flotante (por el colapso que esto produce y por el tipo de visitante que llega) son factores que predisponen a ser una comunidad insegura y de gran riesgo de delincuencia."
Lo escrito el 2019, y el cúmulo de cartas dirigidas por las asociaciones vecinales a la alcaldía presidida en los últimos doce años por Natalia Carrasco no han dado fruto. Innumerables veces los dirigentes asisten al Concejo Comunal, elevan sus quejas. El Concejo las escucha. La decisión final debe tomarlo la máxima autoridad. Y no lo ha hecho.