La desconocida historia del hotel de lujo que existió donde está el colegio Fernández León
Las nuevas generaciones de la familia Neisser, expropietaria del recinto, están intentando reconstruir el pasado de su grupo familiar, donde este centro turístico inaugurado en 1916 representa un hito importante.
Hace más de 100 años el migrante alemán Hugo Neisser inauguró el primer Hotel Miramar de la Quinta Región, un centro vacacional de lujo ubicado a un costado del estero El Sauce y de la línea férrea por donde cada verano llegaban cientos de familias a disfrutar de las bondades de la zona que en aquellos tenía a la playa de Llolleo como principal atracción turística.
El elegante centro de hospedaje estaba justamente donde hoy se encuentra el colegio Fernández León, a pocos metros del puente de Llolleo. En los últimos años la familia del emprendedor Hugo Neisser se ha dedicado a escudriñar en el pasado con el propósito de rescatar fragmentos de la historia de uno de los primeros hoteles que tuvo la comuna de San Antonio.
Dura tarea
Mauricio Soto Neisser, abogado y tataranieto del fundador y dueño del Hotel Miramar, se propuso la difícil tarea de investigar el origen de su familia y del recinto turístico enclavado en Llolleo.
"Mi abuelo llegó a Chile desde Alemania en 1891, cuando tenía 20 años. Se vino con lo puesto, tal como llegaban muchos inmigrantes europeos, buscando nuevos horizontes", comienza contando.
Hugo Neisser había aprendido el oficio de encuadernador en Alemania, lo que le sirvió para insertarse en el mundo laboral en Chile. Trabajador y visionario, a los pocos años se independizó y abrió su propio taller: la Fábrica de Nueva Encuadernación Alemana de Cajas y Cartones de Hugo Neisser.
"Cuando yo era muy chico recuerdo que teníamos un baúl de recuerdos familiares, y un día, preguntándole a mi mamá, me mostró lo que tenía la caja: estaba llena de recuerdos y fotos antiguas, entre ellas las del Hotel Miramar de Llolleo", rememora Mauricio Soto.
En ese momento, su madre le contó la historia de cómo su abuelo había decidido ampliar el negocio de la encuadernación hacia la parte turística, ya que estaba especialmente entusiasmado con la idea de aprovechar comercialmente la llegada del ferrocarril a Llolleo, que traía a un alto número de familias que salían de la capital para vacacionar en la tranquilidad que ofrecía la comuna de San Antonio en aquella época, revela el tataranieto del migrante alemán.
-¿Cuándo se fundó el hotel y cómo llegaron a averiguar el año de su inauguración?
-Mi tatarabuelo decidió instalarse con el Hotel Mirar en 1916, de acuerdo con los datos que hemos encontrado con los años y especialmente con la Guía Inter-América, que era como una especie de almanaque o enciclopedia que se publicó en 1924. También encontré información en otro libro que se llamó El Progreso Alemán en Chile, donde aparece mi tatarabuelo y se mencionan el hotel y su importancia en el sector de Llolleo.
Auge de llolleo
Mauricio Soto añade otro dato relevante: "Hay que recordar que en la época y gracias al tren que llegaba a Llolleo, el balneario era top y, por lo mismo, mi tatarabuelo decidió instalar este hotel que era de lujo, aprovechando además que una importante porción de la colectividad alemana que vivía en Santiago visitaba Llolleo, especialmente porque la zona era conocida en la época porque decían que tenía propiedades especiales en su aire y que era muy sano vivir acá. Por eso era visitada por gente que tenía problemas cardíacos y adultos mayores".
-¿La familia conservó algún recuerdo del hotel?
-Como familia, es decir, mis hermanos, tíos y primos, conservamos hasta el día de hoy servicios de plata, copas y libros, porque el hotel tenía una biblioteca que data de esa época. Esos libros los guardamos como tesoros, porque en algún momento tenemos la intención de compartirlos con algún museo para rescatar esta historia, tal vez poco conocida de los orígenes de Llolleo, y dejarlos para las generaciones futuras.
-¿Hasta qué año funcionó el Hotel Miramar y qué sucedió luego con el edificio?
-El hotel funcionó hasta el fallecimiento de mi tatarabuelo, que fue en 1938, por lo que creemos que cerca del año 40 vino el proceso de traspaso de la propiedad, de liquidar los bienes. Muchos de ellos quedaron en la familia, tal como te contaba. Y si bien el hotel cerró en ese momento, luego siguió acogiendo a otros proyectos.
La indagación desarrollada por Mauricio Soto Neisser le permitió descubrir otros detalles importantes. "Tenemos constancia familiar, según lo que he investigado, que en 1950 el sacerdote y párroco de San Antonio, Julio Navarro, crea una escuela parroquial que comienza a funcionar en el edificio del Hotel Miramar de Llolleo, y que pocos años después se transformó en la Escuela Particular Nº4 Fernández León, que dio origen al colegio que actualmente lleva el mismo nombre y que funciona en el mismo lugar".
Reseña de la época
En 1924, la Guía Inter-América (Chile) publicaba en sus páginas que "las hermosas playas de Llolleo, consideradas como uno de los mejores balnearios de la costa central de Chile, cuentan con un establecimiento de hospedaje de primer orden, cómodo y moderno: el Hotel Miramar, de propiedad del señor Hugo Neisser, prestigioso comerciante alemán que ha dedicado laudables esfuerzos y fuertes capitales al mejoramiento de la industria hotelera en Chile".
El libro describía que "el Hotel Miramar ocupa un amplio y atrayente edificio, de construcción especial para su objeto, y ubicado en condiciones verdaderamente privilegiadas, a dos cuadras de la Estación de Ferrocarriles y a tres cuadras de la playa. El Hotel Miramar fue establecido en Llolleo en 1916 y desde entonces a hoy ha venido constituyendo un importante centro de atracción para el turismo y la población veraniega. Cuenta con 60 grandes habitaciones y un lujoso comedor. Tiene además dos bonitas terrazas con vista al mar, que es el sitio preferido para las reuniones sociales del balneario".
"Hay que recordar que en la época y gracias al tren que llegaba a Llolleo, el balneario era top y, por lo mismo, mi tatarabuelo decidió instalar este hotel que era de lujo",
"Como familia (...) hasta el día de hoy conservamos servicios de plata, copas y libros, porque el hotel tenía una biblioteca que data de esa época".
"El hotel funcionó hasta el fallecimiento de mi tatarabuelo, que fue en 1938, por lo que creemos que cerca del año 40 vino el proceso de traspaso, de liquidar los bienes",
Mauricio Soto Neisser