La contadora que dio un vuelco a su vida y se la jugó por un salón de belleza
La sanantonina María José Jiménez estuvo viviendo en Santiago y en la casa de una hermana en Miami, y en 2018 volvió a su natal comuna puerto, donde habilitó un emprendimiento en su propio hogar.
María José Jiménez Torres (40) confiesa que estaba cansada y estresada con la agitada vida que llevaba en la capital. Por eso, hace tiempo que venía pensando en dar un vuelvo y comenzar a trabajar en algo que realmente la apasionara.
Estudió Contabilidad Técnica, pero los últimos tres años los ha dedicado al mundo de la estética y se convirtió en su propia jefa, algo que venía anhelando hace bastante tiempo.
"Siempre me ha gustado mucho el tema de la estética, del cuidado del pelo, las uñas y otras cosas, pero no había pensado en dedicarme a esta área, ya que trabajaba como contadora. Atreverme a hacer otra cosa surgió un poco de la nada", cuenta esta nacida y criada en San Antonio.
Nueva vida
María José tiene dos hijas y está separada hace más de 10 años. Previo a su divorcio, ella y su familia se habían trasladado a vivir a Santiago buscando nuevas oportunidades laborales.
Pero en la capital las cosas no resultaron como ella esperaba. Y pese a la separación de su marido, decidió seguir en la Región Metropolitana junto a sus hijas, hoy de 16 y 22 años.
"Cuando nos fuimos a vivir a Santiago, las niñas eran muy chicas. La mayor tenía entre seis o siete años y la más chica, nueve meses. Entonces ellas, de alguna forma, siempre se criaron allá y yo en cierto momento también me acostumbré a Santiago, porque tenía mi vida hecha allá", relata María José.
-¿En qué trabajó en Santiago?
-Trabajé durante ocho años en un banco ejerciendo mi profesión de contadora. Era algo muy exigente, que me estaba esclavizando y afectando demasiado. Ese fue uno de los motivos para pensar en hacer un cambio en mi vida.
-¿En qué momento decide dejar Santiago?
-Ya llevábamos 13 años viviendo allá. Sabía que mis niñas también tenían su vida hecha, pero yo ya no me sentía feliz. Estaba colapsada con el ajetreo de esa ciudad. Empecé a sentir que mi trabajo estaba haciéndome mal y, por lo mismo, ya no aguantaba y pensé en regresar a San Antonio lo antes posible.
Viajar
María José ya no daba más y finalmente tomó una importante determinación: volvería junto a sus dos hijas a San Antonio, ciudad donde además vive su madre, que era otra de las razones para regresar a la comuna puerto. Sus tres hermanos, dos hombres y una mujer, también habían emigrado y se radicaron en otras ciudades del país.
"Estaba planeando volver a San Antonio, cuando una de mis hermanas que vive hace muchos años en Miami, Estados Unidos, me hizo una proposición que cambió las cosas. Ella hizo su familia allá e incluso se nacionalizó", dice la contadora oriunda de Barrancas.
-¿Cuál fue la propuesta de su hermana?
-Siempre voy a recordar ese momento: fue en el Año Nuevo del 2015, estábamos hablando de lo colapsada que estaba y le conté que me iría de Santiago y ella me dijo que por qué no me iba a Estados Unidos a estar con ella un tiempo y así poder despejarme.
"En marzo de ese año, armamos las maletas y con mi hija más chica nos fuimos donde mi hermana. La más grande tenía 15 años y no le atrajo tanto la idea. Ella se quiso quedar acá con mi mamá y nosotras emprendimos el viajé a Estados Unidos", recuerda.
María José y su hija menor estuvieron hasta mediados de 2018 viviendo con su hermana en Miami. La experiencia la resume en una sola palabra: "inolvidable".
"Mi hija era relativamente chica cuando nos fuimos, entonces se pudo acostumbrar mucho al idioma, lo cual es una gran alternativa para los niños. Allá, como estuvimos dos años, iba al colegio y hablaban en inglés, entonces con mayor razón fue bueno", asegura.
-¿Y qué pasó allá con usted?
-Pude tener una nueva experiencia de vida y liberarme de ese colapso y agotamiento que sentía en Santiago, que fue lo que impulsó a viajar a Estados Unidos. Al principio descansé mucho y después fui buscando cosas para hacer.
En Norteamérica trabajó en una empresa de transporte, un empleo que también le ayudó a mejorar su inglés al estar diariamente en contacto con otras personas.
El futuro
En Miami comenzó a adentrarse en el mundo de la estética y la belleza. "Lo primero que hice fue un curso de depilación, que me sirvió para darme cuenta de todo lo que me gustaba esta área, aunque en ese momento no lo veía como un emprendimiento o un negocio".
Hora de volver
María José tenía una poderosa razón para volver a Chile y San Antonio: su hija mayor, quien durante ese tiempo viajó un verano a Miami, pero pese a que trataron de convencerla, no se quiso quedar por más tiempo.
"Mi hija más grande seguía viviendo con mi mamá y también yo sentía que mi mamá estaba como sola, porque mis tres hermanos no viven en San Antonio. Entonces todos me dijeron que no era malo volver y estar con ellas. Para la más chica fue complicado, pero era necesario volver", confiesa.
-¿Pensó en regresar a Estados Unidos?
-No, nunca lo vi así, a lo más iría de visita, pero cuando volví dije que era para quedarme, porque además ya les había generado muchos cambios a mis niñas y eso no era lo ideal. Así que este fue como el destino final entre tanto viaje.
Al retornar a Chile a mediados de 2018, su primera opción fue buscar empleo en su profesión de contadora, pero no encontró, a pesar de su larga experiencia laboral.
"En ese momento opté por comenzar a vender colaciones y me fue bien desde el principio, pero tuve que dejarlo porque no daba abasto con todo lo que tenía que hacer", reconoce.
Cursos
En ese instante se dio cuenta que la estética y la belleza podrían convertirse en una buena fuente de ingresos. Al curso de depilación que había realizado en Miami, sumó nuevas capacitaciones en ondulado de pestañas (lifting), manicura, pedicura e incluso tratamientos capilares.
"Al principio, cuando partí con Josita Spa, atendía solo a domicilio y podía llegar a trabajar hasta las 12 de la noche. Era complicado andar con todas las cosas de un lado para otro, así que de a poquito comencé a hacer mi propio salón de belleza en casa de Alto Mirador (calle Mario Baeza 960)", explica.
El miedo fue parte del proceso, debido a que no sabía si la idea sería bien recibida por el público, pero de todos modos se atrevió. "Mi mamá tenía miedo de que no funcionara y de que me dedicara a algo que no estaba relacionado con mi profesión de contadora. Fue como lanzarme a la piscina, pero yo no podría estar más feliz con la decisión", asegura.
Durante los primeros meses las buenas recomendaciones de sus clientas fueron fundamentales para que su nuevo emprendimiento tuviera el éxito que ella deseaba.
"Las clientas se sienten en un espacio de confianza y de relajación cuando se atienden, y eso es una gran satisfacción para mí. Con la pandemia obviamente que los ingresos han disminuido en un alto porcentaje, pero tengo fe en que esto pasará en algún momento", reflexiona con esperanza.
"Trabajé durante ocho años en un banco ejerciendo mi profesión de contadora. Era algo muy exigente, que me estaba esclavizando y afectando demasiado",
María José Jiménez
"Lo primero que hice fue un curso de depilación, que me sirvió para darme cuenta de todo lo que me gustaba esta área",
María José Jiménez
"Con la pandemia obviamente que los ingresos han disminuido en un alto porcentaje, pero tengo fe en que esto pasará en algún momento".