Los agitados y largos días de una talentosa repostera del cerro Bellavista de San Antonio
Hace cuatro años, Geral Fuentes decidió convertir su talento para "el dulce" en su sustento. Hoy divide su tiempo entre el cuidado de Vicente, su hijo con autismo, y la creación de novedosas tortas de fondant.
Desde su infancia, Geral Fuentes Valenzuela estuvo en contacto con la cocina, aunque jamás imaginó que esta se convertiría en una pieza fundamental de su vida. Mientras crecía en Placilla, cuenta que "mi abuela Corita (Cora Villarroel) me enseñó a cocinar y cuando yo quería aprender algo nuevo ella me indicaba cómo hacerlo, amaba la cocina".
Su abuelo, por su parte, sostenía a la familia con el talento de sus manos. "Mi abuelo José (Valenzuela) era el famoso tortillero que se ponía en la esquina del banco en San Antonio. Él hacía y vendía las tortillas de rescoldo, el pan de pascua y las tortillas con chicharrones, que era tan famosas en esos años", recuerda la repostera, quien ahora vive en el cerro Bellavista junto a su esposo Cristian Scorzoni y sus tres hijos: Lian (19), Vicente (15) y Alonso (6).
Negocio
Hace cuatro años, Geral comenzó a hornear cupcakes (pastelitos) para las fiestas familiares y, debido a los elogios que recibió, vio una oportunidad de negocio en esto. "Aprendí a hacerlos de manera aficionada viendo videos de YouTube. Al principio los hacía para los cumpleaños de mis hijos y como la situación económica se puso mala empecé a venderlos", comenta.
Hasta ese momento, ella y su familia vivían solo con los ingresos de su marido, pero la irregularidad de su trabajo la llevó a ponerse manos a la obra. "Mi esposo es pescador artesanal y no es un trabajo estable, hay temporadas y temporadas. Justo en esa época tuvo problemas con su bote, por lo que empezaron a bajar los ingresos y ahí empecé a realizar estos cupcakes".
Como la respuesta a su trabajo fue positiva, decidió dar un nuevo paso y se matriculó en un curso de repostería en Santiago. "Como estaba la situación complicada, nos encalillamos y vendimos algunas cosas, porque el curso era harta plata", recuerda.
Allí Geral Fuentes aprendió la técnica de fondant, una pasta que se prepara en base a azúcar que permite decorar con diversos diseños las tortas y que la ha llevado a tener una numerosa y creciente clientela en la comuna de San Antonio
-Su trabajo ha tenido muy buenas críticas, ¿cómo se siente al respecto?
-No me gusta mucho hablar de eso y en verdad no pienso mucho en eso, porque prefiero mostrar mi trabajo. Pero sí me produce una cosita en el corazón cuando me devuelven el mensaje con agradecimientos, me recomiendan o veo la confianza que tienen en mí. Me gusta eso y me da emoción, porque hay harto sacrificio detrás y es una recompensa para mí saber que hago un buen trabajo.
Trabajo intenso
Geral decidió quedarse y emprender desde casa por un importante motivo: cuidar a sus tres hijos, principalmente a Vicente, de 15 años, quien es autista. A diario, la emprendedora se las ingenia para poder cumplir con todas sus tareas.
"La repostería decorativa es más intensa que la repostería que estamos acostumbrados a ver, porque lleva mucho tiempo, es muy absorbente. Son horas de trabajo para llegar a una temática y eso significa trabajar de noche, dormir poco, perderme celebraciones y no compartir tanto con la gente que me rodea, porque con suerte hay tiempo para estar con los niños, pero uno se va adaptando".
En este proceso, su familia ha sido fundamental: "Ellos se han adecuado y hoy todos me ayudan dentro de lo que pueden", manifiesta.
Aprendizaje
Vicente es uno de sus ayudantes más comprometidos, aunque en un principio para él no fue fácil. Una de las características de las personas con condición del espectro autista es la dificultad para interpretar y comprender ciertas situaciones o eventos, sobre todo cuando son nuevos, es por esto que cuando Geral comenzó con su negocio él tardó un tiempo en acostumbrarse a la nueva rutina.
"De algún modo fue difícil cuando empecé a vender cupcakes, porque normalmente yo los hacía cuando íbamos a ir a una fiesta, entonces él (Vicente) se arreglaba, se bañaba y se perfumaba, porque esperaba que nosotros fuéramos a un cumpleaños. Costó que él aprendiera que no los hacía porque íbamos a una fiesta, sino porque estaba trabajando", recuerda.
Con casi cuatro años dedicada a la repostería, Vicente ya comprende a qué se dedica su madre, transformándose en un apoyo para ella. "Hoy en día él me ayuda, es capaz de hacer decoraciones y si ve que estoy apurada haciendo los pedidos solito me ayuda. Mi trabajo ha sido de alguna forma una terapia, porque él se adaptó, ha aprendido cosas y ha ido avanzando", reflexiona sobre la ayuda mutua que se brindan.
Largo camino
El 2008 está muy presente en la memoria de Geral. Aquel año llevó a Vicente al consultorio a un control del año y seis meses (test sicomotor), desde donde salió con una noticia que la impactó: Vicente probablemente era autista. En ese momento, comenzaron un largo recorrido.
"Entonces recién se estaba conociendo el autismo en San Antonio. Vicente tuvo que dar otros exámenes y pruebas y mientras esperábamos el diagnóstico, comenzó a asistir al centro de retos múltiples de Coanil, que recién se había creado. Yo comencé a buscar ayuda, más información del tema y viajamos a centros médicos en Santiago hasta que obtuvimos el diagnóstico", recuerda.
-¿Cómo fue enfrentar esta noticia?
-Fue muy difícil al principio, porque a él lo diagnosticaron de pequeño. El autismo es tan incierto, entonces no sabíamos qué síntomas iba a tener, cómo debíamos tratarlo. Tuvimos que aprender a conocerlo, aprender en el camino cómo educarlo de una forma distinta a la que uno está acostumbrado.
Ellos pueden
Respecto a la realidad que viven los niños con autismo y sus familias en Chile, Geral reflexiona que si bien existe apoyo hacia los niños está pendiente "la contención (a las familias), porque el profesional puede orientar, ayudar o derivar al médico, pero acá todavía falta la contención para sobrellevar esto, para aceptar que tienes un hijo con esta condición".
-Aunque se ha avanzado, ¿cree que la sociedad está adaptada para ellos?
-No, no lo está, todavía hay síntomas que se confunden con "fundimiento" o con una rabieta. Es un camino largo, falta harto todavía.
-¿Qué consejo le darías a padres que recién enfrentan este diagnóstico?
-Algo que yo aprendí, pero no altiro… es que es fundamental no quedarse con un diagnóstico. Dentro de todo lo que uno vive o lo que puede estar pasando el niño, es un niño que se puede amar, se puede educar, se le puede enseñar.
Para Geral, "en el autismo es bueno hacerse metas cortas. Uno como papá a veces hace planes a largo plazo, que mi hijo se va a casar, va a ir a la universidad o va a ser el mejor de la clase, pero con niños con la condición del espectro autista es distinto y uno a veces se frustra, se dice que uno tiene una pérdida emocional o un duelo, pero no es así".
"Uno tiene que aprender a conocer detalladamente a su hijo y ver qué cosas buenas tiene, qué puede lograr y hacerse metas cortas. Por ejemplo, enseñarle que diga la letra 'a', para los demás es algo tan simple que puede tardar un minuto; ellos pueden tardar días, pero lo van a lograr", sostiene con convicción la repostera, quien mira con agradecimiento los pasos que ha dado junto a Vicente.
"Hoy en día él me ayuda, es capaz de hacer decoraciones y si ve que estoy apurada haciendo los pedidos solito me ayuda",
Geral sobre la ayuda que recibe de su hijo con autismo.