Madre e hija unieron sus talentos para ofrecer "tortas gourmet"
Hace 40 años Marcelle Coddou comenzó a elaborar sus dulces preparaciones luego de convertirse en mamá soltera cuando estaba en plena adolescencia. Hoy retomó esta labor para generar recursos en medio de la pandemia.
Marcelle Coddou Bassaletti (57) estudió la carrera de Secretariado Ejecutivo y egresó de Derecho, pero las circunstancias de la vida le hicieron tomar otros rumbos durante su juventud.
A temprana edad se convirtió en madre soltera, por lo que tuvo que asumir responsabilidades en plena adolescencia. "Yo era de Santiago y a los 17 años fui mamá. Tenía que generar plata porque era sola con mi bebé, así que comencé a vender tortas que hacía yo misma y con eso iba ganando dinero para todo lo que necesitábamos", cuenta Marcelle.
-¿Desde muy chica sabía hacer tortas entonces?
-No diría que tan así. Lo que pasa es que fui usando recetas familiares y para sorpresa mía, me quedaban muy bien. Eso me daba más fuerza para continuar en ese momento, hasta que me puse a estudiar y me tuve que concentrar en ello.
Maternidad
Con el paso del tiempo, Marcelle se convirtió en madre de seis hijos. Hoy la mayor tiene 40 años, y el menor, 17.
"Nunca niego que era súper chica cuando fui madre por primera vez. Además estaba sola, porque fui mamá soltera, pero me las rebuscaba, por eso hacía tortas para vender. Después las cosas cambiaron un poquito", asegura.
Luego formó su familia, tuvo algunos empleos y también fue dueña de casa, pero a lo largo de los años las tortas nunca faltaban en su hogar.
Bárbara Alegría tiene 21 años y es una de las hijas de Marcelle. La joven cuenta que "a mi mamá todos le dicen 'La Mache' y cada vez que había algo familiar ella hacía la torta o los postres, y a todos les encantaban. Todo el mundo le decía que las cosas que hacía eran muy ricas", relata.
A Santo Domingo
Hace seis años la familia Alegría Coddou se trasladó a vivir a la comuna de Santo Domingo por una cuestión de afectos. El cariño y la unión que tienen, los hizo tomar una importante decisión.
"Mi hija mayor se vino a vivir acá con su familia y nosotros veníamos constantemente a verla, sobre todo para estar más cerca de mis nietos, que son cuatro. A mí me encanta estar cerca de la familia. Poco a poco nos fuimos convenciendo de la idea de cambiarnos", detalla Coddou.
-¿Qué otras cosas gatillaron el cambio de ciudad además de la parte sentimental?
-Nos pasaba que cada vez que veníamos nos encantábamos más con este lugar, especialmente con la tranquilidad que nos daba Santo Domingo comparado con Santiago. Sabíamos que acá tendríamos una mejor calidad de vida y que además podríamos estar más juntos como familia. Y aquí estamos.
Actualmente, ella, su esposo y sus hijos menores, Bárbara y Luis Felipe, viven juntos en Santo Domingo, al igual que su hija mayor y su familia.
Este cambio de ciudad no estuvo exento de complicaciones, sobre todo para Bárbara, quien estaba en plena adolescencia al momento de la mudanza.
"Claramente me tenía que venir, porque mis papás ya habían tomado la decisión, pero me acuerdo que venía sin expectativa alguna. Pensaba que me vendría a vivir a la playa. En ese instante veía a la zona como un pueblo, y no la encontraba linda ni entretenida", recuerda Bárbara.
-¿Qué fue lo más complicado?
-Bárbara: Tenía 15 años, estaba en plena adolescencia y ya había empezado a salir a carretear. Tenía a mis amigos en Santiago y claramente no quería dejarlos. Al principio fue algo terrible, pero para mi sorpresa terminé encantándome con esta comuna.
Bárbara llegó a estudiar al Santo Domingo Country School, donde dice que cultivó grandes amistades que aún conserva.
"Ahora estoy cursando mi tercer año de Publicidad en la universidad Diego Portales en Santiago. Previo a la pandemia estudié allá y por eso podía estar más cerca de mis antiguos amigos, pero no puedo negar que Santo Domingo ahora me encanta", reconoce la estudiante universitaria.
Hacer postres
Marcelle siempre ha gozado del reconocimiento y las felicitaciones de su familia por su buena mano para la repostería, por lo que apenas arribó a la comuna parque todos la empezaron a motivar para que retomara el emprendimiento que había iniciado hace 40 años.
"Mucha gente me decía que yo tenía talento para las tortas, incluso personas que apenas me conocían. Cuando se casó mi segundo hijo, yo hice los postres, y también en un evento de una sobrina. Aquella vez todos le preguntaban en qué tienda los había comprado, sin saber que era yo la que los hacía", relata, con orgullo y satisfacción, esta aficionada a la pastelería.
-¿En algún momento pensó en estudiar repostería?
-La verdad es que no, porque al principio lo hice por necesidad, y después fue algo muy ocasional, entonces no lo veía como un trabajo para el futuro o como un negocio. Una amiga mía de Santiago daba clases de cocina y ella también siempre me decía que yo tenía aptitudes, pero nunca pensé en dedicarme a esto.
Madre e hija
En su círculo más cercano, todos le habían sugerido a Marcelle que tuviera su propio emprendimiento de tortas y postres, pero nunca se convenció del todo, principalmente por el temor al fracaso. Eso hasta que una de sus sobrinas la motivó a emprender.
"Cuando me atreví y decidí comenzar a vender mis tortas, siempre fue con la idea de darle un enfoque distinto al de la pastelería tradicional. De hecho, nunca he sido de hacer pasteles o tortas tradicionales. Todas mis recetas son de tradición familiar, como una de mi bisabuela, y las cosas más nuevas las he ido indagando en internet", explica al respecto.
-¿Cuál cree que es su sello?
-Quería apuntar más a lo gourmet en el mundo de la pastelería. Acá en Santo Domingo no había mucho dónde escoger esas cosas. Todo lo que hago es de forma casera y con un estilo más lindo y sobrio, pero rico y fino.
Para poder estar presente en las redes sociales y así llegar a más público, Bárbara se unió a su madre para ayudarla. Así, ambas se hicieron cargo de su emprendimiento llamado La Provenza.
"El estar trabajando con mi mamá en La Provenza y encargarme de todo el tema digital respecto al Instagram (@laprovenza_postreria) me ha acercado un poco más a mi carrera y me hace sentir de que de alguna forma la puedo ayudar", sostiene Bárbara.
-Y a usted Marcelle, ¿qué le parece trabajar junto a su hija?
-Es bueno que ella me ayude y que le guste. Los pedidos se hacen con dos o tres días de anticipación, porque todo lo hago yo, pero me encanta. Cada día siento que fue una buena decisión. Tratamos de que nada se pierda y, por ejemplo, a la cajita se le pone una ramita de lavanda y en la misma red social explicamos cómo hacer un té para acompañar la torta.
"Fue impresionante y estoy súper agradecida de toda la gente que ha confiado en mis pasteles, tortas y postres, porque no me conocían y aun así hicieron pedidos y ahora se han convertido en clientes frecuentes", puntualiza Marcelle Coddou.
"Yo era de Santiago y a los 17 años fui mamá. Tenía que generar plata porque era sola con mi bebé, así que comencé a vender tortas que hacía yo misma",
Marcelle Coddou
"Cuando me atreví y decidí comenzar a vender mis tortas, siempre fue con la idea de darle un enfoque distinto al de la pastelería tradicional".