Los coloridos diseños de una manicurista amante de los animales
Tras un triste periodo de incertidumbre luego de haber dejado una carrera universitaria, Natalia Pajarito se atrevió a levantar un estudio en su casa, donde hermosea las uñas de las clientas sanantoninas.
El 2019 fue decisivo para Natalia Pajarito San Martín. Ese año dejó la carrera de Nutrición que estaba cursando en Santiago y se devolvió a San Antonio con más preguntas que respuestas sobre su futuro.
"Estuve un tiempo dando vueltas, muy mal, muy triste y después se me ocurrió ir a hacer el curso de manicura a Santiago. Me atreví y me gustó mucho, y ahí mi papá me ayudó para empezar a invertir y comenzar mi emprendimiento", cuenta sobre el nacimiento de Pintosas Nails en septiembre de 2019.
-¿Por qué decidiste estudiar este oficio?
-Mi pololo me regaló una gift card (tarjeta) para hacerme las uñitas y cuando fui pude ver cómo trabaja una manicurista profesional. Me pareció muy entretenido, me encantan los trabajos minuciosos y tengo mucha motricidad fina, por lo que me gusta esto. Aunque en un principio no me atrevía a hacer el curso, porque siempre fui muy tímida y no sabía cómo iba a trabajar con público.
No más jefe
Además de trabajar como manicurista, la joven de Alto Mirador cursa segundo año de asistente de párvulos en Aiep. "Siempre me ha gustado la carrera, en cuarto medio tuvimos que apadrinar a niños de kínder en el colegio y ahí pude ver cómo trabajaba la asistente y me encantó. En el recreo uno podía ir a ver a los niños, compartir con ellos, hacíamos actividades, por ejemplo, para el Día del Niño nos disfrazamos y jugamos con ellos".
"Me gustaría ser educadora también, pero luego tendré que decidirlo", señala la joven, quien también está tentada por continuar con una vida como independiente. "Yo trabajo desde los 15 años. Vendía dulces en el colegio, fui promotora por mucho tiempo en la costa, siempre he sido muy movida y tenía ganas de tener algo mío, porque las veces que trabajé para alguien más no me gustó la experiencia. Por eso, me atrajo la idea de ser manicurista, porque así podría manejar mis propios tiempos. En un futuro me gustaría dedicarme 100% a la manicura, cuando tenga más clientas", comenta.
Faceta artística
Desde niña, Natalia tiene interés por lo artístico. "El dibujo siempre ha estado presente en mi vida. En el colegio era muy buena en Arte, mis trabajos eran los que se mostraban en las exposiciones. Siempre me ha gustado el arte en todas sus formas. También estuve mucho tiempo en la Academia de Danza Marisol Rojas, con la que hicimos presentaciones en el Centro Cultural y fuimos a bailar a un especial de Navidad de Rojo en 2018 (programa de TVN)".
Actualmente, todo ese talento lo expresa en las uñas de las sanantoninas. "Las clientas traen el diseño que quieren hacerse, pero si ellas no tienen las ideas claras yo les propongo algunas y en conjunto decidimos los colores y los diseños, es algo que hacemos entre las dos", cuenta sobre su modo de trabajo.
Animalista
Además de la motivación de ser independiente, hay un importante ser que ha generado que la joven trabaje como manicurista: su perrito "Pluto" de cuatro años y medio. "No empecé a hacer esto por el dinero, sino porque me gustaba, pero ahora lo que me motiva a crecer es mi perrito, que para mí lo es todo, es como mi hijo", expresa.
Pero Pluto no es el único animal que le preocupa. "Siempre me he considerado animalista y soy vegetariana desde hace más de un año. Me gusta ayudar a los perritos de la calle, a los gatitos, he rescatados a muchos perros de la calle", relata.
-¿Hay alguna experiencia rescatando animales que te haya marcado?
-Una vez vi a unas perras en un paradero en la carretera cuando viajaba a Santiago y me quedé pensando en ellas, por lo que le pedí a mi papá si me podía acompañar a buscarlas y aceptó. Las fuimos a buscar, las trajimos y luego las dimos en adopción y ahora viven en una parcela. Y otra vez en San Antonio escuché un cachorrito llorar en una casa abandonada y no pude quedarme tranquila hasta que salté el muro y me lo traje a la casa, pero nadie lo quiso adoptar y lamentablemente falleció de parvovirus, pero al menos no murió solo en esa casa abandonada y eso me da tranquilidad.
"Yo trabajo desde los 15 años. Vendía dulces en el colegio, fui promotora por mucho tiempo en la costa, siempre he sido muy movida y tenía ganas de tener algo mío",
Natalia Pajarito