Educadora de párvulos hace furor con sus zapatillas y chaquetas intervenidas
Sandra Aravena Duarte llegó hace tres años a San Antonio, ciudad de donde es oriundo su marido. Dejó la vida y el trabajo que llevaba en la capital para convertirse en una talentosa diseñadora.
El amor hizo que Sandra Aravena Duarte (55) se mudara de ciudad. Ella y su esposo vivieron largos años en Santiago, pero viajaban casi todos los fines de semana a la comuna puerto para visitar a la familia de su marido, un oriundo de San Antonio.
"Llegó un momento en que pensamos que lo mejor era venirnos a vivir a San Antonio, que además es más tranquilo y me gusta mucho. Pienso que fue una buena decisión y que ha sido una buena experiencia desde todo punto de vista", comenta.
El cambio
Sandra es educadora de párvulos de profesión y trabajó en su área hasta que migró a San Antonio hace casi tres años.
"Santiago cada día crece más y eso implica que se vuelve más caótica la ciudad. San Antonio sigue siendo un lugar súper tranquilo, no te topas con un taco cada dos cuadras y la única época en que podría pasar es en el verano, pero de todos modos es poco comparado con la capital. Yo ahora vivo en Llolleo y me encanta el cambio que he experimentado", confiesa.
-¿Fue difícil la decisión de venirse a San Antonio después de pasar gran parte de su vida en Santiago?
-Hay que poner ciertas cosas en la balanza. Por ejemplo, la calidad de vida que conlleva este cambio. Eso es impagable, porque ahora estamos en un lugar mucho más tranquilo, sin tanto estrés.
De todas formas, siente que la cercanía del puerto con la capital es otro punto a favor. "Hay cosas que San Antonio quizás no tiene, pero está súper cerca de Santiago, que tiene de todo. Es un poco más de una hora la distancia y es lo mismo que me podría demorar desde una comuna de Santiago a otra para poder conseguir alguna cosa", afirma.
-¿Entonces no siente que sea un cambio tan gigante?
-Claro que no, porque, como te decía, estamos casi al lado. Es cosa de organizarse y todo funciona de la mejor forma.
Sandra tiene dos hijas, de 24 y 30 años, quienes decidieron continuar su vida en Santiago. "Es lo lógico porque están grandes, pero afortunadamente estoy cerca por si quiero ir a verlas o por si necesitan alguna cosa", sostiene.
Enseñanza
El cambio de ciudad la obligó a dejar su trabajo como educadora de párvulos, lo que le permitió explorar otras áreas para generar ingresos.
"Esta carrera a mí me apasiona y me encantó todo el tiempo que la pude ejercer en Santiago. Todos dicen que les gusta trabajar con niños y a mí me pasa lo mismo, pero siempre intenté ir mucho más allá", explica.
-¿En qué sentido?
-Me gusta incentivar la creatividad y el ingenio en los niños a través de las actividades y ver cómo van potenciando su pensamiento crítico y creciendo de alguna forma. Ver cómo crecen y adquieren conocimientos nuevos es el mejor pago.
"Lo más lindo de esta carrera y de todo lo que me entregó es que cada niño es un universo. Ayudarlos a crecer y ver cómo cada uno adquiere conocimientos es lo mejor que me ha pasado", comenta.
-¿Ha pensado en volver a ejercer?
-De todos modos, porque sé todo lo lindo que tiene esta carrera. Ahora estoy en otro proyecto y no he buscado trabajo en la zona, pero sin duda me gustaría compatibilizar ambas cosas en algún momento.
Intervenciones
El esposo de Sandra tiene una productora de eventos de moda y belleza, la cual, en distintos periodos del año, realizaba desfiles de distintas y reconocidas marcas.
Ella, gracias a su creatividad y sus ganas de ayudar, participaba activamente en los desfiles, lo que le permitió crear otra linea de trabajo dentro de la misma productora.
"Con la pandemia todos los eventos fueron suspendidos, pero antes realizábamos varios desfiles en el año en casinos de juego y otras locaciones. Me acuerdo que así empecé a participar de todo esto", asevera la educadora de párvulos.
-¿Cuál era su rol?
-Lo que pasa es que además de las colecciones de las grandes marcas, también teníamos desfiles de colecciones propias y ahí yo realizaba las intervenciones a los trajes gracias a mi creatividad. Así me convertí en la productora de moda del Grupo Pasarela.
-¿Siente que esta actividad tiene que ver con su profesión?
-Yo siempre he pensado que sí. Las educadoras de párvulos hacemos muchas cosas con las manualidades, es como un don que traemos. Eso me permitió explotar esta otra faceta.
Intentarlo
Su experiencia como productora de moda fue clave a la hora de elegir un emprendimiento en medio de la emergencia sanitaria por el coronavirus.
"Conocía la técnica del decoupage textil, que permite intervenir zapatillas y otras prendas de vestir utilizando servilletas. Con esto de la pandemia, decidí hacer algunos cursos online y fui adquiriendo más técnicas que me ayudaron a mejorar", explica.
Lo anterior lo complementa con accesorios y también con intervenciones que pinta con sus propias manos.
Así creó Taller Pasarela, un emprendimiento que ofrece zapatillas y chaquetas intervenidas con diseños exclusivos que son fruto de su talento e ingenio.
"Cada pieza se demora entre cinco días y una semana entera en estar lista. La particularidad es que son únicas y exclusivas. Hay veces que puedo hacer dos piezas con el mismo diseño de servilleta, pero nunca quedarán idénticos", asegura.
Los primeros productos los empezó a comercializar en noviembre pasado a través de Facebook e Instagram (Taller Pasarela). Inmediatamente se dio cuenta que sus creaciones atraían el interés del público.
"Lo que más nos gusta es que también se puede generar una instancia de reciclaje entre los clientes. Por ejemplo, a veces los clientes le quieren dar una nueva vida a las zapatillas o chaquetas. Previa coordinación, ellos las envían y nosotros las intervenimos", cuenta con notoria alegría.
-¿Tiene algún proyecto relacionado con el emprendimiento?
-Queremos lanzar una colección con prendas intervenidas y generar trabajo con este emprendimiento que me ha hecho tan feliz. Ahora, por la cuarentena, estoy en Paine acompañando a mis padres que son adultos mayores, pero sigo creando sin parar.
"Me gusta incentivar la creatividad y el ingenio en los niños a través de las actividades y ver cómo van potenciando su pensamiento crítico y creciendo de alguna forma",
Sandra Duarte
"Cada pieza se demora entre cinco días y una semana entera en estar lista. La particularidad es que son únicas y exclusivas",
Sandra Aravena Duarte
"Queremos lanzar una colección con prendas intervenidas y generar trabajo con este emprendimiento que me ha hecho tan feliz",
Sandra Aravena