La apasionante vida en la danza de la sanantonina Camila Gutiérrez
Un inesperado éxito en el Festival de Viña y su participación en intervenciones artísticas en pleno estallido social son algunas de las experiencias que la bailarina ha vivido en sus 15 años en el Bafona.
Desde Visviri, la comuna más al norte del país, hasta la Patagonia chilena ha recorrido Camila Gutiérrez Reyes con el Ballet Folclórico Nacional (Bafona), donde ingresó cuando tenía 18 años.
"(El Bafona) ha sido lo más genial que me ha pasado en la vida, porque yo siempre quise entrar al Bafona, siempre fue mi norte quedar acá. Entonces, entrar primero a la academia y luego tener la posibilidad de pasar al elenco y mantenerme todo este tiempo es un sueño cumplido", manifiesta la bailarina sanantonina.
La oriunda de Villa Las Dunas destaca que su participación en este reconocido ballet "ha sido súper satisfactoria en cuanto al desarrollo artístico y al personal también. Recorrer Chile y estar en contacto con la gente que no tiene el acceso a la cultura ha sido muy gratificante para mí. Por ejemplo, llegar a Visviri, donde vive muy poca gente, y que esas personas puedan ver el mismo show que la gente ve acá (zona central) todos los días es súper reconfortante".
-¿Qué otros lugares han sido emocionantes para ti?
-Hemos ido a Melinka, que es un viaje maravilloso, hemos llegado a Puerto Cisnes, a Chile Chico, a Cochrane (en el extremo sur del país). Son lugares que quizás había escuchado, pero jamás se me había pasado por la mente pegarme un viaje para conocerlos. Para mí el sur es maravilloso, llegar hasta el último lugar del país ha sido muy lindo.
-Actualmente eres segunda bailarina en el elenco, ¿cómo te sentiste al ser seleccionada para este rol?
-Hace cuatro años aproximadamente que soy la segunda bailarina y fue muy reconfortante que consideren mi trabajo. En el ballet existen tres cargos: los solistas, los primeros bailarines y los segundos. Solista es el cargo máximo que hay, los primeros bailarines están en un nivel que pueden hacer roles solos o duetos más visibles en escenas. Pero eso se notaba más antes que ahora, actualmente entre primeros y segundos no hay muchas diferencias.
Escenario inolvidable
En estos 15 años en el elenco del Bafona, una de las presentaciones que Camila no olvida es la obertura del Festival de Viña del Mar del 2006, donde el ballet obtuvo un gran recibimiento del público y fue premiado con antorcha de plata, de oro y doble gaviota de plata.
Sobre esa especial noche del sábado 25 de febrero, la sanantonina expresa que "Viña es el escenario que todo bailarín quiere pisar y el momento en que fuimos nosotros fue súper emocionante, porque ese año se cambió el ballet oficial del festival por un ballet argentino, entonces, nosotros éramos lo único nacional que había en cuando a ballet y la gente nos recibió con un cariño que fue muy muy impresionante".
Fue tan sorprendente la reacción del público, que la Competencia Folclórica Internacional que venía luego de la presentación del Bafona no pudo realizarse a causa de los estridentes abucheos y gritos del público exigiendo la antorcha. "Nosotros íbamos solo a hacer una obertura y la gente nos empezó a pedir de nuevo, se tuvo que detener la competencia folclórica y tuvimos que volver al escenario. Fue muy gratificante que la gente reconociera de esa forma el trabajo de músicos, bailarines y técnicos, y del folclore nacional", sostiene.
-¿Por qué es tan importante esta presentación para ti?
-En nuestro país siempre se ha visto el folclore como algo fome y no es llamativo para la tele. Por lo tanto, que se reconociera de esa forma nuestro trabajo fue súper emocionante. Yo tenía 19 años en ese tiempo y era mi primera vez ahí, me marcó mucho.
En las calles
Además de los grandes y pequeños escenarios donde se ha presentado, Camila también ha participado con su arte en las calles de la capital. Para el "estallido social" de octubre de 2019, ella, junto a otros trabajadores del Bafona, realizó intervenciones artísticas en el paseo Bulnes, plaza Baquedano y afuera del palacio de La Moneda en Santiago.
"Fue súper gratificante participar en las intervenciones que hicimos como trabajadores del Bafona para apoyar la lucha social. Participaron algunos músicos, técnicos y la mayoría de los bailarines", cuenta.
Según la sanantonina, "como individuos todos teníamos las mismas convicciones y creíamos que era necesario hacernos visibles con nuestro arte porque, más allá de que seamos empleados públicos en cuanto a temas contractuales, nuestro trabajo es para la gente y era la gente la que estaba pidiendo un reconocimiento al Gobierno; que se les valorara y se dejara de despreciar muchas cosas que están pasando en el país y que hace mucho tiempo se tienen escondidas (...). Fue reconfortante estar con todos en la misma lucha y en la misma convicción".
Pandemia
Por primera vez desde que se integró al ballet nacional, la bailarina ha estado alejada por más de un año de los escenarios. A causa de la pandemia, de las más de 70 presentaciones anuales que tenía, hoy ha pasado a hacer solo grabaciones en casa, las que son transmitidas por las redes sociales del Bafona.
Como muchas personas, ella tiene que adecuar su departamento y sus tiempos para participar en las clases diarias de ballet y, además, apoyar a su hija en las clases online. "No es fácil, sobre todo para nosotros que nos movemos todo el día, que estamos bailando, que necesitamos de una sala de ensayo y estar en contacto con el otro", comenta.
A pesar de las dificultades "técnicas", el Bafona ha continuado subiendo videos de danzas, canciones y tutoriales enseñándoles a las personas algunos bailes folclóricos. "El ballet ha estado funcionando al pie (...). Hemos intentado que la gente siga teniendo la conexión con nosotros y que vean que nos importa que sigan teniendo acceso a la cultura. Si la gente va a estar encerrada, queremos que por lo menos pueda ver algo que los alegre y los desconecte de su rutina diaria, aunque sea un ratito".
Bafosan
A los 15 años de edad ,Camila ingresó al Ballet Folclórico San Antonio (Bafosan), el lugar que la motivó a ser bailarina folclórica y donde cambió su perspectiva sobre este tipo de danza.
"Allí conocí otras danzas, culturas y formas. Por ejemplo, en el Bafosan descubrí que cada localidad tiene una postura y un peso distinto. Eso me maravilló y ahí tomé la decisión de que eso era lo que me gustaba. Justo en ese tiempo, porque ya no se hacen, había audiciones para la Academia Bafona y dije eso quiero", expresa.
-¿Cómo reaccionó tu familia?
-Siempre he tenido el apoyo total de mi familia, de mi papá, de mi mamá y de mi hermana en ese tiempo (María José, quien murió el 17 de junio del año pasado). Cuando les comenté, me dijeron que lo que quisiera hacer iba a estar bien y ellos me iban a apoyar, entonces, para mí no fue tan difícil como quizás ha sido para muchos. Me dieron todas las herramientas y oportunidades para desarrollarme como bailarina, y estoy donde estoy por ellos.
-¿Qué significa la danza para ti?
-La danza me ha dado todo lo que soy y tengo en mi vida. Me llena completamente, mientras bailo soy libre, soy feliz, no tengo ningún problema. La danza me conecta con la gente, con mis ancestros, me ha dado mi familia, porque gracias a la danza yo conocí a mi pareja y tengo a mi hija.
Cada vez que baila, Camila manifiesta que se siente conectada con su familia. "Sé que mi mamá siempre quiso bailar y nunca pudo. Siento que por eso ella también se ve reflejada en mí. Ahora que mi hermana no está tengo una conexión con ella muy power, más allá de que aún no puedo bailar presencialmente, cada vez que me muevo tengo una conexión muy profunda con ella. La danza para mí es todo", afirma la apasionada bailarina.
"La danza me ha dado todo lo que soy y tengo en mi vida. Me llena completamente. Mientras bailo soy libre, soy feliz, no tengo ningún problema",
Camila Gutiérrez
"Fue súper gratificante participar en las intervenciones que hicimos como trabajadores del Bafona para apoyar la lucha social. Participaron algunos músicos, técnicos y la mayoría de los bailarines".